El Papa Francisco celebró la primera misa del año en la Casa de Santa Marta y la ofreció por las víctimas del terrible atentado perpetrado ayer en París.
Las primeras palabras del Papa Bergoglio al inicio de la celebración estuvieron dedicadas al ataque contra la sede del semanario satírico “Charlie Hebdo”, en el centro de la capital francesa:
“El atentado de ayer en París nos hace pensar en tanta crueldad, crueldad humana; en tanto terrorismo, ya sea el terrorismo aislado, o el terrorismo de Estado. Pero ¡la crueldad de la que el hombre es capaz! Oremos en esta Misa por las víctimas de esta crueldad. ¡Tantas! Y pidamos también por los crueles, para que el Señor cambie su corazón”.
Ya ayer el Papa había expresado su “más firme condena por el horrible atentado” que ha sembrado “la muerte, dejando consternada a la entera sociedad francesa, turbando profundamente a todas las personas amantes de la paz, mucho más allá de los límites de Francia”.
Tal como refirió el Padre Federico Lombardi, Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Papa Francisco “participa con la oración en el sufrimiento de los heridos y de las familias de los difuntos y exhorta a todos a oponerse con todos los medios a la difusión del odio y de toda forma de violencia, física y moral, que destruye la vida humana, viola la dignidad de las personas, mina radicalmente el bien fundamental de la convivencia pacífica entre las personas y los pueblos, a pesar de las diferencias de nacionalidad, de religión y de cultura. Independientemente de la motivación, la violencia homicida es abominable, jamás es justificable, la vida y la dignidad de todos deben ser garantizadas y tuteladas con decisión, mientras toda instigación al odio debe ser rechazada, a la vez que se debe cultivar el respeto por el otro”.
“El Papa – afirmó también el Padre Lombardi – expresa su cercanía, susolidaridad espiritual y su apoyo a todos aquellos que, según sus diversas responsabilidades, siguen empeñándose con constancia por la paz, la justicia y el derecho, para curar en profundidad las fuentes y las causas del odio, en este momento doloroso y dramático, en Francia y en cualquier parte del mundo marcada por tensiones y violencias”.
(María Fernanda Bernasconi – Radio Vaticana)
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«…crueldad humana; en tanto terrorismo, ya sea el terrorismo aislado, o el terrorismo de Estado.»
Este hombre, como buen jesuita, siempre aprovechando la coyuntura para poner una vela a Dios y otra al Diablo. ¿Porqué no se ciñe estrictamente a lo que ocurrió ayer y condena a los culpables de los asesinatos? ¿Tan difícil es?
Estoy pidiendo a Dios que ilumine al Papa para que se ponga a estudiar o al menos consultar con expertos que saben acerca de la verdadera naturaleza del islam, porque es obvio que la desconoce.
NO HAY CRIMEN MAS GRAVE QUE EL QUE COMETEN LOS CLERIGOS QUE ASESINAN EL ALMA DE SUS SEGUIDORES CASTRÁNDOLOS MENTALMENTE AL APARTAR LA FE DE LA RAZÓN SIGUIENDO A ISRAEL, ADUCIENDO SEGUIR A CRISTO. El compromiso de la Iglesia en el dialogo complejo con la diversidad de culturas, tradiciones y religiones del conglomerado humano, y su compromiso con la defensa de la familia tradicional abordado en el resiente Concilio, solo es fariseísmo hipócrita; ya que el dialogo de la Iglesia judeo cristiana no se sustenta en la universalidad genérica del mensaje de Cristo enmarcado en el fenómeno espiritual de la transformación humana, abordado por místicos y teóricos de todos los tiempos, a fin de lograr transformaciones buenas para sí mismos y la sociedad mediante terapias que armonizan y sanan el alma, la mente y cuerpo de sus seguidores_ al reducirlo a la ecúmene Abraham-ica, demarcada por los convencionalismos de lo que solo es sagrado para Israel expuestos en el Antiguo Testamento. Convencionalismos racistas que no tienen nada que ver con las prácticas universales del desarrollo espiritual por el que camina la humanidad hacia la trascendencia humana patente en la persona de Cristo. Trascendencia que todos los hombres podemos alcanzar si practicamos intensamente las virtudes opuestas a nuestros defectos, hasta alcanzar el perfil de humanidad perfecta cuyos rasgos Cristo elevó a Bien-aventuranza eterna
El crimen es siempre abominable y en nombre de Dios blasfemo. Ya lo dijo Benedicto XVI en Ratisbona. Pero además a mí me gustaría que en nombre de la libertad no se blasfemase de ninguna religión. Creo que en esa revista han hecho una caricatura de la Santísima Trinidad como tres gays copulando.