San Maximiliano Kolbe

|

Maximiliano Kolbe vidriera

San Maximiliano Kolbe nació 1894, en la localidad polaca de Zduńska Wola, en ese entonces parte del Imperio Ruso. Bautizado con el nombre de Raimundo, fue el segundo de los cinco hijos del matrimonio formado por Julio Kolbe (de origen alemán) y María Dabrowska (de origen polaco). Julio Kolbe era un joven laico perteneciente a la Tercera Orden Franciscana, y junto con su mujer María, quien había querido hacerse monja años antes, formaron una familia muy católica, en cuyo hogar había un altarcito presidido por la Virgen de Czestochowa, patrona de Polonia.

A los trece años, el joven Raimundo ingresó al seminario de los franciscanos en Lvov (Polonia), donde adoptó el nombre de fray Maximiliano María. Desde muy joven, desarrolló una fuerte devoción a la Inmaculada Concepción, a quien veía como única posible vencedora de los males que acechaban a occidente. Tras la revolución industrial y la llegada de la modernidad, Europa vivía una época convulsa, considerada tenebrosa por muchos filósofos y santos que la vivieron. El joven fraile veía la impotencia del hombre ante esos males que avanzaban a pasos agigantados, encontrando que solamente la Virgen podría vencerlos, pues ella representaba todo lo bueno y puro, que tanto hacía falta a esa época.

Una vez estallada la Primera Guerra mundial, Maximiliano funda un movimiento llamado La Milicia de la Inmaculada, que en sus propias palabras, buscaba presentar una «visión global de la vida católica de una nueva forma». En su afán por dar a conocer su mensaje, funda la revista Caballero de la Inmaculada en el año de 1922, que comienza con una tirada de 500 ejemplares, y alcanza el millón en 1939. El ímpetu de Maximiliano por difundir el Evangelio se transmitía en una conquista espiritual de los avances tecnológicos, utilizándolos para propagar el bien, en vez de los mensajes para los que eran habitualmente utilizados. En una ocasión escribió que había que «conquistar todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones.»

En 1929, San Maximiliano funda un convento dedicado a María Inmaculada a cuarenta kilómetros de Polonia, y dos años más tarde, responde al llamado del Papa para la evangelización de Japón, partiendo al país asiático de misionero, donde funda una versión de su revista Caballero de la Inmaculada en japonés.

En el año de 1936, Maximiliano vuelve a Europa, donde se convierte en director espiritual del convento que había fundado previamente, pero rápidamente es tomado preso por la Gestapo, junto a otros sacerdotes. El día de la Inmaculada de ese año fue liberado, pero en 1941, fue nuevamente apresado y trasladado al campo de exterminio de Auschwitz, donde sufriría grandes padecimientos hasta su muerte.

El 3 de agosto de 1941, los guardias del campo pasaron por las barracas donde se encontraba Maximiliano, eligiendo prisioneros al azar para ser ejecutados. Ese día, eligieron al militar polaco Franciszek Gajowniczek, hombre de familia, a quien Maximiliano tenía en gran estima. Pensando en el dolor que su muerte causaría a su mujer y a sus hijos, Maximiliano le dijo al oficial: «Soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de ese hombre que tiene esposa e hijos». El oficial aceptó su oferta, pero no sin antes hacerlo pasar por días de hambre y encarcelamiento, donde Maximiliano continuó celebrando misa y repartiendo la Sagrada Comunión a los prisioneros. El 14 de agosto, fue ejecutado junto con otros presos utilizando una inyección de fenol. A través de ese acto heróico, Maximiliano llevó a la acción aquella máxima del Evangelio que dice: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» Juan 15,9-17.

En 1971, el Papa Paulo VI beatificó al sacerdote polaco, ceremonia a la que asistió el sargento Franciszek Gajowniczek, de entonces setenta años, a quien San Maximiliano había salvado la vida. En 1982, San Juan Pablo II canonizó a Maximiliano Kolbe junto a otros sacerdotes polacos, y tiempo después fue nombrado patrono de los Radioaficionados.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
2 comentarios en “San Maximiliano Kolbe
  1. Maximiliano Kolbe hablaba de la indiferencia de la humanidad respecto a Dios y Sus mandamientos. Indiferencia que ha ido in crescendo y se ha ido convirtiendo en una franca oposición a todo lo divino. Dios molesta, la sociedad lo expulsa de la vida familiar y social, las leyes se hacen cada vez inicuas hasta el extremo de ser legal matar al concebido un instante antes de nacer. ¿Adónde llegaremos en esta loca carrera anti Dios?

  2. no dudo de la calidad del santo que Dios lo tiene en el cielo en la gloria , dudo del cuento del h0lo,
    lo siento, pero la iglesia fué infiltrada por los mismos que instalaron el cuento del h0lo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles