Francisco canonizó anoche en Sri Lanka a José Vaz, sacerdote indio del Oratorio de San Felipe Neri en una ceremonia en la que participaron miles de personas.
La extraordinaria profecía de Isaías: «Los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios» (Is 52,10), tiene un significado especial al celebrar la canonización de un gran misionero del Evangelio, san José Vaz, dijo Francisco en el parque Galle Face Green de Sri Lanka, hablando del sacerdote del Oratorio de San Felipe Neri, nacido en la zona de Goa, India, de padres portugueses. “Él nos enseña a salir a las periferias, para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes –subrayó el Papa-. Él es también un ejemplo de sufrimiento paciente a causa del Evangelio, de obediencia a los superiores, de solicitud amorosa para la Iglesia de Dios. Como nosotros, vivió en un período de transformación rápida y profunda; los católicos eran una minoría, y a menudo divididos entre sí; externamente sufrían hostilidad ocasional, incluso persecución. Sin embargo, y debido a que estaba constantemente unido al Señor crucificado en la oración, llegó a ser para todas las personas un icono viviente del amor misericordioso y reconciliador de Dios”. En una misa en la que resonaron los cantos y las intenciones en las lenguas de las etnias tamil y singalesa, el Vicario de Cristo afirmó que “san José Vaz nos da un ejemplo de celo misionero. A pesar de que llegó a Ceilán para ayudar y apoyar a la comunidad católica, en su caridad evangélica llegó a todos. Dejando atrás su hogar, su familia, la comodidad de su entorno familiar, respondió a la llamada a salir, a hablar de Cristo dondequiera que fuera. San José Vaz sabía cómo presentar la verdad y la belleza del Evangelio en un contexto multireligioso, con respeto, dedicación, perseverancia y humildad. Éste es también hoy el camino para los que siguen a Jesús. Estamos llamados a salir con el mismo celo, el mismo ardor, de san José Vaz, pero también con su sensibilidad, su respeto por los demás, su deseo de compartir con ellos esa palabra de gracia (cf. Hch 20,32), que tiene el poder de edificarles. Estamos llamados a ser discípulos misioneros”. Texto completo de la homilía del Papa Francisco: “Verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios” (Is 52, 10). Ésta es la extraordinaria profecía que hemos escuchado en la primera lectura de hoy. Isaías anuncia la predicación del Evangelio de Jesucristo a todos los confines de la tierra. Esta profecía tiene un significado especial para nosotros al celebrar la canonización de un gran misionero del Evangelio,San José Vaz. Al igual que muchos misioneros en la historia de la Iglesia, él respondió al mandato del Señor resucitado de hacer discípulos de todas las naciones (cf. Mc 16, 15). Con sus palabras, pero más aún, con el ejemplo de su vida, ha llevado al pueblo de este país a la fe que nos hace partícipes de “la herencia de los santos” (Hch 20, 32). En San José Vaz vemos un signo espléndido de la bondad y el amor de Dios para con el pueblo de Sri Lanka. Pero vemos también en él un estímulo para perseverar en el camino del Evangelio, para crecer en santidad, y para dar testimonio del mensaje evangélico de la reconciliación al que dedicó su vida. Sacerdote del Oratorio en su Goa natal, San José Vaz llegó a este país animado por el celo misionero y un gran amor por sus gentes. Debido a la persecución religiosa, vestía como un mendigo y ejercía sus funciones sacerdotales en los encuentros secretos de los fieles, a menudo por la noche. Sus desvelos dieron fuerza espiritual y moral a la atribulada población católica. Se entregó especialmente al servicio de los enfermos y cuantos sufren. Su atención a los enfermos, durante una epidemia de viruela en Kandy, fue tan apreciada por el rey que se le permitió una mayor libertad de actuación. Desde Kandy pudo llegar a otras partes de la isla. Se desgastó en el trabajo misionero y murió, extenuado, a la edad de cuarenta y nueve años, venerado por su santidad. San José Vaz sigue siendo un modelo y un maestro por muchas razones, pero me gustaría centrarme en tres. En primer lugar, fue un sacerdote ejemplar. Hoy aquí, hay muchos sacerdotes y religiosos, hombres y mujeres que, al igual que José Vaz, están consagrados al servicio de Dios y del prójimo. Los animo a encontrar en San José Vaz una guía segura. Él nos enseña a salir a las periferias, para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes. Él es también unejemplo de sufrimiento paciente a causa del Evangelio, de