Los yihadistas buscan reforzarse con armas nucleares

«Si todavía no han hecho nada es porque no pueden», advierten desde la Guardia Civil, al tiempo que reconocen que el terrorismo islamista es la mayor amenaza a la seguridad. Armas de naturaleza nuclear, radiológica, biológica y química. Se trata del nuevo objetivo del terrorismo islamista, que está intentando hacerse con ellas no dentro de España, sino a nivel internacional, según han alertado expertos de la Guardia Civil tras las revelaciones de los servicios de inteligencia, tal y como publica Gaceta.es. «El terrorismo islámico es el que más miedo nos da por su forma de actuación, que busca mucha repercusión e impacto psicológico», ha afirmado el segundo jefe de la Unidad Técnica de NRBQ de la Benemérita, el capitán José Antonio Torres. Reconoce además que actualmente «la hipótesis más peligrosa la constituye el terrorismo islamista». En una entrevista recogida por diferentes medios de comunicación, Torres ha valorado la posibilidad real de que los yihadistas consigan hacerse con armas de naturaleza NRBQ y advierte que hoy por hoy «hay mucho control de este tipo de agresivos», por lo que cree que la adquisición por parte de los terroristas resultaría complicada: «si todavía no han hecho nada es porque no pueden». Aunque se descartan amenazas inmediatas, los explosivos son el arma que con mayor probabilidad emplearían los terroristas en caso de atentado, según afirman desde la Guardia Civil. Le siguen en segundo y tercer lugar los tóxicos industriales y la colocación de explosivos vinculados a un radioisotópico con el objetivo de provocar una dispersión radiológica. Los explosivos se pueden adquirir con facilidad, es por ello por lo que continúan siendo el arma con más posibilidades de ser empleada, explica Torres. Los tóxicos industriales, por su parte, también son fácilmente accesibles -se pueden encontrar en el mercado más de 700.000- y su utilización produciría, más que bajas,»miedo social, que es su objetivo». Y el tercer arma con más probabilidad de ser empleada consiste en la colocación de material explosivo unido a un radioisótopo o producto radiológico, que se puede adquirir de una fuente radioactiva procedente de una máquina de radioterapia de un hospital. «La explosión esparciría el producto en partículas pequeñas que generan una radioactividad en un radio que podría alcanzar unos 500 metros cuadrados, aunque su extensión dependería de la cantidad de explosivos, del tipo de redioisótopos y de las condiciones meteorológicas», advierte. El operativo de actuación y de rescate, explica el capitán de la Benemérita, tiene mayor dificultad en caso de radioactividad. Esto es debido a que las radiaciones impedirían a los agentes permanecer mucho tiempo en la zona, ya que estos productos, además de provocar efectos a largo plazo -como cáncer o malformaciones genéticas-, pueden provocar la muerte inmediata. No obstante, cree «muy difícil que se produzca una amenaza nuclear o con materiales biológicos importantes, ya que hay mucha seguridad y es muy complicado acceder, por ejemplo, a una central nuclear y conseguir material fisible». La Guardia Civil dispone de un amplio equipo compuesto por 1.800 agentes para hacer frente a estas amenazas. Además, cada provincia dispone de unidades de respuesta básica y el Cuerpo también tiene otras nueve unidades especializadas distribuidas por todo el territorio nacional.