‘Es la coherencia cristiana, es una gracia que debemos pedir al Señor: ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir soy cristiano y vivir como pagano’. El día de San Esteban, Francisco volvió a la Plaza de san Pedro para rezar el Ángelus con ocasión de la fiesta del primer mártir de la Iglesia.
Queridos hermanos y hermanas, buenos días
Hoy la liturgia recuerda el testimonio de san Esteban, elegido por los Apóstoles, junto con otros seis, para la diaconía de la caridad – es decir para asistir a los pobres, a los huérfanos, a las viudas – en la comunidad de Jerusalén, fue el primer mártir de la Iglesia. Con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, y ofrece como don su misma vida, en el servicio a los más necesitados. Y así muestra cómo vivir en plenitud el misterio de la Navidad.
El Evangelio de esta fiesta recuerda un parte de las palabras de Jesús a sus discípulos en el momento en que los envía en misión. Dice, entre otras cosas: ‘Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará’ (Mt 10,22). Estas palabras del Señor no turban la celebración de la Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece. Nos hacen comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Para acoger verdaderamente a Jesús en nuestra existencia y prolongar la alegría de la Nochebuena, el camino es justo el que indica este Evangelio. Es decir, testimoniar a Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo a ir contracorriente y pagar en persona. Y, si no todos están llamados, como san Esteban, a derramar su propia sangre, a todo cristiano se le pide sin embargo que sea coherente, en cada circunstancia, con la fe que profesa.
Es la coherencia cristiana, es una gracia que debemos pedir al Señor: ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir soy cristiano y vivir como pagano. La coherencia es una gracia que hay que pedir hoy.
Seguir el Evangelio es ciertamente un camino exigente – pero ¡bello, bellísimo! – el que lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don prometido por el Señor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad. Como cantan los ángeles el día de Navidad: ¡paz, paz!
Esta paz donada por Dios es capaz de apaciguar la conciencia de todos los que, a través de las pruebas de la vida, saben acoger la Palabra de Dios y se comprometen en observarla con perseverancia hasta el final. (cfr Mt 10,22)
Hoy, hermanos y hermanas, oremos, en particular, por cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por su testimonio de Cristo. Quisiera decir a cada uno de ellos: si llevan esta cruz con amor, han entrado en el misterio de la Navidad, han entrado en el corazón de Cristo y de la Iglesia.
Recemos también para que, gracias al sacrificio de estos mártires de hoy – son tantos, tantísimos – se fortalezca en todo el mundo el compromiso para reconocer y segurar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de toda persona humana.
Queridos hermanos y hermanas, les deseo que pasen serenamente las fiestas navideñas. Que san Esteban, diácono y protomártir, nos sostenga en nuestro camino cotidiano, que esperamos coronar, al final, en la fiesta alegre de la asamblea de los santos en el Paraíso.
(Cecilia Avolio-Radio Vaticana)
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Y pidio rezar “para que gracias al sacrificio de estos mártires de hoy, se refuerce en cada parte del mundo el compromiso para reconocer y asegurar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de cada persona humana”.
Que así sea.
‘Ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir soy cristiano y vivir como pagano’
Que escándalo de los cristianos paganos… en mi país la diferencia entre un cristiano y un pagando es imperceptible.
Salvo que uno va a misa los domingos y otro no… en general no se nota!
La incoherencia entre la fe profesada (real o supuestamente profesada, solo DIOS conoce en ver
dad y juzga de manera definitiva) y la existencia vivida (las obras, las actitudes, el llamado compromiso cristiano) es como el pan nuestro de cada día en la realidad de muchos fieles católicos.
Pero pan duro es, mohoso, lleno de bichos incluso. Hasta el extremo de que no pocos católicos viven como paganos, igual yo entre ellos.
Qué pasada más grande.
Bendito sea Dios por el Papa que nos ha dado