En USA el lobby gay inventó un KKK antihomosexual y consiguió incluir en los delitos de odio cualquier agresión a un homosexual, aunque no sea ése el origen ni la motivación del delito. Eduardo García Serrano En los referente a la ampliación y endurecimiento de los delitos de odio sustanciados en la reciente reforma del Código Penal español todo apunta a una versión española de la célebre ley norteamericana Matthew Shepard, en la que se incluyeron, entre los delitos de odio ya codificados en 1969, los crímenes motivados por el género, orientación sexual o identidad sexual, con motivo del asesinato, en 1998, del homosexual Matthew Shepard. Aquel crimen fue utilizado por los gays norteamericanos para conseguir que su hecho diferencial sexual fuese almenado por una especial protección en las leyes estadounidenses. Hicieron bandera política y social de un crimen abominable que, como se vio en el proceso y el juicio del caso no estuvo motivado ni originado por la orientación sexual de la víctima. [cite]Cualquier crítica contra la homosexualidad podrá ser penada como delito de odio[/cite] Matthew Shepard fue asesinado por la sórdida convergencia de un turbio asunto de drogas con el despecho de un exnovio que no aceptó que Matthew Shepard rompiera con él. Crimen, como todos, sin duda abominable, pero no perpetrado por la premeditada y alevosa voluntad de persecución, caza y captura del homosexual por el mero hecho de serlo, sino por la combinación explosiva de celos, pasión no correspondida y drogas. Si Matthew Shepard hubiera sido heterosexual, su asesinato no hubiera transcendido la comisaria de su distrito ni las páginas de sucesos del periódico de su ciudad. Pero era homosexual, y a partir de ahí la comunidad gay norteamerticana emprendió una exitosa campaña que consiguió la equiparación penal de las agresiones a los homosexuales, independientemente de los motivos que las generasen, con los delitos antisemitas y racistas. Así, tras aventar y promocionar una suerte de inexistente KKK antihomosexual, el Congreso USA aprobó el 22-X-2009 la ley Matthew Shepard que, días después fue ratificada por el presidente Obama. La reciente reforma del Código Penal español sigue milimétricamente los pasos de la Ley Matthew Shepard. No hace falta evidenciar la fuerza que en nuestro país tiene el lobby gay. En virtud de la codificación de un sentimiento como el odio, tan inaprensible como todos, cualquier crítica, por fundada que sea, contra la homosexualidad y el homosexualismo, podrá ser objeto y sujeto de la aplicación de las penas previstas en los delitos de odio. En definitiva, todo lo que no sea el aplauso, público y privado, y la exaltación de las bondades de la homosexualidad y de su bandera política y social: el homosexualismo, podrá ser objeto y sujeto de las penas codificadas en los llamados delitos de odio sencillamente porque la homosexualidad es uno de los dogmas fundamentales de esa nueva religión laica que conocemos como Ideología de Género, que se universalizó a partir de la Conferencia de Pekín en 1995, patrocinada por la ONU. [cite]La homosexualidad es uno de los dogmas de esa nueva religión laica que conocemos como Ideología de Género[/cite] Su objetivo, a través de una colosal operación de ingeniería social tóxica y disolvente, es cambiar la cosmovisión antropológica del mundo basada en la ley y el derecho natural y el los principios y valores del Cristianismo fomentando, fundamentalmente, el poder del lobby gay, el feminisnmo agresivo y radical, el matrimonio homosexual, el aborto como un derecho inalienable de la mujer, el control de la natalidad, la eutanasia y la eugenesia, el relativismo moral y el nihilismo social y político , además de la gibarización del papel del varón heterosexual en la familia, que se pretende destruir, y en la sociedad. El penúltimo aldabonazo en este sentido lo acaba de dar Hillary Clinton, destacada sacerdotisa
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La clarividencia crítica de Eduardo contrasta
con la ceguera del Vaticano, que representa ante
los creyentes religiosos, católicos o no,
y ante la sociedad civil, la posición de la Iglesia Católica.
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El Vaticano está favoreciendo la causa del lobby gay,
desde aquel tristemente famoso «quien soy yo para juzgar»,
hasta la bienvenida sinodal al colectivo GLTB «por sus aportaciones positivas»
a la humanidad y a la Iglesia.
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Con el respaldo intelectual de la Civiltà Cattolica,
la revista portavoz del jesuitismo,
y el acompasado cantaleteo de l’Osservatore Romano,
la utopía verde y la casa común universal
ofrecen un magnífico escenario para el gran teatro del mundo
que el Vaticano de Bergoglio está ofreciendo a la humanidad.
Grandioso espectáculo de sincretismo ético y panreligioso
regido por el principio del inclusivismo global.
Todos y todo tienen cabida en la casa común y en la iglesia hospitalaria.
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El Vicario de Jesucristo y Sucesor de Pedro
confirma por este camino la Fe de los cristianos.
Pero, ¿qué ha pasado con el Catecismo de la Iglesia Católica, Santo Padre?
Francisco quiere ser el lider religioso de la union de religiones promovida por el Nuevo Orden Mundial.
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Recibe sin ofenderse la hoz y el martillo, pide perdon por los «crimenes» de la evangelizacion y recibe en privado a transexuales mientras a la familia de Asia Bibi la deja plantada en la Plaza de San Pedro.
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Es triste decirlo, pero es la pura verdad. No querer verlo es seguir en la mentira
El comunismo (…………… en común ) es una escisión histórica del catolicismo. Pretenden o se vanaglorian de haber eliminado a Dios, cuando en realidad sus leyes las llevan insertadas en el cerebro primitivo o cerebelo. El único camino que les queda para salir victoriosos es la autodestrucción y es por ello que nos quieren arrastrar a su existencia infernalmente sucia, haciéndonos creer que ellos son libres y nosotros uno enajenados mentales. Los animales se rigen por las leyes de Dios, son absolutamente libres y felices viviendo en el paraiso, sólo les falta tener conciencia de Él. Nosotros fuimos como ellos , pero al saltarnos las Leyes de Dios, fuimos expulsados del paraiso y andamos con el conflicto del pecado original. Los neocuministas, al no reconocerlo, están condenados por los siglos de los siglos, sin posibilidad de salvación. Es por ello que sólo les mueve el odio y la venganza, preludio de dictaduras.
La Iglesia es la madre de todos y todas, también de nuestros hermanos los homosexuales. Debemos ser más abiertos y no juzgar tan a la ligera a unas personas que han sufrido históricamente persecución y sufrimiento.
Tiene guasa que Hillary Clinton, a quien su marido Bill le puso los cuernos públicamente, sea la abanderada de la política homosexual. Ella, que no tuvo la dignidad ni el coraje de defender su matrimonio y divorciarse, o separarase, para dar público escarmiento a las infidelidades presidenciales. Y no lo hizo porque su ambición política y falta de escrúpulos es tan grande que ha sido capaz de tragarse los escándalos para lograr sus objetivos políticos. Personajes como esta mujer, producen tanto asco que dan ganas de vomitar.