Vilaplana a INFOVATICANA : «La Iglesia no es una industria ni un negocio»

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huelva7Entrevistamos a José Vilaplana, Obispo de Huelva desde 2006, que antes lo fue de Santander, donde coincidió muchos años con Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid.

Pregunta: Monseñor, estamos muy agradecidos de que nos dedique este tiempo para Infovaticana, querríamos comenzar por preguntarle ¿cómo surgió su vocación al sacerdocio? Hemos oído decir que le llamó mucho la atención la fotografía de un sacerdote dando la Comunión a un niño enfermo.

Respuesta: Así es, primero era monaguillo, así que tenía una cierta familiaridad con el Señor como niño. Pero el recuerdo más antiguo que tengo de mi vocación es que me regalaron un calendario de bolsillo que tenía una foto de un sacerdote dando la Comunión a un niño enfermo. Debajo de la foto ponía «tú podrías ser uno de éstos«. Pues a mi esa frase se me metió en el corazón, pensaba que yo podía ser una de estas personas que acercaba a Jesucristo a la gente. Después de tener una conversación con uno de mis párrocos, me dijo: «pues yo pienso que puedes hacer mucho bien como sacerdote». Y bueno, me lancé, y aquí estamos.

P: ¿Y ahora cómo es su día a día como obispo en Huelva?

R: Yo creo que los obispos no tenemos un día que sea igual que otro. A veces los periódicos me preguntan: «¿cómo es el horario de un obispo?» Y les digo «ya quisiera saberlo». Porque pienso que lo que marca la vida de un obispo son las necesidades que tiene la diócesis. Pero mi día a día comienza siempre con un encuentro con el Señor, con la oración de laudes, el Oficio de Lectura y un rato más de oración. Hay dos fórmulas de día: unos en los que recibes a muchas personas en el obispado, como hoy; y otros días, cuando haces la visita pastoral, durante varios meses, cada día, o prácticamente todos los días de la semana, vas a visitar a alguna parroquia, o cuando viene el tiempo de la Confirmación, prácticamente todos los días de la Pascua tengo Confirmación. El día a día de un obispo, yo creo que se configura buscando los momentos de arranque y de final del día a los pies del Señor, porque de Él arranca la luz y Él escucha todas nuestras peticiones, porque para Él trabajamos. Y después estar muy atento a lo que te demanda la diócesis. Hay unos días que tienes el Consejo de Gobierno, con tus colaboradores más imperiosos, reuniones con Cáritas, visitas a las parroquias o a los enfermos, y así fundamentalmente, el día se configura desde Jesucristo, para estar disponible a lo que en su momento te requiere.

Jose VilaplanaP: ¿Con qué frecuencia habla usted personalmente con los diecisiete seminaristas de su diócesis?

 R: Al seminario, tengo por lo menos un día al mes en el que voy a estar con ellos, celebrar la Eucaristía, cenar con ellos y compartir con ellos. Pero también tenemos todos los años una peregrinación con los seminaristas y los jóvenes que tienen inquietud vocacional a un santuario mariano. Durante todo ese día caminamos, convivimos, y encomendamos a la Virgen que fomente las vocaciones. Y después ellos también me pueden ver con frecuencia en celebraciones en la Catedral, y siempre que quieren vienen a hablar conmigo.

P: Con respecto a las vocaciones, sabemos que cuando usted era seminarista en Valencia habían ochocientos seminaristas, y ahora son cuarenta. ¿Cómo se intenta fomentar más las vocaciones y la sed de almas?

