Papa Francisco: ‘El hombre es señor, y no esclavo del trabajo’

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«El consumismo nos roba el tiempo libre y nos arruina las fiestas, nos hace pensar que para pasarlo bien hay que gastar un dineral» ha señalado el Papa durante la audiencia en el aula Pablo VI.

La fiesta, el trabajo y la oración son tres dimensiones que marcan el ritmo de la vida familiar, explicó Francisco en su nueva catequesis sobre la familia el 12 de agosto de 2015 en el Aula Pablo VI. En su intervención, donde volvió a improvisar en algunos momentos, el Pontífice denunció el consumismo y la «obsesión por el beneficio económico» y recordó que «el hombre es señor, y no esclavo del trabajo». «El consumismo nos roba el tiempo libre y arruina las fiestas, nos hace pensar que para pasarlo bien hay gastar un dineral», denunció el Pontífice, quien recalcó la importancia del domingo y del descanso, dentro de una nueva serie de catequesis que abordarán la vida familiar, con tres aspectos: la fiesta, el trabajo y la oración. Para Bergoglio, es urgente que «desterremos esa idea de fiesta centrada en el consumo y en el desenfreno» para recuperar su «valor sagrado», como un tiempo «en el que podemos encontrarnos con Dios y con el hermano». «Un tiempo maravilloso que podemos vivir en la familia, incluso en las dificultades», apuntó el Santo Padre. «Dios nos enseña que festejar no es conseguir evadirse o dejarse vencer por la pereza, sino volver nuestra mirada hacia el fruto de nuestro esfuerzo con gratitud y benevolencia. También nosotros podemos mirar a nuestros hijos que crecen, el hogar que hemos construido y pensar: ¡Que hermoso! Es Dios que lo ha hecho posible, que sigue creando también hoy». Liberarnos de la obsesión por el beneficio económico, que rompe los ritmos humanos de la vida y niega al hombre el tiempo para lo realmente importante, es el objetivo del mandamiento divino de cortar con las tareas cotidianas -explico el Obispo de Roma. «nos recuerda también, que el hombre, como imagen de Dios, es señor y no esclavo del trabajo. Nos pide liberarnos de la obsesión por el beneficio económico, que ataca los ritmos humanos de la vida y niega al hombre el tiempo para lo realmente importante. Desterremos esa idea de fiesta centrada en el consumo y en el desenfreno y recuperemos su valor sagrado, viéndola como un tiempo privilegiado en el que podemos encontrarnos con Dios y con el hermano. Un tiempo maravilloso que podemos vivir en la familia, incluso en las dificultades». El Sucesor en la cátedra de Pedro rogo y pidió rezar para «que el Señor nos conceda a todos vivir el tiempo de descanso, las fiestas, la celebración del domingo, con los ojos de la fe, como un precioso regalo que ilumina nuestra vida familiar». Texto completo de la catequesis del Papa en italiano traducido al español Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hoy abrimos un pequeño camino de reflexión sobre tres dimensiones que marcan, por así decir, el ritmo de la vida familiar: la fiesta, el trabajo y la oración. Comenzamos por la fiesta. Hoy hablaremos de la fiesta. Y decimos inmediatamente que la fiesta es un invento de Dios. Recordamos la conclusión de la narración de la creación, en el Libro del Génesis que hemos escuchado: «El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra que había creado» (2,2-3). Dios mismo nos enseña la importancia de dedicar un tiempo a contemplar y a gozar de lo que en el trabajo ha sido bien hecho. Hablo de trabajo, naturalmente, no sólo en el sentido del arte manual y de la profesión, sino en el sentido más amplio: cada acción con la cual nosotros los hombres y mujeres podemos colaborar a la obra creadora de Dios. Por lo tanto, la fiesta no es la pereza de quedarse en el sofá o la emoción de una tonta evasión… No, la fiesta es en primer lugar una mirada amorosa y grata sobre el trabajo bien hecho; festejamos un trabajo. También ustedes, recién casados, están festejando el trabajo de un lindo tiempo de noviazgo: ¡y esto es bello! Es el tiempo para ver a los hijos, o los nietos, que están creciendo, y pensar: ¡qué bello! Es el tiempo para mirar nuestra casa, los amigos que hospedamos, la comunidad que nos rodea, y pensar: ¡qué buena cosa! Dios ha hecho así cuando ha creado el mundo. Y continuamente hace así, porque Dios crea siempre, ¡también en este momento! Puede suceder que una fiesta llegue en circunstancias difíciles y dolorosas, y se celebra quizá “con un nudo en la garganta”. Y sin embargo, también en estos casos, pedimos a Dios la fuerza de no vaciarla completamente. Ustedes mamás y papás saben bien esto: cuántas veces, por amor a los hijos, son capaces de apartar las penas para dejar que ellos vivan bien la fiesta, ¡gusten el sentido bueno de la vida! ¡Hay tanto amor en esto! También en el ambiente de trabajo, a veces – ¡sin fallar a los deberes! – nosotros sabemos “filtrar” alguna chispa de fiesta: un cumpleaños, un matrimonio, un nuevo nacimiento, como también una despedida o una nueva llegada…, es importante. Es importante hacer fiesta. Son momentos de familiaridad en el engranaje de la máquina productiva: ¡nos hace bien! Pero el verdadero tiempo de la fiesta, suspende el trabajo profesional, y es sagrado, porque recuerda que el hombre y la mujer que han sido hechos a imagen de Dios, el cual no es esclavo del trabajo, sino Señor, por lo tanto también nosotros no debemos ser nunca esclavos del trabajo, sino “señores”. Hay un mandamiento para esto, un mandamiento que se aplica a todos, ¡ninguno es excluido! Y en cambio sabemos que hay millones de hombres y mujeres, e incluso ¡niños esclavos del trabajo! En este tiempo existen esclavos ¡Son explotados, esclavos del trabajo y esto es en contra de Dios y en contra de la dignidad de la persona humana! La obsesión por el beneficio económico y el eficientismo de la técnica amenaza los ritmos humanos de la vida, porque la vida tiene sus ritmos humanos. El tiempo del reposo, sobre todo el dominical, está destinado a nosotros para que podamos gozar de aquello que no se produce y no se consume, no se compra y no se vende. Y por el contrario vemos que la ideología de la ganancia y del consumo quiere devorar también la fiesta: y también ésta a veces se reduce a un “negocio”, un modo para ganar dinero y gastarlo. Pero ¿es para eso que trabajamos? La codicia del consumir, que comporta el desperdicio, es un virus feo que, entre otros, nos hace estar más cansados que antes. Perjudica el verdadero trabajo, consume la vida. Los ritmos desregulados de la fiesta causan víctimas, a menudo jóvenes. Finalmente, el tiempo de la fiesta es sagrado porque Dios habita en modo especial. La Eucaristía dominical lleva a la fiesta toda la gracia de Jesucristo: su presencia, su amor, su sacrificio, su hacerse comunidad, su estar con nosotros… Y es así, como cada realidad recibe su sentido pleno: el trabajo, la familia, las alegrías y los cansancios de cada día, también el sufrimiento y la muerte; todo se trasfigura por la gracia de Cristo. La familia está dotada de una competencia extraordinaria para entender, dirigir y sostener el auténtico valor del tiempo de la fiesta. Pero ¡que bellas son las fiestas en familia, son bellísimas! Y en particular del domingo. No es casualidad si las fiestas en las cuales hay lugar para toda la familia ¡son aquellas que salen mejor! La misma vida familiar, mirada con los ojos de la fe, aparece mejor de los cansancios que implican. Nos aparece como una obra de arte de sencillez, bella porque no es artificial, no fingida, sino capaz de incorporar en sí misma todos los aspectos de la vida verdadera. Nos aparece como una cosa “muy buena”, como Dios dice al final de la creación del hombre y de la mujer (cfr Gen 1, 31). Por lo tanto, la fiesta es un valioso regalo de Dios; un valioso regalo que Dios ha hecho a la familia humana: ¡no la arruinemos! Gracias.

