El Papa Francisco cargó hoy contra la tibieza, el ser cristianos a medias, y dijo que la Semana Santa es un buen momento para mirar la cruz, que nos ayuda a huir de esa tentación.
La gracia que lleva en sí la Semana Santa ayuda a los cristianos a aceptar la ayuda que Dios les dona y también el modo con que él lo ofrece, sin críticas ni objeciones. Es la enseñanza que el Papa Francisco sacó de las lecturas litúrgicas del día. En la homilía de Santa Marta, que nos ofrece Alessandro De Carolis, de Radio Vaticana.
‘Caprichos espirituales’ ante Dios, que de mil maneras nos ofrece la salvación. Sólo porque somos gente que no aceptamos ‘el estilo divino’ y nos marchitamos, nos deslizamos a las ‘murmuraciones’. Es un error que hoy cometen muchos cristianos, así como la Biblia cuenta que caerá un tiempo el pueblo hebreo salvado de la esclavitud.
El Papa parte del episodio propuesto en el libro de los Números, aquél en el que los hebreos se rebelan ante la fatiga de la fuga en el desierto, a la comida ‘ligera’ del maná, y empiezan -dice Francisco- ‘a difamar de Dios’ y muchos de ellos acaban picados y muertos por serpientes venenosas. Sólo los rezos de Moisés que intercede por ellos y levanta un bastón con una serpiente -símbolo de la cruz de la que será colgado Cristo- será para quién lo mira salvación del veneno:
‘’Tambien nosotros, entre los cristianos, cuántos, cuántos encontramos también entre nosotros, nos encontramos un poco envenenados por este descontento de la vida. Si, de verdad, Dios es bueno, pero cristianos si, pero… cristianos si, pero… que no terminan de abrir el corazón a la salvación de Dios, siempre piden condiciones. ‘Si, si, si, yo quiero ser salvado, pero por este camino’… Así el corazón se vuelve envenenado’’.
También nosotros, prosigue Francisco, ‘muchas veces decimos que detestamos el estilo divino. No aceptar el regalo de Dios con su estilo: ese es el pecado, ese es el veneno. Eso es lo que envenena el alma, te quita la alegría, no te deja caminar’. Y Jesús afirma, resuelve este pecado en el Calvario:
‘Él mismo toma sobre sí el veneno, el pecado y es elevado. Esta tibieza del alma, este ser un cristiano a medias, ‘cristiano sí, pero…’. Este entusiasmo al inicio del camino del Señor y después transformarse en descontento, sólo se cura mirando la cruz, mirando a Dios que asume nuestros pecados: mi pecado está ahí’.
Cuantos cristianos -concluye Francisco- hoy ‘mueren en el desierto de su tristeza, de sus murmuraciones, de su no querer el estilo de Dios’.
‘Miremos la serpiente, el veneno, ahí, en el cuerpo de Cristo, el veneno de todos los pecados del mundo y pidamos la gracia de aceptar los momentos difíciles. De aceptar el estilo divino de salvación, de aceptar también así este alimento ligero del cual se alimentaban los hebreos, de aceptar las cosas… De aceptar la vía por la cual el Señor me lleva hacia delante. Que esta Semana Santa, que empieza el domingo, nos ayude a salir de esta tentación de volverse ‘cristianos, sí, pero…’.
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