obediencia a los superiores, de solicitud amorosa para la Iglesia de Dios (cf. Hch 20, 28). Como nosotros, vivió en un período de transformación rápida y profunda; los católicos eran una minoría, y a menudo divididos entre sí; externamente sufrían hostilidad ocasional, incluso persecución. Sin embargo, y debido a que estaba constantemente unido al Señor crucificado en la oración, llegó a ser para todas las personas un icono viviente del amor misericordioso y reconciliador de Dios. En segundo lugar, San José Vaz nos muestra la importancia de ir más allá de las divisiones religiosas en el servicio de la paz. Su amor indiviso a Dios lo abrió al amor del prójimo; sirvió a los necesitados, quienquiera que fueran y dondequiera que estuvieran. Su ejemplo sigue siendo hoy una fuente de inspiración para la Iglesia en Sri Lanka, que sirve con agrado y generosidad a todos los miembros de la sociedad. No hace distinción de raza, credo,tribu, condición social o religión, en el servicio que ofrece a través de sus escuelas, hospitales, clínicas, y muchas otras obras de caridad. Lo único que pide a cambio es libertad para llevar a cabo su misión. La libertad religiosa es un derecho humano fundamental. Toda persona debe ser libre, individualmente o en unión con otros, para buscar la verdad, y para expresar abiertamente sus convicciones religiosas, libre de intimidaciones y coacciones externas. Como la vida de san José Vaz nos enseña, el verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos. Por último, San José Vaz nos da un ejemplo de celo misionero. A pesar de que llegó a Ceilán para ayudar y apoyar a la comunidad católica, en su caridad evangélica llegó a todos. Dejando atrás su hogar, su familia, la comodidad de su entorno familiar, respondió a la llamada a salir, a hablar de Cristo dondequiera que fuera. San José Vaz sabía cómo presentar la verdad y la belleza del Evangelio en un contexto multirreligioso, con respeto, dedicación, perseverancia y humildad. Éste es también hoy el camino para los que siguen a Jesús. Estamos llamados a salir con el mismo celo, el mismo ardor, de San José Vaz, pero también con su sensibilidad, su respeto por los demás, su deseo de compartir con ellos esa palabra de gracia (cf. Hch 20, 32), que tiene el poder de edificarlos. Estamos llamados a ser discípulos misioneros. Queridos hermanos y hermanas, pido al Señor que los cristianos de este país, siguiendo el ejemplo de San José Vaz, se mantengan firmes en la fe y contribuyan cada vez más a la paz, la justicia y la reconciliación en la sociedad de Sri Lanka. Esto es lo que el Señor quiere de ustedes. Esto es lo que San José Vaz les enseña. Esto es lo que la Iglesia necesita de ustedes. Los encomiendo a todos a la intercesión del nuevo Santo, para que, en unión con la Iglesia extendida por todo el mundo, puedan cantar un canto nuevo al Señor y proclamar su gloria a todos los confines de la tierra. Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza (cf. Sal 96, 1-4). Amén. RADIO VATICANA
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«El Papa invita a la misión a los católicos de Ceilán»
¿La misión? ¿Qué misión?. La de evangelizar no creo.
Francisco: «Espero que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas».
Quién espere de estas palabras que Francisco, el mismo que afirmó que «el proselitismo es una solemne tontería», quiera evangelizar a alguien es que no tiene la menor idea de quién es Bergoglio y para qué ha venido. Bergoglio no quiere convertir a nadie porque para él no existe la Verdad absoluta. De la entrevista de Escalfari: «- Santidad, ¿existe una única visión del Bien? Y ¿quién la establece?» «Cada uno de nosotros tiene su propia visión del Bien y también del Mal. Nosotros tenemos que animarlo a proceder hacia lo que el individuo piensa que es el Bien».
Esto es lo que hay. Lo demás es humo de Satanás, palabritas bonitas y huecas, afán de fornicar con el mundo y mucho «misericordieo» para quienes no transigen con esta falsa iglesia que están erigiendo.
Colgunter, hoy ha dicho esto: «a hablar de Cristo dondequiera que fuera», tomando como ejemplo a San Vaz.
Aunque conocemos sus planteamientos generales y otros discursos.
Venga, Colgunter, que ya sabemos que en el Palmar de Troya habéis excomulgado al Papa Francisco. Seguro que a Nuestro Señor Jesucristo también le podrás coger en sus palabras. Ya tus antecesores los fariseos lo intentaron. Razonar contigo es imposible. Es lo que os ocurre a los servidores de las tinieblas, que las luz os fastidia.