Así lo asegura en una entrevista mons. Guillermo Karcher, ceremoniero pontificio y amigo de Bergoglio, al tiempo que afirma que su amigo «no ha cambiado para nada en dos años»
La controversia surgida en torno a la figura del primer Papa suramericano de la historia, las resistencias de la Curia ante las reformas o el verdadero carácter de Jorge Mario Bergoglio, son algunas de las cuestiones a las que contesta mons. Guillermo Karcher en una entrevista a Vatican Insider. Este sacerdote argentino, que convivió con Bergoglio en la diócesis de Buenos Aires, cuenta también cómo fue la elección del Papa y asegura que ser Pontífice «no ha cambiado nada» a su amigo. Asegura, asimismo, que Francisco no se tomará vacaciones, entre otras razones porque la gente que vive en las periferias no puede hacerlo. A continuación, la entrevista íntegra del ceremoniero pontificio que habla sobre su relación con el Papa Francisco y los retos que éste afronta en su pontificado: Usted se encontró hace dos años, como ceremoniero, en la logia de San Pedro al lado de su ex-arzobispo, apenas elegido Papa. ¿Qué recuerda de aquella tarde? Como una hora antes de acompañar al balcón de la Basílica vaticana al nuevo Papa, es decir al Santo Padre Francisco, me tocó ser asistente del Cónclave, con otros Ceremonieros pontificios; mientras el mundo veía con alegría y curiosidad la “fumata bianca”, dentro, en la Capilla Sixtina, se abría esa puerta del “extra omnes” y aparecía, vestido de blanco, aquel que hasta ese momento había sido mi Arzobispo en Buenos Aires. La emoción y la alegría todavía son indescriptibles… La historia presentaba una página nueva. Usted fue llamado por el Papa el día después. ¿Qué puede contarnos de este encuentro? Al día siguiente, en la Capilla Sixtina, fue la Misa con los Cardenales y el nuevo Pontífice, e inmediatamente después me dirigí a Santa Marta para saludarlo y presentarme como su “sacerdote” y para ponerme a su absoluta disposición, como lo había estado hasta aquel día. Platicamos de todo un poco. Sus ojos brillaban. ¿Cuánto ha cambiado Jorge Mario Bergoglio? Verlo como Papa me impresionaba, pero su simplicidad y su humanidad, desde el primer momento, fueron desarmantes. Era la misma persona, consciente de su misión y de su nueva responsabilidad, pero estaba sereno y confiaba, sobre todo, en la Virgen desatanudos, y que desde ese momento, como Madre y Maestra, habría tenido tanto que hacer con y mediante él. Es decir, en estos dos años, creo que no ha cambiado para nada. Cada día la misma voluntad de seguir la voz del Espíritu para servir a la Iglesia y al mundo; cada día la misma sonrisa y el mismo humor porteño, que compartimos hablando el mismo “slang”, con esos términos que muchos llaman “neologismos bergoglianos”. Algunos argentinos dicen que descubrieron su sonrisa después de su elección… Cuando yo lo encontraba tanto en Roma como en Buenos Aires, siempre, durante los ya 22 años que han pasado desde que se convirtió en obispo auxiliar y yo vine a Roma para hacer el doctorado en liturgia, Bergoglio ha tenido la misma mirada serena, de hombre de paz, y también la misma sonrisa. Tal vez cuando era Arzobispo de Buenos Aires, la consciencia de estar cerca de la edad de su jubilación, además de la voluntad de hacer todavía muchas cosas con los carismas que Dios le había dado, lo volvían más meditabundo, pero esto no quiere decir que fuera menos simpático o afable… Mientras muchos sienten una fascinación ante el gran carisma del Papa, algunos fieles, sacerdotes y obispos se quedan perplejos ante su estilo, ante algunas de sus palabras. ¿Cómo explica estas perplejidades? Si de perplejidad se trata, debo decir que tal vez se debe a la dificultad para entender el estilo de un Papa de América del Sur, el primero de la historia, con propias características de espontaneidad y de libertad interior. Pero creo que, poco a poco, esta forma de afrontar la vida será vista como complemento de la forma y de la mentalidad europeas y mediterráneas. Francisco ha dicho en muchas ocasiones que estimaba el gesto con el que Benedicto renunció. ¿Él podría tomar una decisión semejante? De ser así, ¿volvería a Argentina? Creo que Papa Francisco se dará a sí mismo, como lo hace cada día, hasta que Dios quiera. Las comparaciones con el Papa emérito Benedicto o con el Santo Padre Juan Pablo II nunca le han gustado. La profunda reforma todavía no está acabada, aunque la reforma económica esté en marcha. ¿Bergoglio ha encontrado ciertas resistencias en la Curia? La reforma implica en sí misma mucha perseverancia y docilidad al Espíritu que guía a la Iglesia. Pero está en marcha. La habían propuesto los Cardenales en las Congregaciones generales antes del Cónclave, y el Papa Francisco la asumió con valentía y determinación, valiéndose del consejo de un “grupo de confianza”. Como en todos los ámbitos, también en la vida eclesial las dificultades surgen, pero nos impulsan más en la búsqueda de nuevas vías para salir al encuentro de los desafíos que presenta la humanidad. El año pasado tuvo que cancelar algunas citas… ¿Qué tal se encuentra físicamente? Francisco tiene buena salud. Es un gran trabajador y, como tal, se cansa. Tuvo que cancelar alguna cita el año pasado, por una leve indisposición o por un dolor de cabeza; esto le puede pasar a cualquiera… Por lo demás, el cansancio es propio de los que trabajan. ¿Cómo se desarrolla la jornada del Papa? Su jornada comienza muy temprano, antes del alba: a las 4.30. Siempre digo que Francisco es como los monjes o como los campesinos, que viven sus días al ritmo del sol. Después de haberse levantado, reza de 5 a 7, reza y prepara la homilía del día. A las 7 celebra Misa, luego desayuna (después del saludo que lo doy cada día a las 8.30), de las 9 a las 13 recibe en audiencia, en el Palacio, a personalidades que han pedido verlo. Después de comer descansa unos 20 o 30 minutos y, de 15.30 a las 19.30 recibe en su casa (la Domus Santa Marta), a quienes decida según su agenda privada. Después las Vísperas y el Rosario, la cena y, tras haber leído y firmado algunos documentos, comienza su reposo nocturno, hacia las 22 o 22.30. ¿Se irá un poco de vacaciones fuera del Vaticano este verano? Nunca se ha ido de vacaciones, a excepción de una vez, con un grupo de jesuitas cuando era muy joven; pero es seguro que no piensa en tomarse unos días. Más bien disminuirá un poco el ritmo de trabajo durante los meses de julio y agosto, en pleno verano romano. Claro, pero no dejará de trabajar, incluso por solidaridad con los que viven en las periferias, que siempre tienen que trabajar para mantener a la familia y que no conocen las vacaciones. ¿Irá a Argentina en 2016? En 2016 todos esperan que visite Argentina. Sobre todo porque se celebra el Bicentenario de la independencia y es un año significativo para el pueblo argentino. Esperemos que para la primavera austral (septiembre/octubre), Francisco pueda abrazar a sus compatriotas, no en el “baciamano” numeroso (200 argentinos) y entusiasta del miércoles al final de la audiencia, sino en suelo patrio.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando