La diócesis de Osma-Soria ofrece orientaciones pastorales sobre la admisión al Bautismo de los niños a cargo de parejas homosexuales.
El Vicario General de la Diócesis de Osma-Soria, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán, ha elaborado un subsidio con algunas orientaciones jurídicas y pastorales sobre la admisión al Sacramento del Bautismo de los hijos, adoptados o biológicos, de parejas homosexuales. Las orientaciones, revisadas por el Obispo de Osma-Soria, Mons. Gerardo Melgar Viciosa, sólo quieren ser “un instrumento al servicio de los párrocos hasta el momento en el que, a nivel de Iglesia universal o de Conferencia episcopal, se promulgue una normativa con carácter general” sobre estos temas.
Reconoce el Vicario General que en los últimos tiempos “estamos asistiendo al nacimiento de un fenómeno nuevo en relación al tema del Bautismo” que plantea a la pastoral de la Iglesia interrogantes que han de ser tratados con caridad y prudencia: se trata de cómo actuar cuando parejas del mismo sexo, que han obtenido o no algún tipo de reconocimiento legal de su unión en el ámbito civil, solicitan el Sacramento del Bautismo de un hijo biológico de una de las partes de la pareja o concedido en adopción legal.
Como ha recordado la Iglesia recientemente (Sínodo de los Obispos celebrado en octubre del año pasado) en estos casos “el pequeño debe ser acogido con la misma atención, ternura y solicitud que reciben los otros niños”. De ahí que, para recordar esto y en orden a asegurar una praxis pastoral común en la Diócesis de Osma-Soria, se haya creído conveniente establecer esta normativa diocesana que, como escribe el Vicario General, no pretende “juzgar la conciencia” de las parejas homosexuales aunque su conducta moral sea “objetivamente contradictoria con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia”.
Según recuerda Rodríguez Millán, “el Catecismo de la Iglesia Católica afirma que el santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros Sacramentos […] La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el Bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo” (nn. 1213; 1250)
El texto publicado, estructurado en tres apartados, recuerda el Magisterio de la Iglesia sobre el Sacramento del Bautismo así como la normativa canónica a este respecto. Además, invita al “tacto pastoral” en el modo de acoger y tratar la petición del Bautismo por parte de las parejas del mismo sexo.
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Si es un Sacramento que salva, eso es lo que hay que tener en cuenta, y dejarse de prevenciones.
¿Alguien cree que se puede pedir el bautismo de un bebé para perjudicarlo o mofarse del Señor?
Por el bebé mismo y por la acción del Espíritu, sin otras consideraciones, yo soy partidario que se bautice.
Allá nosotros los mayores con nuestro pecados y maldades, no mezclemos a la infancia en ésto, ni metamos a Dios en nuestras limitaciones.
Tema complejo. Soy de los que piensan que el benficio del niño a recibir el Sagrado Bautismo está por encima de todo, pero también la Iglesia ha administrado siempre el bautismo a los niños confiando en la fe de padres y padrinos que le llevarán y transmitirán dicha fe con posterioridad, aunque en estos casos dudo mucho de ello… pero también en este caso se puede intentar descargar la responsabilidad de la formación de la fe en la misma Iglesia, cuando el Catecismo recuerda en el nº 1231: ‘Desde que el Bautismo de los niños vino a ser la forma habitual de celebración de este sacramento, ésta se ha convertido en un acto único que integra de manera muy abreviada las etapas previas a la iniciación cristiana. Por su naturaleza misma, el Bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal. No se trata sólo de la necesidad de una instrucción posterior al Bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona. Es el momento propio de la catequesis’
No deja de ser contradictorio que en la Iglesia del Vaticano II, que ha pretendido volver a las fuentes prístinas de la piedad y la fe de la Iglesia primitiva (de ahí todo el cambio litúrgico revolucionario), en cambio, en este punto se resista a hacerlo. ¿Alguien se imagina posible bautizar a un niño en esas circunstancias, por muy inocente que sea el niño, en la Iglesia de los primeros siglos?
