El sacerdote exorcista José Antonio Fortea conversa con INFOVATICANA acerca de su nuevo libro ‘Colegio de Pontífices’. ‘Colegio de Pontífices: Un ensayo acerca de la reforma del Colegio Cardenalicio y del episcopado en el siglo XXI’ es el título de la nueva obra del Padre Fortea que puede leer íntegramente en formato pdf en esta web. Se trata de un ensayo que analiza la situación del Colegio de Cardenales y que postula que a pesar de que la institución «funciona bien», todavía «puede perfeccionarse para cumplir mejor su función en la Iglesia». El conocido exorcista propone en esta obra algunas claves para llevar a cabo la reforma del Sacro Colegio que él considera necesaria. En primer lugar, el criterio de elección de cardenales, en opinión de este sacerdote, debería ser la santidad. Por otra parte, Fortea propone reducir el número de cardenales para que puedan conocerse entre sí, sobre todo a la hora de elegir después al Sumo Pontífice. También trata el tema del sacerdocio femenino, a raíz de las recientes declaraciones de Leonardo Boff, que ha asegurado que el Papa Francisco ordenará a mujeres cardenales. Fortea ha relatado a INFOVATICANA algunos de los objetivos que debería tener una posible reforma del Colegio Cardenalicio: La primera parte de su libro trata de la reforma del Colegio Cardenalicio, ¿qué cambios cree usted que habría que realizar? Con toda sinceridad, el Colegio Cardenalicio funciona bien. No sólo funciona bien, sino que lentamente fue purificado de imperfecciones que todavía permanecían, aunque atenuadas, en el siglo XIX. Sin embargo, aun congratulándome de esa situación, en mi libro explico que los teólogos deberían abrir un tiempo de reflexión acerca de esta institución para determinar con mayor precisión la especificidad de ese colegio. No es lo mismo ser cardenal en el siglo XII que en el siglo XVIII o en el XXI. Creo que tal institución todavía puede perfeccionarse más para cumplir mejor su función en la Iglesia ¿Qué criterio debería seguirse a la hora de formar el Colegio de Cardenales? En mi modesta opinión, la santidad debería ser la corona que deberían portar todos los purpurados. Son muchos los criterios que se pueden valorar para ejercer esa función que es el cardenalato. Pero la santidad pienso que debería ser el gran criterio para formar parte de ese grupo. ¿Cuál cree que debería ser el número de los que integren esta institución? Los cardenales deben conocerse entre sí perfectamente. Lo normal es que de entre ellos salga un nuevo Sumo Pontífice, por eso cuantos más cardenales haya, menos se conocerán entre sí. Y todavía menos considerando que viven repartidos por todo el mundo. Considero que cuarenta es un número muy adecuado para constituir el colegio de electores. Así fue en un principio. Pero ahora ese número llega a los ciento veinte y, además, a diferencia de los primeros siglos, ya no viven en un ámbito geográfico reducido. Por eso el número tiene una influencia muy grande en el modo en que se desarrolla un cónclave. ¿Cómo puede ayudar a la Iglesia una reforma del Sacro Colegio? Reformar el Sacro Colegio supone reformar el Papado. Reformar el Papado indudablemente supondrá reformar la Iglesia. ¿Dentro de esa reforma podrían incluirse, como ha declarado recientemente Leonardo Boff, el nombramiento de mujeres cardenales? En mi libro explico cómo el Colegio Cardenalicio de facto ejerce un cierto gobierno en la Iglesia. Y en tiempo de sede vacante lo ejerce incluso como una prerrogativa de derecho. Jesucristo determinó que el gobierno de la Iglesia fuera ejercido por hombres ordenados in sacris. La constitución esencial de la Iglesia fue determinada por Jesucristo mismo mientras estuvo sobre la tierra. Querer separar la potestad de orden de la potestad de régimen siempre ha dado resultados desastrosos en la Historia del Cristianismo. Pocas veces se ha hecho, pero siempre con resultados muy malos. ¿Pero sería del todo imposible? No sería imposible a nivel dogmático otorgar cualquier dignidad no sacerdotal a una mujer, pero se estaría desdibujando la unión de esas dos realidades que tienen que ir unidas porque así lo ha querido Jesucristo. Las dignidades jerárquicas de gobierno en la Iglesia deben ir unidas al sacramento del orden. Precisamente el cristianismo, a diferencia de otras religiones, siempre ha separado el ámbito de lo clerical del ámbito de lo laical. Ni uno debe invadir el otro campo, ni el otro debe invadir el campo del primero. El gobierno de la Iglesia no ha sido entregado a los laicos, eso es así por voluntad de Dios. Puede leer la obra completa aquí: 11 Colegio de Pontifices (1)
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Bien, que se haga limpieza y aún se puede evitar mucho mal.
Gracias por la entrevista