Lo dijo el Papa Francisco en el día que la Iglesia celebra a los Apóstoles Simón y Judas, en su homilía de Santa Marta.
El “trabajo” lo ha hecho Jesús hace dos mil años, cuando eligió a doce columnas para construir la Iglesia y poniéndose a sí mismo como “base” y “piedra angular”. Después, esa Iglesia abrió de par en par sus puertas a todos, sin distinción, porque a Cristo le interesa amar y curar los corazones, y no contar los pecados. El Papa Francisco reflexionó con el Evangelio del día, que relata el nacimiento de la Iglesia y la llamada de los Apóstoles, y con la Lectura de Pablo, que describe a la Iglesia como un edificio que crece “bien ordenado” sobre sus cimientos. En particular, el Obispo de Roma dirigió su atención a las acciones que marcan la fundación de la Iglesia. Jesús que se retira en oración. Después elige a los doce y, al mismo tiempo, acoge y cura a quien tan sólo trata de tocarlo:
“Jesús ora, Jesús llama, Jesús elige, Jesús envía a los discípulos, Jesús cura a la muchedumbre. En este templo, este Jesús que es la piedra angular hace todo este trabajo: es Él quien lleva adelante la Iglesia de este modo. Como decía Pablo, esta Iglesia está edificada sobre el fundamento de los Apóstoles. Este que Él ha elegido aquí: eligió a doce. Todos pecadores, todos. Judas no era el más pecador: no sé quién haya sido el más pecador… Judas, pobrecito, es aquel que se cerró al amor y por esto se convirtió en traidor. Pero todos escaparon en el momento difícil de la Pasión y dejaron solo a Jesús. Todos son pecadores. Pero Él los eligió”.
Jesús – dijo también el Papa Francisco citando a San Pablo – nos quiere “dentro” de la Iglesia, y no como huéspedes o extranjeros, sino “con el derecho de un ciudadano”. E insiste en que en la Iglesia “no estamos de paso, estamos enraizados allí. Nuestra vida es allí”:
“Nosotros somos ciudadanos, conciudadanos de esta Iglesia. Si nosotros no entramos en este templo y formamos parte de esta construcción a fin de que el Espíritu Santo habite en nosotros, nosotros no estamos en la Iglesia. Nosotros estamos en la puerta y miramos: ‘Pero, qué bello… sí, esto es bello…’. Cristianos que no van más allá de la recepción de la Iglesia: sólo allí, en la puerta… ‘Pero sí, soy católico, sí, pero no demasiado… así…”.
Un modo de hacer esto, que no tiene sentido con respecto al amor y a la misericordia totales que Jesús tiene por cada persona. La demostración es la actitud de Cristo con Pedro. Incluso si la primera de las columnas traiciona a Jesús, el Señor responde perdonando y dejándolo en su lugar:
“A Jesús no le importó el pecado de Pedro: buscaba su corazón. Pero para encontrar este corazón y para curarlo. Jesús que reza y Jesús que cura, también por cada uno de nosotros. Nosotros no podemos comprender a la Iglesia sin este Jesús que reza y sin este Jesús que cura. Que el Espíritu Santo nos haga comprender, a todos nosotros, esta Iglesia que tiene la fuerza en la oración de Jesús por nosotros y que es capaz de curarnos. A todos nosotros”.
(María Fernanda Bernasconi – Radio Vaticana)
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Que bellas palabras 😉
A mi me sirven Papa Francisco. Por lo menos yo las tendré en cuenta.
‘“A Jesús no le importó el pecado de Pedro: buscaba su corazón. Pero para encontrar este corazón y para curarlo. Jesús que reza y Jesús que cura, también por cada uno de nosotros. Nosotros no podemos comprender a la Iglesia sin este Jesús que reza y sin este Jesús que cura. Que el Espíritu Santo nos haga comprender, a todos nosotros, esta Iglesia que tiene la fuerza en la oración de Jesús por nosotros y que es capaz de curarnos. A todos nosotros”.