Es cierto que por prudencia y caridad ahora bautizamos a los niños de no casados o de divorciados vueltos a casar, lo cual también es contrario a las enseñanzas del Evangelio. Pero todo tiene un límite, incluso las prácticas concretas de la caridad y la prudencia. La caridad no acaba jamás, pero tiene diversos cauces en su ejercicio. Hasta el castigo puede ser un medio de ejercer la caridad. Jesús no dio número ilimitado, por ejemplo, en la práctica de la corrección fraterna (Mt. 18, 21). Tampoco practicaba el diálogo indiscriminado con TODOS (no dialogaba con los demonios, lo hacía callar; tampoco se rebajó a dialogar con Herodes).
El concubinato o el adulterio, aun siendo pecados, tienen lugar dentro de un cierto orden natural. Pero la homosexualidad clama al cielo escandalosamente al ser aberrantemente contraria al más elemental orden natural. ¿No fue Jesús mismo quien dijo: «¡Ay de aquel que escandalice a uno de estos pequeñitos!»?
Por tanto postergar el bautismo del niño para más tarde en estos casos podría ser también un ejercicio de la caridad.
Pues a mí por una parte me parece bien bautizar a un niño sea hijo de quien sea, porque el niño merece el bautismo, pero por otra parte me da miedo la utilización de ciertos grupos en beneficio de sus propias reivindicaciones, como el caso de las madres lesbianas argentinas, y así
se instrumentalice y se pierda el concepto del bautismo, no sé como se podrían llevar a cabo.
Donde esta el link al documento?
Las situaciones de excepción deben ser tratadas como excepción. La responsabilidad de comunicar la Fe tiene que ver con las palabras pero sobretodo con los hechos. Las uniones homosexuales entran en plena contradicción con la Ley natural, instaurada por Dios en la conciencia del hombre (quién no ha tenido atracción por la mujer de un vecino y se ha negado a seducirla) y por lo tanto con la Ley divino-positiva.
Aquellos, en ese estado de cosas, pueden optar el Bautismo a la antigua usanza, con la mayoría de edad. Y en caso de peligro grave, los mismos que han asumido su educación podrían proceder según la ley canónica.
La cuestión es la cantidad de pegas que se ponen a padrinos no confirmados (lo cual entra dentro de la libérrima disposición pastoral de las diócesis) y la nula pega puesta a los bautizos de hijos de parejas de conductas claramente contrarias a la moral católica. El debate no es si poner pegas a los niños, sino poner pegas a padres y padrinos.
De bautizarles, al menos que se exija que los padrinos sean católicos practicantes… Vale!
Parece que hayan «inventado la pólvora». La Iglesia tiene «resuelto» este problema desde hace siglos (en realidad desde el principio del cristianismo):
– si el bautizado es un adulto, se requiere su consentimiento y su adhesión a la doctrina de Jesucristo,
– si el bautizado es un niño, se requiere que haya una esperanza razonable en que va a ser educado por sus padres o tutores en la Fe Católica; de lo contrario hay que esperar a que se haga mayor y pida por sí el bautismo.
Todo ello ya está previsto en el Código de Derecho Canónico:
– Canon 851: «Se ha de PREPARAR convenientemente la celebración del bautismo … 1º el adulto que desee recibir el bautismo ha de ser … llevado por pasos sucesivos a la iniciación sacramental … 2º los padres del niño que va a ser bautizado, y asimismo quienes asumirán la función de padrinos, han de ser convenientemente ilustrados sobre el significado de este sacramento y las obligaciones que lleva consigo …»
– Canon 868: «§1. Para bautizar lícitamente a un niño se requiere: 1º que den su consentimiento los padres … 2º que haya ESPERANZA FUNDADA de que el niño va a ser educado en la religión católica; si falta por completo esta esperanza DEBE DIFERIRSE el bautismo …»
Por este motivo la situación de pecado de los padres, incluso la de pecado habitual, por si sola NO ES OBSTÁCULO para el bautismo de sus hijos. Y por tanto nunca ha habido inconveniente en bautizar al hijo de una madre soltera (que tal vez cometió un pecado ocasionalmente) ni siquiera al hijo de una prostituta (que tal vez se vea incapaz de cambiar de vida), siempre y cuando estas personas quieran para su hijo una vida mejor que la que ellas llevan y MANIFIESTEN SU VOLUNTAD de educarlos en la fe católica en su integridad.
