Me cuentan en el refectorio que D. Carlos Osoro, mi queridísimo Arzobispo, por el que rezo a diario en el memento de vivos, está llevando cajas al piso que la diócesis tiene en Manuel Becerra. ¿No le basta al humilde con la acogedora vivienda que desde hace unas semanas ocupa al lado de la Basílica de San Miguel? Parece ser, me cuenta Sor Tija mientras le hace un remiendo a la sotana del Nuncio, que se enganchó con un tee en el hoyo 14, que d. Carlos quiere tener dos casas abiertas, y va a ocupar tanto el palacio episcopal como la vivienda de Manuel Becerra, para poderse mover con absoluta libertad entre una y otra. Pero no se alarmen, mis queridos lectores. Sin duda don Carlos suma, entre sus dos viviendas, muchísimos menos metros cuadrados que «el escandaloso ático del Cardenal»… ¿O no?
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Sor Prendida, ¿en serio es usted monja? Porque con la incorporación de este blog «Infovaticana» se ha vuelto «¡Hola Vaticano!» Un poco mas y podrán quitarle el «Vaticano».
El mejor servicio que una monja puede hacer a la Iglesia es limpiarla y airearla suficientemente. Así que, ánimo Sor Prendida, y a seguir desenmascarando embustes…
¿Sor Prendida sólo se entera de cosas de la Diócesis de Madrid?
Y si alguien informase ya de los metros cuadrados que ocupa la casa de Manuel Becerra, ya se consagra como periodista religioso de primera. Da gusto que lleguen informaciones que solo aqui se pueden encontrar.
Con don Antonio María todo el mundo sabía a qué atenerse. El control era total. No había cosas ocultas.
En la planta baja del palacio arzobispal de la calle de la Pasa está en un lado la delegación de medios, en otro la redacción de Alfa y Omega, y encima en el piso principal la propia residencia del arzobispo compartiendo patios. Todo el mundo sabía con normalidad quien salía y quien entraba a ver al cardenal. Y no pocas veces se pasaban a saludar al semanario o a medios.
Había mano de hierro. Y todos lo asumíamos. Rouco no hacía ningún esfuerzo por ocultar que mandaba. Y vaya si lo hacía.
Ahora es distinto. Osoro es inseguro, desconfiado, no quiere que la gente sepa quién va a verle. Le han pillado en varios renuncios y se está echando fama de no decir la verdad, lo peor que le puede pasar a un obispo.
No nos ha extrañado que haya empezado a usar el piso de Manuel Becerra.
Es problema es que no debe extrañarle a él que la gente piense cosas raras.
Contento está el demonio con estos dimes y diretes, ¡debe estar frotándose las manos!
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene.’ Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.’
Católicos, vaticanos…
Evangelizadores, Todo lo que o sea eso…
Sor, ya se le ha acabado el temario ? Llevamos muchos días sin pellizcos .