El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, se ha postrado hoy ante el altar mayor de la Catedral de Granada para pedir perdónpor los «escándalos» que han afectado a la Iglesia.
El prelado ha permanecido tumbado durante varios minutos junto a otros religiosos delante de los numerosos fieles que han acudido a la eucaristía de las 12.30 horas. El gesto de Martínez, que según ha explicado él sólo hace también cada Viernes Santo, se produce a punto de cumplirse una semanadesde que se hayan conocido públicamente los presuntos abusos sexuales cometidos por sacerdotes de su Archidiócesis. «Los males de la Iglesia son los males de cada uno de nosotros», ha aseguro el arzobispo, que ha reiterado su perdón por los «daños» que se hayan podido causar y por los «escándalos» conocidos esta semana.
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No se humille más, señor Arzobispo. Los seguidores de Barrabas dominan los medios de comunicación y demandan que se le crucifique. Los catolicos que creemos en su inocencia y sentido de la justicia nos escondemos y ocultamos el rostro para que no se los reconozca, queremos ser también progres y politicamente correctos. Parece que no es con la Moral y el Dogma Católico como se defiende hoy a la Iglesia desde Roma, sino con gestos tan radicales y de contenido tan profundo como llevar zapatos negros, ir personalmente a pagar las facturas, hacer llamadas mediáticas y eliminar los cristales blindados del papamóvil. Es el signo de nuestro tiempo y lo que «mola» entre nuestros creyentes y clero progre. Ante los graves problemas de nuestra Iglesia el Vicario de Cristo responde con firmeza desde la Silla de Pedro: «¿ Quién soy yo para juzgar ?» Y la catolica cadena Sexta de TV prorrumpe en un prolongado aplauso.
¿A qué fiesta te refieres Jimnys ? ¿ Andais de celebraciones por tu barrio ?
Le respondí con lo que yo entiendo. A usted le debe parecer de muy buen cristiano criticar al Papa, dando a entender que sólo se preocupa de las apariencias. Lo malo de quienes están pendientes de los medios de comunicación «católicos» o «conservadores» es que padecen del mismo mal que los progres: su sentido maniqueo, basta con que los «malos» digan que algo está bien, como para concluir que está mal. ¿Que los gestos del Papa agradan a los progres? Pues qué bien. A ver si es que parte de la doctrina católica es atacar a los «progres» o a los «rojos». Serán ellos los que se enfrentan a la Iglesia.