Santa Inés de Asís

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Santa Inés de AsísSanta Inés de Asís fue una religiosa del siglo XIII, conocida por ser abadesa de las Damas Pobres y hermana de Santa Clara de Asís. 

Santa Inés, nació en las cercanías de Asís en el año 1197, siendo bautizada con el nombre de Catalina de Scifi, como hija de los condes Favorino de Scifi y Ortolona Fiumi.  Su hermana fue Santa Clara de Asís, fundadora de las hermanas clarisas, y su primo era Rufino Fiumi, uno de los «tres compañeros» de San Francisco.

La infancia de Catalina transcurrió en el palacio de Sasso Rosso, propiedad de su padre en el Monte Subasio, en cuya ladera occidental se encuentra la ciudad de Asís. El año de 1212 fue de gran impacto para la familia Scifi, cuando uno monje de la ciudad comenzó a predicar en la Iglesia de San Rufino. Clara, hermana de Inés, había decidido rechazar el matrimonio que sus padres habían arreglado para ella, poniéndose bajo la custodia espiritual de este monje, más tarde conocido como San Francisco de Asís, quien cortó sus largas y rubias trenzas, y la invitó a vivir en retiro y penitencia en la Porcíncula.

La familia Scifi estaba indignada con lo que había pasado, y sin mayor demora, Catalina, la hija menor de los condes, siguió a su hermana dieciséis días después, impresionada con la claridad con la que había decidido seguir al Señor. Las hermanas se encontraban en el monasterio de San Ángel de Panzo cuando un gran número de sus parientes se presentaron para obligarlas a regresar. Al negarse a hacer caso a sus familiares, éstos se decidieron a utilizar la violencia contra ellas, intentando golpearlas y hacerlas sucumbir, pero sus músculos se debilitaron y al intentar cargar a Catalina, ésta se volvió pesada, teniendo que dejarla sin haberla podido llevar muy lejos. El episodio milagroso no dejó lugar a dudas de que era la firme voluntad de Dios de que las hermanas permanecieran retiradas a su servicio, por lo que los necios parientes se volvieron absortos con lo que acaban de presenciar.

Al finalizar el violento episodio, las hermanas recibieron la visita de San Francisco, quien conmovido por lo que acababa de escuchar, se resolvió a aceptar a la joven Catalina, de entonces solo quince años, cortando sus cabellos, al igual que a su hermana, e imponiéndole el nombre de Inés. Al imponerle su nuevo nombre, el santo de Asís le dijo que su nueva onomástica refería a la manera dócil y a la vez fuerte con la que había resistido el ataque de sus parientes, aludiendo a la figura del cordero, que en italiano se dice agnello (del latín agnus) y por tanto hace referencia al nombre italiano de Agnesse, que en español se traduce como Inés. Durante esa visita, San Francisco encomendó a las hermanas la fundación del convento de San Damián, que sería conocido como de las Damas Pobres de San Damián, y más tarde, como las hermanas clarisas.

El convento lo fundaron con otras mujeres nobles que decidieron alejarse de la vida de riquezas y superficialidad que les ofrecía el mundo, tomando una decisión de apariencia extrema, abrazando la pobreza más rigurosa y el rechazo absoluto de las vanidades para acoger con mayor entereza a Dios en su corazón. Para sorpresa de todos, una de las mujeres que decidió unirse a las hermanas Scifi fue Ortolona Fiumi, su madre, a la que le siguió Beatriz, la hija menor de la familia.

Cuando su hermana Clara comenzó a viajar para fundar otros conventos, Inés fue nombrada abadesa de San Damián, pero en 1219 se le encomendó la fundación del monasterio de Monticelli en Florencia, al cual le siguió en el de Mantua, Venecia y Padua. Durante esos años de fundación, su hermana Clara había resistido grandes contrariedades, como el ataque de los sarracenos a San Damián, entre muchos otros males de salud. Cuando su salud cayó estrepitosamente en 1253, pidió que su hermana Inés le acompañase en sus últimos días, por lo que la animosa fundadora volvió a San Damián.

Fue muy poco tiempo el que tuvo Inés para cuidar de su hermana, a quien quería y admiraba como nadie en el mundo, siguiendo sus pasos de santidad en cada instante. En el lecho de muerte, Clara dijo a Inés: «Queridísima hermana, es del agrado de Dios que yo me vaya, mas tú cesa de llorar, porque llegarás pronto ante el Señor, enseguida después de mí, y Él te concederá un gran consuelo.» Las palabras de Clara se cumplieron a los pocos meses de su muerte, pues el 16 de noviembre de ese mismo año, Inés muere en el convento de San Damián. 

La muerte de Clara había ocasionado un gran revuelo tanto en su comunidad como en la Iglesia entera, que admiraban a tan piadosa mujer e imploraban su intercesión para numerosos milagros. Clara fue canonizada tan solo dos años después de su muerte, siendo un caso excepcional dentro de la Iglesia. Sin embargo, la canonización de Inés tardó mucho más en llegar, cumpliendo también de esta manera su voluntad de siempre ir detrás de sus hermana, sin querer eclipsarla en ningún solo instante. El 15 de abril de 1762, más de quinientos años después de su muerte, Catalina de Scifi, o Inés de Asís, fue canonizada por el Papa Benedicto XIV. Aunque su fiesta está inscrita en el Martirologio Romano el 16 de noviembre, la familia franciscana impuso la costumbre de celebrarla el 19 del mismo mes.

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