Tampoco ha habido nunca inconveniente en el caso de que unos de los padres sea infiel, ateo o masón y el otro sea católico practicante, siempre que el cónyuge no católico dé su consentimiento para que su consorte eduque cristianamente a su hijo.
En cambio si los padres no creen en la fe católica, en todo o en parte, y en consecuencia no educarán a su hijo en dicha fe íntegramente, DEBE DIFERIRSE el bautismo hasta que el hijo lo pida por sí mismo.
El motivo por el que la Iglesia rechaza bautizar a un niño que no va a ser educado en la fe es la previsión de que ese niño pierda la fe al llegar al uso de razón. El bautismo NO SOLO implica BIENES espirituales para el que lo recibe sino al mismo tiempo GRAVES RESPONSABILIDADES. Por eso la Iglesia tradicionalmente ha recomendado diferir el bautismo de los hijos de infieles, aunque sus padres lo soliciten, y ha recomendado siempre esperar a que esos hijos alcancen el uso de razón y lo pidan por sí mismos y puedan ser educados en la fe.
Por otra parte, si los padres rechazan la fe en todo o en parte, lo lógico es que no quieran bautizar a su hijo. Si a pesar de todo quieren bautizarlo, es razonable sospechar una INSTRUMENTALIZACIÓN del sacramento, a lo que la Iglesia debe negarse.
(continuación …)
El «problema» que plantean en la actualidad los niños tutelados por parejas homosexuales, a veces padres adoptivos ambos (según la ley civil), a veces hijos biológicos de uno y adoptivos del otro, es el siguiente:
1º En la inmensa mayoría de los casos esos «padres» solo buscan en el bautismo un reconocimiento social o institucional para su situación irregular, pero no el bien de su hijo porque no creen en el sacramento.
Esta mayoría de parejas considera su situación de convivencia homosexual moralmente aceptable y rechaza la doctrina de la Iglesia, expresada entre otros documentos en el Catecismo de la Iglesia católica, que califica los actos homosexuales de «gravemente desordenados» e incompatibles con las exigencias de Jesucristo. Estos padres no solo consideran «normal» la homosexualidad y sino que además rechazan toda la doctrina católica sobre la sexualidad en general (relaciones prematrimoniales, adulterio, divorcio, fornicación, masturbación, etc.). En consecuencia no educarán a su hijo como cristiano. Por lo tanto sería una necedad acceder a la pantomima de ese bautismo.
2º Caso diferente sería el de un padre viudo o divorciado, que tuviera un hijo bajo su custodia, y luego hubiera formado una pareja homosexual. Si ese padre tuviera fe, pero se viera incapaz y sin fuerza de voluntad suficiente para cambiar de vida, pero a pesar de todo quisiera una vida mejor para su hijo y aceptara educarlo íntegramente en la fe católica, tal vez podría accederse en este caso al bautismo del hijo. Y aun así subsiste la dificultad, cuya importancia habría que valorar en cada caso, de que el hijo crecería viendo el «ejemplo» contrario a la moral católica de su padre conviviendo con otro hombre.
En las celebraciones bautismales de los niños el sacerdote recuerda a los padres y padrinos su compromiso de transmitir al niño, con su ejemplo, la fe y los valores cristianos, a medida que va creciendo, Es cierto que el niño no es culpable de la situación de sus padres o madres homosexuales, cuya situación no es precisamente la ideal para transmitir esos valores cristianos sobre la familia. Por tanto, lo prudente sería que el niño elegiera ser bautizado cuando tenga uso de razón.
Pero como es posible que alguien pueda pensar que un hijo de homosexuales no tenga el derecho a ser bautizado ? que locura, y gente que lee infovaticana…..por algo será me imagino.
