Hoy la Iglesia celebra a Joviniano, lector y mártir en la Galia Lugdunense, en el siglo III.
Poco se sabe de este santo debido a la escasez de las fuentes de la época. Fue mencionado por primera vez en el Martirologio Jeronimiano en el que se cuenta su cargo, su nombre y su martirio.
Una explicación de la ausencia de información podría ser que permaneció en segundo plano, ya que era el lector -oficio religioso- de San Peregrino de Auxerre. Y posiblemente esta figura, venerada como el primer obispo de esa ciudad, eclipsara a Joviniano.
En el siglo III, el Papa Sixto II envió a San Peregrino a evangelizar la zona, en la que había fuertes tradiciones paganas y donde se adoraba a Júpiter. Se entiende que San Joviniano era una especie de ayudante de Peregrino.
Tuvieron encontronazos con los gobernantes del lugar. Por ese motivo y por la nueva hostilidad que surgió en el Imperio Romano con Diocleciano en el poder, fueron ambos martirizados, siendo el martirio de Joviniano, un 5 de mayo.
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