 R: Yo creo que en estos años la sociedad ha cambiado muchísimo. Cuando éramos ochocientos (durante un momento) estaban, entre otras cosas, los seminarios menores, donde muchas personas no llegaban a ser sacerdotes. Por ejemplo, en mi primer curso de bachiller éramos ciento doce, y de los ciento doce solamente doce llegamos a ser sacerdotes. Se fueron incorporando otros durante la carrera. El ambiente era muy distinto, los medios de formación también eran muy distintos. Pero yo pienso que en este momento que estamos viviendo, la crisis fundamental es la de la Fe, en las familias no hay clima de oración, no hay disponibilidad para que los hijos arriesguen tanto la vida. Y ahora el joven tiene tantísimo reclamos, que a veces hace que los interrogantes más profundos no fluyan. Por eso yo pienso que lo más importante ahora para las vocaciones y para los jóvenes es el encuentro de tú a tú, el poder conectar con esas cuestiones que a veces no afloran en la vida cotidiana, en la que muchas veces aparece lo superficial y no podemos hacer que afloren las preguntas más fundamentales de la vida. Para eso hay que convivir más cerca y dialogar mucho con ellos. Y rezar mucho, que es lo que nos dijo el Señor: «rezad al dueño de la mies para que envíe obreros a la mies«. El misterio de la vocación es un misterio de gracia y de libertad que no son matemáticas, es realmente un misterio en mayúscula. Es un encuentro del hombre con Dios que llama y el corazón que responde o no responde, como el joven del Evangelio.

P: En su diócesis, ¿cuáles son los principales puntos de apoyo en la pastoral juvenil?

 R: Un punto fundamental es que el sacerdote en su parroquia se preocupe de que haya pastoral juvenil. En segundo lugar, creo que es muy importante encontrar en las parroquias una persona liberada que esté con los jóvenes, que vaya con los jóvenes, que gaste tiempo con los jóvenes. Porque los jóvenes necesitan ser acompañados para participar en encuentros, en peregrinaciones, caminos de Santiago, Taizé y encuentros con el Papa. Las convocatorias suelen ser en sábado, ya que el domingo normalmente el sacerdote no puede acompañarlos. Es importantísimo que, junto al sacerdote, haya alguna persona liberada que pueda acompañar a estos jóvenes. Y luego está la Delegación, que es un punto de encuentro, un punto de conexión, para coordinar todas estas iniciativas conjuntas que se pueden ofrecer a los jóvenes. El joven, además de lo que vive en su propia parroquia, necesita espacios más amplios para abrirse a lo que es la Iglesia, a lo que es el mundo. Ésto yo creo que es muy estimulante. De hecho, yo he acompañado a los jóvenes a encuentros con el Papa, a caminos de Santiago y al encuentro del Rocío que hemos hecho aquí en Andalucía con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, pues es un momento muy estimulante porque el joven no se siente solo. Yo creo que es muy importante que el joven creyente, el joven cristiano, no se sienta solo.

Ad_Limina_2005P: ¿Usted predica los domingos en la catedral?

 R: Los domingos normalmente yo siempre voy por las parroquias. En la catedral estoy en Semana Santa y las grandes solemnidades, pero por ejemplo, este domingo estoy en una parroquia de la Sierra que tiene un santuario mariano importante, la Virgen de los Ángeles, en Alájar.

P: ¿Tiene especial devoción por algún santo?

 R: Pues yo a San Francisco, y que conste que me alegra de coincidir con el Papa. Desde siempre he tenido una especial devoción por San Francisco, pero también hay un santo valenciano,  Santo Tomás de Villanueva, que es un arzobispo que fue muy renovador en la diócesis de Valencia. También le tengo mucha estima al ya San Juan XIII, y a San Juan Pablo II, que es el que me nombró obispo y con quien más pude convivir. Pero el santo que me ha acompañado desde siempre, a parte de San José, que es el de mi nombre, pues es San Francisco. Y desde mi ordenación episcopal, que fue el día de San Juan Evangelista, pues a San Juan Evangelista.

P: Ahora el Papa ha convocado a un sínodo extraordinario para tratar la pastoral familiar. Una de las razones de la convocatoria parece ser el alarmante aumento de divorcios y familias fracturadas. ¿Cuál cree usted que podrían ser los pasos a dar en este tema para el futuro?

