«El fariseísmo es un veneno que afecta al mundo católico, una tentación disolvente, algo estragador»

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Jesús fariseos dad al cesar lo que es del cesar Carmelo López Arias ha entrevistado al escritor Juan Manuel de Prada para Religión en Libertad, con motivo de la publicación de su última novela, «Morir bajo tu cielo». Publicamos un extracto de la entrevista, que pueden encontrar completa aquí.
-En Morir bajo tu cielo se enfrentan dos visiones del mundo, la católica y la protestante, la tradicional y la liberal-masonizante…
-Es, en el fondo, el combate entre la luz y las tinieblas de toda la vida.

-¿Y por qué Baler como escenario de ese enfrentamiento?
-Tengo un proyecto, quizá quimérico, de una especie de Episodios Nacionales del siglo XX en torno a diversos acontecimientos separados por, aproximadamente, diez años. Y no hay ninguna duda de que el siglo XX español se inaugura con el Desastre. Respecto a las ideas en liza en la modernidad, España representó durante mucho tiempo un bastión. El Desastre fue el momento en el que definitivamente dejó de serlo.
-Varios personajes de la novela han participado veinte años antes en la última carlistada…
-Hay un carlista, don Ramiro, desterrado en Filipinas, pero es un personaje secundario. E incluso uno de los principales, Las Morenas, ha combatido a los carlistas aunque se identifique con algunas de sus ideas. Y luego está el cabo González Toca, carlista reenganchado en el ejército alfonsino, encarnación de un cierto carlismo popular, no tanto de ideas como de pertenencia a una España popular.

-¿Es un guiño al carlismo por su parte, en cuanto expresión política de la confrontación ideológica de la modernidad a la que hacía referencia?
-Yo no me considero carlista en el sentido dinástico, pero sí me identifico con el pensamiento tradicional español del que los carlistas han sido y son valedores. Esa larga tradición no sólo es carlista: ahí están Juan Donoso Cortés o Marcelino Menéndez Pelayo. Y no sólo es española peninsular: ahí está Leonardo Castellani en América. Además, mi literatura es siempre de perdedores, porque en la derrota veo una dignidad: Donoso decía que nuestra obligación es la lucha aunque sepamos que vamos a perder. Ese pensamiento tradicional sigue vigente, aunque se lo haya querido enterrar o asociar a la derrota del carlismo.

-¿Comparte usted, entonces, la idea de que la decadencia de España, que llega a su paroxismo en el 98, está vinculada a su apartamiento de la religión católica?
-Es que creo que eso es indudable. La unidad y la fortaleza de España están asociadas a su naturaleza, y su naturaleza es la de una nación históricamente católica. Si a cualquier cosa le quitas su sustancia, se pudre. Esta idea está explícitamente en la novela en una conversación entre Fray Cándido y Las Morenas mientras contemplan la desembocadura del río Pásig.

-Sin embargo, los personajes más netamente «católicos», en el sentido anterior, no son «puros»…
-Naturalmente. La salvación es un mensaje que se lanza a los pecadores. Aunque nuestra vocación sea la santidad, el punto de partida es un pueblo pecador. Son personajes con defectos, debilidades, deslices, y que son redimidos. Son personas ortodoxas en su fe y heterodoxas en su forma de desenvolverse. Esto es una riqueza católica que se perdió. Hoy el catolicismo es heterodoxo en la sustancia de la fe y “ortodoxo” en el sentido de funcionarizado, homogéneo, esterilizante.

-¿Puritano o fariseo, también?
-Yo siempre he sido muy antipuritano. Quizá porque he sufrido mucho el puritanismo, pero también intelectualmente. El fariseísmo es un veneno que afecta al mundo católico, una tentación disolvente, algo estragador.

-¿Qué es fariseísmo?
-Es la incapacidad para aceptar que Dios perdona nuestras faltas, erigiéndonos en los puros que no podemos caer en ellas. Es la incapacidad para aceptar la conversión del pecador, la posibilidad del hombre nuevo, y pretender que, si alguien ha caído en el pasado, se le debe seguir restregando siempre por los morros (los fariseos nunca habrían admitido la santidad de María Magdalena o Agustín de Hipona). Y fariseísmo es no admitir que Dios puede actuar a través de nosotros, pecadores, que lo que hacen los pecadores lo puede sanar Dios con su gracia; y que Dios puede servirse de pecadores para desarrollar su obra de salvación.

-Los dos religiosos de la novela son «de armas tomar». ¿Qué simbolizan?
-No simbolizan nada. No quiero que los personajes sean símbolos, sino que sean ellos mismos, únicos e intransferibles. El único personaje alegórico es Van Houten, un tipo casi preternatural, demoniaco. El resto son seres llenos de alma pero también de carne, personajes en conflicto.

-Conflictos de primer orden, algo muy habitual en su literatura…
-El drama es la mayor expresión del arte católico: personas sometidas a problemas que tienen que resolver en uso de su libertad. Me refiero, naturalmente, al libre albedrío, no a la libertad entendida al modo liberal.

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Comentarios
0 comentarios en “«El fariseísmo es un veneno que afecta al mundo católico, una tentación disolvente, algo estragador»
  1. Hoy en día hay 2 tipos de hipocresía: a) el que pretende dar la imagen externa de que cumple la ley de Dios, pero en realidad no la cumple y b) que el no cumple la ley de Dios, y pretende cambiarla, para que se acomode a sus gustos o debilidades.

    El segundo caso, es el que está más extendido en la sociedad relativista actual, y es que el últimamente quiere imponerse en la Iglesia.

  2. Fred, me vas a perdonar pero yo creo que el fariseismo de hoy es a la vez el tipo 1 y el 2. No cumple la ley pero disimula y al mismo tiempo pretende cambiarla diciendo que los fariseos son los que no le dejan que la cambie agusto. Los que le salen al frente desvelando al verdadero fariseo. La proyección es un mecanismo de defensa por el que se atribuye al otro los defectos propios.

  3. Estoy de acuerdo con Mariam.
    Aunque hay mucha gente que no cumple la palabra de Dios y eso se ve todos los dias por desgracia.Es una pena, pero no podemos cambiar ni ayudar al que no quiere ser ayudado o al que no quiere escuchar. Me resulta difícil pensar quién hace el bien y cumple la palabra de Dios y quien no, porque hay gente que se disfraza.
    Sólo Dios sabe lo que pasa por la mente de las personas.

  4. FARISEO cuántas veces me han llamado eso con razón!!! y cuántas veces he sido de otra manera… El problema de hablar del fariseismo es caer en el maniqueismo… Fariseos y no fariseos. Yo no estoy siempre de buen humor, ni estoy siempre flotando, ni estoy siempre en gracia… y hay veces que estoy más cretinillo y pongo verde al de al lado, sobre todo si es cercano, y le hago daño pasándole por la cara sus pecados, y otras veces… pues no. Todo ese conjunto es el que hace a la gente, no una unidad de comportamiento… Sólo lo que tienen alguna enfermedad mental son siempre los mismos, la volubilidad dependiente de la situación es lo que hace hombre al hombre (cuando digo hombre hablo del anthropós griego, con el que designa al humano, no se agiten las feministas, por favor). En la gente normal, lo que predomina es un poco de todo… todos pecamos en algo distinto cada vez, y aunque haya algún pecado más perseverante, la salvación viene de saberse pecador y confesarlo, de saberse menos que Dios… En el oficio de lecturas de hace un mes me quedó grabado un responso que decía «Dios no encerró en la rebeldía para poder usar su misericordia» Lo mejor es no poner nombres y apellidos a los fariseos y ver cuantas veces he sido yo fariseo…

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