El que niega el derecho a la vida de un niño, es un abortista, así que los que niegan el derecho a formar parte del cuerpo de Cristo a un niño son unos ABORTISTAS
Veo por parte de muchos en el foro la persistente demonización de los homosexuales, que me recuerda excesivamente al fariseísmo de la ley por encima del amor, y la doctrina por encima de la misericordia. ¿Por qué se dice que los homosexuales están en una vida en abierta contradición con la doctrina de la Iglesia y no se hacen estas mismas cuestiones con los empresarios que se enriquecen en abierta contradicción con la doctrina social de la Iglesia? ¿Nuestra moral ha de ser excluaivemente sexual? ¿Nuestra doctrina social que señala los pecados institucionales y sociales tiene menor validez? Y ya rematan los que atacan al Concilio Vaticano II como si hubiera supuesto una suerte de renuncia a la fe ¿acaso la fe tiene más que ver con alinearse contra la democracia y renunciar a la Palabra de Dios como muchos opositores del Concilio han expuesto? ¿No es la fe lo que nos hace cristianos y la manera de vivirla algo que ha cambiado para poder ser acorde con las personas que lo viven? ¿Quién puede considerarse católico aceptando unos documentos magisteriales y renunciando a otros en nombre de la fe católica que los sustenta? ¿Acaso la fe católica es un self-service del que podemos escoger si nos gustan los evangelios de expulsión de demonios y no los que muestran misericordia, o podemos escoger los documentos contra herejías donatistas pero no hacerlo con los documentos que sancionan los errores de la Iglesia y pretenden que la Iglesia tenga una participación por parte de los laicos?
Jesús nos da un testamento para ser cristianos: el amor y la unidad, y muchos se llaman cristianos atentando a la unidad desde el odio u odiando la unión desde una postura que quiere sacrificios y no misericordia. ¿Seguimos a Cristo o lo adaptamos a nuestras ideas para condenar a los cristianos que no piensan como nosotros.
Señaladme un pasaje en que Cristo condene homosexuales, que yo os señalaré todos los que habla de amor, misericordia, perdón y paz
El niño debe ser bautizado aunque quién lo tenga no sea católico . Y pregunto , ¿ es posible el matrimonio , hombre y mujer , cuanto uno de los dos no es católico ? . ¿ Se puede decir que están casados ? . Para mi , no .
Son criaturas del Señor, ¿porqué estigmatizarlas? Pueden entrar con todo el derecho en la Comunidad cristiana; ellos no tienen culpa de los equívocos mayores.
Why not?????
Los sacramentos conciernen al que los recibe básicamente y al que hace intermediario. El bautismo no lo da la iglesia que solo lo administra, Lo otorga Dios.
Antiguamente hasta las matronas bautizaban a los recién nacidos con riesgo de muerte. No preguntaban a la madre (que podía ser una pecadora o una puta si se tercia). No creo que San Juan Bautista pidiese cursillos prebautismales a los que otorgaba la gracia del bautismo.
La iglesia se está equivocando. Cada vez se va a encontrar más casos no de maricas o divorciados intentando casarse, sino de simples católicos que quieren casarse con un no creyente o bautizar a sus hijos. Intentar a estas alturas ponerse estrictos, cuando tenían que haberlo hecho hace años y no ahora cuando ya queda poco remedio ante una sociedad mayoritarimante secularizada solo va a conseguir devolver el cristianismo a las catacumbas. El catolicismo prosperó porque supo conjugar el mensaje evangélico con las vicisitudes terrenales de cada momento. Sacralizó fiestas paganas, integró costumbre ancestrales adaptándolas a la liturgia o el mensaje divino etc… etc…
La iglesia debe reevangelizar el mundo moderno desde la generosidad y el perdón. No convirtiéndose en un club cada vez más exclusivo donde solo puedan participar lo iniciados. Debe trazar unas lineas rojas muy claras, en torno a temas sangrantes como el aborto o el sacerdocio femenino. Pero debe ser comprensiva y tolerante en otras…. si no se perdona, si no se intenta comprender los pecados o debilidades ajenas, va a ser muy difícil que nadie aprenda eso mismo de tí.
No se me va a hacer caso. Cada vez habrá menos bautismos, cada vez menos matrimonios religiosos. Y al final los católicos terminaran por ser vistos como una secta extraña al margen de la sociedad. Sé que eso llenaría de gozo a muchos, a uno y otro lado.
Sí, soy partidario de bautizar a todo el mundo, incluso a los moros. Los niños no son responsables de los actos de sus padres, se merecen entrar en el paraíso como todos. Por lo demás, Dios proveerá. Desconfían de la gracia que otorga Dios al bautizado a través del sacramento. En el fondo hay gente que no tiene fe realmente en los sacramentos, ni cree en ellos.