R: Es un problema muy complejo, y por eso el Papa ha tenido un gran acierto al convocar este doble sínodo, porque si la familia funciona bien o funciona mal, de ahí derivan muchos otros problemas o bendiciones para la pastoral y para la sociedad. Yo pienso que es muy importante, en este tema, que los jóvenes que vayan al matrimonio fueran por vocación, es muy importante entender el matrimonio como vocación, y la familia como una vocación importantísima en la vida de la Iglesia. En segundo lugar, pienso que hay que educar para que el sentimiento no sea el único elemento que a la persona le ayude a discernir en este sentido. Actualmente hay una primacía del sentimiento frente a otras funciones que van consolidando la vida de la familia. En tercer lugar, creo que la relación familia-parroquia es muy importante, no establecer la relación solo entre el niño y la parroquia, el joven y la parroquia, sino la familia y la parroquia, para que se vaya descubriendo la familia como una vivencia doméstica, y los padres puedan ser acompañados en esa labor. Después están todos los demás problemas como el apoyo económico a la familia, que los jóvenes puedan tener una vivienda digna, un piso, un trabajo. Hay muchos elementos que confluyen, yo pienso que lo que es importante, y que ya el Papa nos ha llamado la atención en eso por el sínodo, es para que abramos los ojos,  porque la familia es una célula fundamental para que las sociedad y la Iglesia puedan crecer armónicamente.

vilaplanaobispoP: ¿Cómo se integran en sus comunidades parroquiales las familias en situaciones “irregulares”?

R: Yo pienso que una clave muy importante es la misericordia, que las familias que tienen estos problemas encuentren que tienen un lugar en la Iglesia, que no se sientan excluidas, que se sientan acompañadas por el sacerdote o por otras familias, que les ayuden a vivir estas situaciones en una clave de esperanza. También hay que saber asumir las disciplinas de la Iglesia, que no se sientan rechazados, que entiendan que la moral y la doctrina de la Iglesia no está contra ellas (las familias), sino a favor de ellas. Es decir, yo pienso que fundamentalmente lo que se necesita es acogida y acompañamiento.

P: Desde Infovaticana hemos denunciado algunas regularidades como en el caso de MegastarFM, además, hay muchas quejas por la tendencia de 13tv o de Cope. ¿Cree usted que los medios de la Conferencia Episcopal representan fielmente los principios cristianos?

R: No me atrevería yo a hacer un juicio porque sigo poco nuestros propios medios, sinceramente. Yo soy una persona que estoy mucho en la calle, estoy mucho con la gente. Pero por las inquietudes que a veces también percibo, yo pienso que es todo muy mejorable, y que nuestros medios, nuestras televisoras, y nuestras radios, tienen que ir perfilando cada vez con mayor claridad la identidad cristiana dentro de este mundo de la comunicación que es muy complejo. Pero no me atrevería yo a hacer un juicio sobre nuestros medios, simplemente reconozco que son mejorables, y ojalá sean cada vez más el reflejo de lo que la Iglesia quiere y de lo que la Iglesia es.

P: ¿Qué opina usted de las palabras del Papa Francisco en las que critica el “carrerismo” dentro de la Iglesia, como el querer utilizar una diócesis pequeña para acceder a otras más grande? ¿Cree que éso se da en España?

R: Yo creo que con el principio estoy totalmente de acuerdo. Además coincide con las palabras del Señor: “quien quiera ser primero que sea el último.” Y bueno, yo de las intenciones de mis hermanos no me atrevo a opinar. Yo creo que lo que observo en mis hermanos obispos, en general, es una gran capacidad de ello.

P: El Papa Francisco ha sido muy insistente en la “austeridad”, y ha dicho en varias ocasiones que no quiere que los obispos sean “príncipes”. A usted personalmente, ¿ésto le ha movido de alguna manera a prescindir de ciertas cosas en su vida, o a cambiar algún aspecto de su día a día?

R: Pues sí me ha hecho reflexionar, pero la verdad es que yo, conciencia de “príncipe” no tenía. Cuando uno se prepara el desayuno, se prepara la cena, y todas estas cosas, yo pienso que aunque uno viva en un obispado, aunque sea muy grande, y que a veces hasta pueda resultar bastante incómodo, puede hacer una vida bastante austera, bastante sobria. Pero me parece muy importante que el Papa nos recuerde estas cosas, porque yo pienso que todas las personas estamos sometidas a tentaciones, y el tentador es muy sutil. Y por supuesto, que claro que sí que me ha hecho pensar alguna cosa, pero sinceramente, en este campo, desde un primer momento yo sí había intentado cuidarlo mucho, tener una vida austera. Soy de un pueblo pequeño, de una familia sencilla, así que gracias a Dios, ¡gracias a Dios! no he tenido ni aficiones ni cosas de estas que puedan ser un poco caras. Desde el primer momento intenté en la economía ser austero, y también en ahorro y estas cosas. Pero bueno, yo agradezco mucho que el Papa permanentemente nos lo recuerde con su ejemplo, con su actitud, y en verdad es una de las cosas en las que te revisas permanentemente porque hoy, y siempre, es muy importante que las personas te perciban queriendo imitar a Jesús, pobre y humilde.

