La situación de Asia Bibi, la cristiana paquistaní condenada a muerte por la ley antiblasfemia, es cada vez más crítica. A la persecución que sufren los cristianos en Pakistán se une la intensificación de la actividad terrorista de los yihadistas, que no hace sino agravar el peligro que corre la vida de la mujer que hace cinco años fue encarcelada por beber de un pozo y contaminar el agua por su condición de cristiana. Este es el motivo de que este jueves se haya convocado una concentración frente a la embajada de Pakistán en Madrid para rezar por esta madre condenada a muerte y pedir su liberación a las autoridades paquistaníes. El proceso judicial de Asia Bibi aún no ha concluido, ya que la Corte Suprema paquistaní todavía no se ha pronunciado acerca del nuevo recurso presentado por la familia, después de haber rechazado la anterior apelación el pasado mes de diciembre. Esta última fase del proceso judicial podría demorarse hasta tres años, según se plantea en la legislación vigente en el país. Sin embargo, la creciente espiral de violencia que atraviesa la región es la que hace temer que se acelere la ejecución de Asia Bibi. Recientemente, el Gobierno paquistaní ha levantado la moratoria sobre la pena de muerte argumentando que es la única forma de detener y disuadir a los rebeldes y las ejecuciones se multiplican al tiempo que se exige que se aceleren los procesos pendientes como el de esta madre cristiana. En los últimos meses, la actividad terrorista se ha incrementado de una forma alarmante, y los cristianos son uno de los objetivos más frecuentes de los yihadistas. El pasado fin de semana en Lahore, la ciudad en la que vive la familia de Asia Bibi, varios terroristas detonaron chalecos explosivos en el exterior de dos templos cristianos, provocando la muerte de 17 personas y decenas de heridos. Los cristianos, por su parte, respondieron bloqueando una autopista principal y quemando vivas a dos personas que sospechaban podían haber estado implicadas en los ataques. Los cristianos en Pakistán se encuentran ferozmente perseguidos a causa de su fe y viven en una situación de peligro tanto en los templos a los que acuden a rezar como en sus casas. Pero este peligro es aún mayor en las cárceles. De hecho, Asia Bibi fue víctima de un intento de envenenamiento mientras estaba en prisión y ahora vive aislada en una celda por su propia protección. Los yihadistas también han atacado a las fuerzas armadas paquistaníes con el fin de provocar al Gobierno y generar reacciones violentas por parte del estado que justifiquen su actividad terrorista. El pasado mes de diciembre, atentaron contra la escuela de la ciudad de Peshawar a la que acudían los hijos de los militares y altos mandos del ejército. 140 personas murieron en este ataque.
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