Las 10 cosas que no pueden faltar en una parroquia

por Redacción | 26 abril, 2015

¿Qué hace a una parroquia la mejor parroquia? Hay diez cosas fundamentales que no pueden faltar.

1.- UN BUEN PÁRROCO.

El principal punto que hace de una parroquia la mejor es el sacerdote. Si el sacerdote no es un sacerdote santo, de nada sirve la ubicación del templo, el retablo del siglo XVII ni los miles de jóvenes que asisten todos los domingos, ni siquiera las animadas y acertadas homilías. ¿Cómo trasciende la santidad del sacerdote en la vida parroquial? En cada cosa, hasta el más mínimo detalle, desde la atención con la que recibe a sus fieles, el esfuerzo que hace por ayudarles en sus necesidades, el trato que tiene con los pobres y la devoción con la que celebra la Santa Eucaristía. Todo ésto lo ven los feligreses y es el punto número uno para que una parroquia cumpla su objetivo de acercarnos a Dios. Un sacerdote alegre y dedicado atrae a la parroquia, un sacerdote constantemente irritado y con mala disposición aleja a los fieles. Si los fieles no ven reflejado el Evangelio en la vida del sacerdote, su predicación sirve de poco.

2.- DISPONIBILIDAD DE CONFESIÓN.

¡Cuántas veces no comulgamos porque no encontramos donde confesarnos! Una de las mejores características que puede tener una parroquia es Confesión durante el día entero. Sabemos que hay parroquias muy pequeñas, atendidas por un solo sacerdote, que tienen muchas necesidades y poco tiempo para la Confesión. Sin embargo, el Sacramento de la Reconciliación debería de ser prioritario, pues sin él tampoco hay Comunión, y la Fe se debilita.

3.- INFORMACIÓN A LA MANO.

Muchas veces parece que la vida de la parroquia es un misterio, nadie sabe el horario de misas, quién se encarga de los grupos, si hay recogida de alimentos o de ropa, y contactar al párroco es prácticamente imposible. Una buena oficina de información no está peleada con una hoja informativa en la entrada de la iglesia que indique por lo menos los horarios, teléfono de contacto del párroco, y cualquier información útil según las necesidades de la parroquia. Hoy en día, una página web actualizada es fundamental, ya que Internet es la primera herramienta que usa la gente para buscar información, antes incluso que llamar por teléfono.

4.- RELACIÓN PARROQUIA-COMUNIDAD.

Muy constantemente se considera que involucrar a los fieles en una parroquia es delegarles ministerios litúrgicos (leer, acolitar, cantar o dar la Comunión). Sin embargo, cuando un feligrés muestra interés por involucrarse en una parroquia, generalmente responde a un deseo de formar parte más activa de la comunidad parroquial en su conjunto. La comunidad parroquial debe de ser parte activa del barrio, pueblo o urbanización donde esté ubicada. Estar atento a las necesidades y especificaciones de dicha comunidad es tarea de todos los fieles, y la parroquia es el lugar perfecto para organizar a la gente, involucrándola no solo en grupos de formación y catequesis, sino en actividades sociales y de alivio a los más necesitados. La mejor parroquia formará parte de su comunidad como un agente activo, tanto en sus costumbres y tradiciones, como en sus necesidades.

5.- LUGAR PARA REZAR.

La parroquia es el lugar a donde acuden los fieles de la comunidad no solo para asistir a los actos litúrgicos, sino para encontrarse con Dios en la oración. Una buena parroquia debe debe de invitar a la oración, no solamente en su disposición interior, moderación de la luz y elementos decorativos, sino que todo el ambiente tiene que estar dispuesto a que la gente se pueda acercar en cualquier momento del día. Una disposición armoniosa del retablo es indispensable para crear un ambiente propicio para rezar, teniendo una imagen clara y destacada a la cual sea posible dirigirse en la oración. Cuando el templo no invita a la oración debido a una situación particular, es importante tener alguna capilla adyacente donde la gente se pueda recoger con mayor facilidad.

6.- FORMACIÓN Y GRUPOS PARA LOS FIELES.

Las parroquias suelen ofrecer formación para quienes se están preparando para recibir algún Sacramento. Sin embargo, existe mucha gente con inquietudes formativas que no siempre encuentran la manera de hacerlo, y así poder orientar mejor su vida de Fe. Crear grupos de formación para jóvenes, adultos y niños, es una tarea difícil pero indispensable para hacer que la parroquia ayude a los fieles a acercarse más a Dios y a vivir su Fe en medio del mundo. Los grupos no siempre tienen que estar divididos por edades, sino que pueden ser temáticos (de oración, Escritura, espiritualidad, doctrina social), dirigidos a una congregación más diversa. Un acercamiento intelectual no es la única manera de formar a los fieles, también está la alternativa (que no está peleada con las anteriores) de crear grupos o cofradías más estables que se reúnan en torno a un tópico, ya sea la promoción de la advocación principal de la parroquia, asistencia social, grupos de misioneros, grupos marianos, de adoración al Santísimo, etcétera.

7.- AMBIENTE.

Una parroquia avejentada ahuyentará al público joven, mientras que una parroquia ruidosa ahuyentará al público mayor. Es labor del párroco encontrar la mejor de manera de hacer que el ambiente sea agradable y armonioso para todos los grupos humanos que forman parte de esa comunidad. Algunas parroquias seccionan las misas dominicales por edades y situaciones vitales, sin embargo, otras consiguen crear una armonía que hace que tanto los más pequeños, como adolescentes y abuelos, sientan que son parte de la misma comunidad parroquial, y que son considerados en la homilía, en el carácter de la liturgia, las actividades parroquiales, etcétera.

8.- LA LITURGIA.

Sin duda existen muchas escuelas litúrgicas, de las cuales no vamos a opinar en esta ocasión. Sin embargo, es necesario recalcar la importancia y la atención que se le debe dar a este elemento fundamental del Sacramento Eucarístico y que hacen que se diferencie tanto una parroquia de otra. Cuando la liturgia es improvisada o dejada, los fieles lo notan, y evidentemente, ésto repercute en el espíritu con el cual ellos asisten al Sacramento y a largo plazo, su misma vida de Fe. Tomarse en serio la preparación de la liturgia, así como la disposición con la cual se realiza el Sacramento de la Consagración, es de las labores más difíciles debido a la frecuencia con la que un sacerdote tiene que tratar con la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Viene a mi mente el comentario de una mujer agnóstica que asistió a una misa oficiada por San Alberto Hurtado, y sin necesidad de cosas extraordinarias, la mujer se quedó asombrada con la devoción con la que San Alberto oficiaba, así como la convicción que demostraba al estar en presencia de Dios mismo ante la Eucaristía. La mujer, casi con lágrimas en los ojos, expresó a su vecino de asiento: «¡Qué ganas de creer!».

9.- LAS CUALIDADES FÍSICAS DE LA PARROQUIA.

No nos vamos a engañar, hay cosas que simplemente son materiales, pero que desde lo material, influyen en lo espiritual. Una parroquia con difícil acceso, o alejada de la comunidad a la que se propone servir, dificulta su consolidación en la comunidad. De la misma manera, hay iglesias cuyas características estéticas horrorizan a más de uno. Iniciativas de creatividad estética mal entendida pueden arruinar la disposición de una iglesia para la oración o el acompañamiento de la Liturgia Eucarística. No hace falta ser un imponente monumento histórico y artístico, la sencillez no está peleada con la belleza. La sencillez, sin embargo, tampoco es sinónimo de mala hechura, y hay que ser consciente que el templo será el lugar donde el feligrés va a encontrarse con Dios, y no con las más innovadoras corrientes artísticas de transgresión estética. La estética de la iglesia debe de reflejar la armonía de la vida cristiana, así como de favorecer el silencio interior que permite la oración.

10. DIOS.

Al final, el objetivo de una parroquia es un objetivo sobrenatural, que aunque se sirva de los medios materiales para cumplir mejor con su misión, depende de Dios y de su Gracia. Poner a Dios en el centro de la parroquia y la vida parroquial, es el elemento esencial para que ésta cumpla con su propósito, que es entregar a los hombres la Buena Nueva y así asegurar su Salvación. La conciencia y recuerdo constante de que Dios ocupa el lugar central, ayudará tanto al párroco como a sus fieles a vivir con mayor plenitud y tranquilidad su misión Evangélica.