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Comentarios
9 comentarios en “Papa Francisco: ‘El hombre es señor, y no esclavo del trabajo’
  1. QUERIDO MAESTRO:

    REZO POR TI SIEMPRE

    SIN EL BUEN COMBATE ESTO NO SE SOLUCIONA

    TU ETERNO AMIGO Y EDUCANDO

    JORGE

  2. Pues en la Biblia Qúe maldita sea la tierra por causa del pecado, con fatiga comerás de la tierra todos los días de tu vida Te producirá espinas y zarzas, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tufrentecomerás el pan hasta que vuelvas a la tierra.comerás con el sudor de tu frente todos los días de tu vida ararás la tierra. Génesis 3, 17-19.

  3. Ay María pero esa maldición fue crucificada en el Calvario y es crucificada en cada misa. ¿Usted no ha sido bautizada, no come y bebe la Carne y la Sangre del Cordero en cada misa, no recibe la absolución de sus pecados en cada confesión?

  4. La humanidad a ido perdiendo el sentido de las fiestas no por que no les gusten sino como dice el papá por el consumismo, lo hermoso de las fiestas patronales era que coincidían con la producción agrícola y artesanal de cada pueblo u o región de cada país y si había auto comercio pero la industrialización lo a ido absorbiendo y e ahí que el papá tiene razón hay que recuperar nuestras tradiciones que de un modo u otro nos acercan más y hermanan no hay que hechar en sacó roto esta buena sugerencia que es para nosotros los ricos en espiritualidad aunque pobres en economía pero unidos siempre venceremos la adversidad, luchemos por la integridad y que la humanidad encuentra su sendero hacia dios.

  5. Ay Inés, Jesucristo abrió las puertas del cielo, pero el pecado original continua. Pues nada chicos, vosotros a festejar fiestas, y dejar a los demás que están en paro el trabajo que seguro que no les importa trabajar. Porque el trabajo si que santifica al hombre. Buena estaba la humanidad si el ser humano no hubiera construido acueductos, desecado marismas, edificado carreteras, construyendo pantanos y ferrocarriles, construidos hospitales, y trabajando en esos hospitales 24 horas al día, lo mismo que las ambulancias y la policía que hace guardia en las fiestas para recoger a todos los cogorzas y llevarlosa urgencias.

  6. Que tristeza que me da que le hagan caso a un simple ser humano y no a nuestro único salvador Dios y su hijo Jesucristo porque no leen la biblia y ven con sus propios ojos que el hombre siempre se equivoca porque no le preguntan a Dios en rezo o oración si el quiere que le sigan a este hombre acaso Dios les dijo abustedes que el es el que deben seguir y es representante de Dios que no dice en la biblia que sólo Jesús es el mediador entre el padre ósea Dios y nosotros para que nos perdone los pecados

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