INFOVATICANA ha traducido al español la carta abierta al Papa del que fuera banquero del Vaticano. Después de haber seguido el debate y tantas declaraciones acerca de los problemas ambientales y de desarrollo – incluyendo de eclesiásticos – ¿Me permite dirigirme a usted directamente, Santidad? Creo que es importante evitar toda ambigüedad y decir claramente que la verdadera responsabilidad de los desequilibrios socioeconómicos que han llevado a la pobreza generalizada y la crisis ambiental en toda regla se encuentra en el llamado pensamiento neo-malthusiano y similares. Tales ideas se proponen incluso hoy como ofreciendo pautas morales para hacer frente a los problemas ambientales y económicos. Pero, como sabemos, si el diagnóstico es erróneo o distorsionado entonces el pronóstico que sigue será malo también. La actual crisis económica y las perturbaciones ambientales de las últimas décadas tienen su origen en la aplicación de las teorías neo-malthusianas (propagado inicialmente en la década de 1970 a lo largo de numerosas universidades americanas). Éstas tanto inspiraron como obligaron a un colapso en las tasas de natalidad en todo el mundo occidental. ¿Cómo puede el Producto Interno Bruto (PIB) crecer en términos reales, sostenibles si la población no crece? La única forma auténtica, realista es aumentar el consumo individual. Así, con el fin de equilibrar los riesgos resultantes de la caída en el crecimiento del PIB, se adoptó el “modelo basado en el consumo” como punto de referencia. Lea el artículo completo aquí.
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Un ejemplo claro es Japón que tiene el porcentaje más alto del mundo de viejos y lleva prácticamente 25 años de recesión económica. Lo mismo pasará con China dentro de una generación debido a la política de un solo hijo y aborto forzado.
Tiene toda la razón, y Europa, en prime lugar España, va por el mismo camino, pirncipalmente porque las mujeres no quieren tener hijos.
Uno de los puntales de la teoría de Malthus, que no deja de ser más que una teoría, consiste en afirmar que el crecimiento de la población lo hace a un ritmo superior al de los recursos para alimentarla. Para desmontar tal afirmación sólo hay que considerar que todas las especies minerales, vegetales y animales se reproducen con tasas de fertilidad infinitamente superiores a la humana. Todo ello sin considerar que el ingenio humano puede incluso incrementar artificialmente esa tasas.