P: El Papa Francisco ha hablado bastante del Diablo, de sus tretas y maniobras. ¿Cuál cree usted que es el mayor logro del Diablo en la sociedad actual?

R: Pues hacernos prescindir de Dios, y cuando el hombre prescinde de Dios, tiende a intentar ser Dios sin Dios. Ahí está la fuente de todos los problemas de la humanidad. Es la tentación de Adán, querer ser Dios sin Dios, pero es una tentación que no queda en el pasado, sino que está en el presente. Es querer ocupar el lugar de Dios, no dejar que Dios sea Dios en tu vida, no estar abierto a sus sorpresas, como nos lo recuerda también el Papa Francisco, a no buscar otras seguridades más que la confianza en Él. A mi me parece que ésa es fundamentalmente la tentación más radical que puede afectarnos a las personas, el vivir como si Dios no existiera, el prescindir de Dios en nuestra existencia, y no dejarle el espacio que debe ocupar, que es el centro de nuestra vida.

P: Nosotros nos preguntamos si no son también logros del Diablo estas numerosas leyes inicuas que se están aprobando en occidente. ¿Puede un católico votar a un partido que no defienda explícitamente los principios no negociables definidos por Benedicto XVI?

R: Pues no. Yo creo que uno como cristiano, a la hora de votar, tiene que ver si las leyes concuerdan con la Fe, con los valores que quiere defender, y ahí tiene que haber una llamada permanente a la coherencia entre nuestra Fe, nuestra vida y nuestras convicciones, siempre pensando que lo que Dios quiere y lo que la Iglesia quiere es lo mejor para la persona humana. Es decir, que no es que nos enfrentemos simplemente a una ley, sino que si la Iglesia, por lo que el Señor nos ha revelado, propone unas afirmaciones, unos valores una defensa de la vida, etcétera, es siempre para defender la dignidad del hombre, y ahí es cuando un cristiano, lo que tiene que buscar es siempre el servicio a la ley divina, porque sabe que es la mejor defensa para la vida humana.

P: Acerca de la vida humana, ¿cómo valora usted el proyecto del ley del aborto que ha anunciado el gobierno y que no parece que va a llegar?

R: Yo pienso que ahí tenemos mucho que avanzar. Pero sobre todo en la mentalidad de la sociedad. A mi, aparte de la ley, o lo que nos pueda proponer un determinado grupo político, pienso que la mejor defensa de nuestros principios es que nuestros cristianos valoren la vida, no se dejen tentar por las tentaciones fáciles de prescindir de la vida por comodidad y no por que no les interese. Que se crea una opinión pública en la que la valoración de la vida impida que se pongan las leyes que sean injustas, inhumanas, y que van realmente contra la persona.

P: ¿Qué legislación sobre convivencias homosexuales podemos admitir los católicos?

R: Pues no sé. Yo pienso que es mejor que lo contesten los moralistas. Yo lo que creo que es que la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad está clara en el Catecismo, el que quiera informarse bien lea bien el Catecismo, y a partir de ahí todo lo demás. Pero yo ahora no me atrevería a decir cuáles leyes y cuáles no son las propias para ésto.

P: ¿Cree usted que la unidad de España es un bien moral, como lo ha afirmado la Conferencia Episcopal?

R: Por supuesto que a mi la unidad me parece un bien moral, y lo que desearía es que no hubiera ruptura o separación. Yo quiero mucho a todos los españoles, estén en la autonomía que estén. Para mi cualquier separación sería dolorosa.

