Tenía solo 19 años cuando fue capturada por los miembros del Estado Islámico (ISIS). Con un hijo pequeño y embarazada del segundo, fue separada de su esposo y se le dijo que sería forzada a casarse con uno de los yihadistas.
Su desgarradora historia no es la única, pero sí el hecho de estar entre las pocas personas que pudo escapar del terror de ser una cautiva del ISIS. Ella pudo narrar su drama a CNA –agencia en inglés del grupo ACI- durante un encuentro en Erbil, capital del Kurdistán iraquí, con motivo de la visita de la delegación papal liderada por el Pontificio Consejo Cor Unum del 26 al 29 de marzo. Su nombre y el de la villa donde ahora vive con sus dos hijos permanecen en el anonimato por razones de seguridad. Sobre la puerta de madera de la habitación donde habla con la delegación pontificia está escrita una frase en inglés: “Dios es el Señor”. La joven madre tiene a su hijo en brazos mientras su suegra cuida del más pequeño de cuatro meses. Su cuñado está sentado a su derecha. Por momentos respira profundamente y contiene las lágrimas como si viviera nuevamente su historia. Pero accede a contarla porque quiere que todo el mundo sepa lo que ocurrió. A inicios de agosto el ISIS atacó el campo de refugiados que las Naciones Unidas tiene en Mahmur, que alberga a unos 12.000 refugiados turcos que huyeron a principios de los 90’s del conflicto entre Turquía y los separatistas kurdos. Mahmur está ubicado en las cercanías de Erbil. Este fue uno de los varios ataques que el Estado Islámico realizó en el norte de Irak durante el verano de 2014. La mujer recordó que ella fue capturada por los fundamentalistas musulmanes el 5 de agosto. “Tratamos de escapar cuando fuimos conscientes de que el ISIS estaba llegando”, relató a CNA. “Pero aquellos que no tuvieron la oportunidad de usar algún vehículo se movilizaron más lento, quedándose atrás y cayendo en manos de las fuerzas del ISIS”, indicó. Ella y su familia estaban entre las 3.100 personas capturadas por el Estado Islámico. De ellos solo unos 600 lograron escapar. La mujer relató que los que quedaron prisioneros “fueron divididos en grupos de hombres y mujeres”. “Yo fui separada de mi esposo y desde entonces no tengo noticias suyas”, señaló. Luego de tres días, los yihadistas seleccionaron a las mujeres casadas y las llevaron a casas separadas, donde permanecieron solas bajo el control de los guardias. “Después de un par de semanas de cautiverio uno de los guardias me dijo que si no me casaba con uno de los miembros del ISIS, me tendrían que separar de mi hijo”, recordó. Al oír esto, “esa misma noche me las arreglé para escapar”. Durante la noche del 28 de agosto los tres guardias que la vigilaban se quedaron dormidos y ella decidió aprovechar la oportunidad para salir de la casa. “Embarazada, caminé por cuatro horas con mi niño. Entonces fui auxiliada por una familia árabe que me llevó a un puesto de control de los peshmerga. De ahí ya fui capaz de llegar a un campo de refugiados”. Posteriormente pudo reunirse con su cuñado y su suegra, con quienes vive en la gobernación de Dohuk. Por su parte, su cuñado dijo a CNA que “siempre estaremos agradecidos a los peshmerga por ayudarnos, pero ahora no podemos confiar en nadie más. Solo confiaríamos en una fuerza internacional enviada a Irak para terminar la guerra y traer finalmente la paz”. Traducido por Eduardo Berdejo para Aciprensa
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