En una ceremonia celebrada en la catedral de Barbastro a la que acudieron más de 2000 personas, entre ellas cuarenta obispos y doscientos religiosos.
El pasado domingo día 22 tuvo lugar la toma de posesión de monseñor Ángel Javier Pérez Pueyo como obispo de Barbastro. La ceremonia se celebró en la catedral de Barbastro, en una solemne eucaristía oficiada por el presidente de la Confederación Episcopal Española, Ricardo Blázquez y el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez. El nuevo obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón estuvo acompañado en su toma de posesión por más de cuarenta obispos y doscientos religiosos, entre los que se encontraban todos los presbíteros de la diócesis. En total, más de 2000 personas se congregaron en la catedral de Barbastro para acoger al nuevo obispo. Monseñor Pérez Pueyo ha sido formador en el Seminario Menor de Tarragona, director general de la “Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús”, Secretario Técnico de la Comisión Episcopal de Seminarios de la CEE y Rector del Pontificio Colegio Español en Roma. En su homilía, monseñor Pérez Pueyo ha mostrado su deseo de entregarse a la diócesis que ahora dirige: “Soy vuestro. Ya no existo, me debo a esta esposa hermosa por dentro y por fuera». Asimismo, ha pedido la ayuda de los fieles para poder llevar a cabo la misión que le ha sido encomendada: «Os quiero asociar a mi humilde pastoreo. Ejerced de testimonio de pastores, sostened mi báculo y visibilizar al buen pastor”. La representación institucional estaba formada por la presidenta del Gobierno autonómico, Luisa Fernanda Rudi, el delegado en el Gobierno, Gustavo Alcalde, el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, los alcaldes de Barbastro y Monzón, diputados, senadores, presidentes de comarcas y varios ediles. También la alcaldesa de Ejea de los Caballeros, ciudad natal del nuevo obispo, y el ex alcalde y actual secretario general del PSOE de Aragón, Javier Lambán. Éste último declaró a los medios que monseñor Pérez Pueyo es un «hombre comprometido que va a satisfacer mucho tanto a los cristianos de verdad como a quienes no siéndolo son hombres y mujeres de buena voluntad».
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