P: En ese sentido, hay algún obispo catalán que ha dicho que acompañará al pueblo en cualquiera de las opciones legítimas que tome. ¿Cómo valora usted éso?

R: Yo no juzgo a mis hermanos obispos. Cuando hacen una afirmación de que van a acompañar al pueblo, yo pienso que lo que están diciendo es que igual como la Iglesia está presente en cualquier región del mundo, tenga el régimen que tenga, pues que la Iglesia continuará estando ahí. Son unas palabras medidas que yo respeto e interpreto en este sentido. De que de la misma manera en la que Iglesia está presente en cualquier lugar del mundo, sea cual sea los regímenes políticos que la rijan, es una manera de decir “nosotros continuaremos sirviendo al pueblo”. Así lo interpreto yo.

P: ¿Hay algún movimiento, institución u orden religiosa de la Iglesia que a usted le guste especialmente o en la cual participe?

R: ¿Movimiento de Iglesia? Yo soy muy parroquiano. Mi experiencia básica ha sido siempre la parroquia. Mi gran ilusión, como decía San Juan XXIII, es ser “un pobre cura de pueblo”, y lo que valoro mucho es la parroquia. Después, como obispo, estoy cerca de todos los movimientos que la Iglesia acepta. En todos veo valores estupendos y extraordinarios. Pero si dijeras “¿tú de qué sabes? ¿De qué vas?”, pues lo mío ha sido siempre un poco la parroquia, ése ha sido el ámbito en el que me he criado desde joven y he podido desarrollar más, y no he tenido tanta experiencia de pertenecer a otros movimientos, sino que fundamentalmente he descubierto los movimientos ya siendo obispo, con una apertura y una disponibilidad para servirles a todos.

P: ¿Qué es lo mejor de ser sacerdote? ¿qué les diría a los jóvenes para animarlos a entregar su vida a Dios a través de la vocación al sacerdocio?

R: Pues lo mejor de ser sacerdote es ofrecer, presentar y acercar a Jesucristo a las personas. En ese sentido, la primera intuición de la que el Señor se sirvió para llamarme es la condición que ha continuado en esta felicidad, lo mejor es acercar a Jesucristo a las personas. Y lo que le diría a los jóvenes, es precisamente, que abrieran los ojos a Jesucristo para encontrarlo como la Perla Preciosa de su vida, y como el camino que conduce a la alegría auténtica, que nadie ni nada te puede quitar.

P: ¿Qué opina usted acerca de las voces que piden que la Iglesia pague el IBI?

R: Yo pienso que la Iglesia está haciendo una labor social importante, y así como muchas instituciones no pagan el IBI porque tienen una función evidentemente social, pues creo que sería lo normal que a la Iglesia se le respetara también ésto. La Iglesia no es una industria, no es un negocio, la Iglesia presta un servicio a todas las personas de los barrios, de los pueblos, y así me parece que, en principio, no veo ningún inconveniente para que de la misma manera en que otras instituciones que tienen función social tengan esa excepción, pues la tenga la Iglesia.

P: ¿Cómo ve la situación de la Iglesia en España? ¿Cree que estamos en un buen momento histórico?

R: Bueno, yo creo que estamos en un momento apasionante, con dificultades, no cabe duda, pero es el momento que el Señor nos ha puesto para Evangelizar. Yo pienso que, como dice el Papa Francisco, no es tanto un momento para entretenernos en muchos diagnósticos que están ya hechos, sino buscar la respuesta de la alegría del Evangelio para esta sociedad, para este mundo que sufre, que tiene dificultades, pues para eso estamos, no para una sociedad en la que todo sean ventajas, sino la misión es la del momento en el cual el Señor nos pone. Yo pienso que, sobre todo, hay que considerarlo como un momento apasionante.

P: ¿Qué parte de responsabilidad tiene la Iglesia en esta crisis de Fe que se vive en occidente?

 R: Sobre la responsabilidad de la Iglesia en la crisis de Fe, todos los Viernes Santos pedimos al Señor que la Iglesia no sea un impedimento para que los que buscan a Dios lo descubran. Debemos sentirnos responsables de este mundo, pero con una responsabilidad que no sea enfermiza, de culpabilizarnos permanentemente, porque yo pienso que muchas veces podemos encontrar atascos en poder asumir y responder mejor a la misión que el Señor nos ha encomendado. ¿En dónde acaba la responsabilidad en una cosa tan general como la sociedad? Uno no puede ni sentirse fuera para culpar a los otros, ni echarse tampoco todas las culpas. La Iglesia es peregrina, está formada por pecadores, es santa porque está Cristo en medio de nosotros, adornada con los dones que nos ha dado. Por eso debemos de buscar siempre la mejor manera de servir, y después Dios juzgará. ¿Quién puede juzgar sino Dios? Lo que ha hecho cada uno, lo que ha hecho la Iglesia, pues solo Dios puede juzgar. El Papa también nos ha dicho una cosa muy sana, que el trigo y la cizaña crecen juntos pero que hay que cultivar el trigo sin obsesionarse con la cizaña.

P: Y los laicos, ¿qué podemos hacer para tratar de acercar a la Iglesia a tantos que hoy viven alejados de Dios?

R: Sobre todo el testimonio. El laico que vive en el mundo, en donde vive, en el lugar de su trabajo, que dé testimonio de coherencia, importantísimo. Luego, la alegría de ser cristiano, suscitar la pregunta que hace poco, una persona no creyente me hizo a mi y a otra persona cristiana, dijo: “pero, ¿de dónde sacáis la alegría? Me dais envidia.” Yo pienso que el laico, donde quiera que esté, con su coherencia y con su alegría, que pueda suscitar esa pregunta: “¿De dónde sacas esa fuerza? ¿De dónde sacas esa alegría?” para poder señalar donde está la fuente que es el Evangelio de Jesucristo.

P: ¿Qué cambiaría de nuestra Iglesia?

R: ¿Qué cambiaría de nuestra Iglesia? Pues todo lo que impida que se vea el rostro del Señor. Eso es una tarea de cada día. Lo que cambiaría de la Iglesia es que pudiera ser una Iglesia atractiva, que es lo que nos dice el Papa. La Iglesia crece por atracción. Que pudiéramos quitar todo aquello que, manteniéndonos fieles al Evangelio, claro, no se trata de crear una atracción artificial, pero ahí me ha resultado muy luminosa la afirmación del Papa: “la Iglesia crece por atracción”.

P: ¿Conoce Infovaticana? ¿Qué diría a un grupo de laicos que quiere informar acerca de la Iglesia?

R: Lo primero que quiero es agradecer el servicio de información, porque yo pienso que, precisamente, la información que se da sobre la Iglesia en muchos medios, a parte de estar muy recortada, está muy centrada en lo negativo, y eso crea una mala visión de la Iglesia. Así que todo lo que sea una información objetiva y fiel a lo que la Iglesia pide, yo creo que es una labor encomiable. La Iglesia tiene que estar muy presente en los medios de comunicación, precisamente para acercar el mensaje. Para vuestro servicio, ¿qué recomendación os daría? Pues yo pienso que la en información se resaltara mucho sobre todo lo que la Iglesia hace y que no tiene eco en las noticias, porque a veces las noticias solamente se centran sobre tres o cuatro temas, que parece son los únicos que interesan o que ocupan a la Iglesia, y hay muchos aspectos muy bonitos y muy sencillos de la Iglesia que no encuentran eco en la sociedad. Yo recuerdo una visita pastoral, en la que se hablaba mucho de violencia, sobre todo violencia doméstica, y yo veía mucha ternura doméstica, y ésa no era noticia. A mi me parece que hacer que la buena noticia sea también noticia es un desafío que tenemos en los medios de comunicación y en la Iglesia.

P: Monseñor, le agradecemos muchísimo toda su atención y habernos dedicado este tiempo para informar acerca de la Iglesia, como usted ha dicho, a través de Infovaticana.

R: Que el Señor os ilumine, para que podáis ayudar a tanta gente que está muy pendiente de los medios de comunicación, y que necesita la Buena Noticia, la buena información también.

Muchísimas gracias, rezamos por usted y su trabajo pastoral.

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