¿Ninguna persona divina es o no es enviada más que por aquella de la que procede eternamente?

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Objeciones por las que parece que ninguna persona divina es enviada más que por aquella de la que procede eternamente:
1. Dice Agustín en IV De Trin.El Padre no es enviado por nadie porque no procede de nadie. Por lo tanto, si alguna persona divina es enviada por otra, es necesario que proceda de ella.
2. El que envía tiene autoridad con respecto al enviado. Pero respecto a una persona divina no puede haber más autoridad que la de origen. Por lo tanto, es necesario que la persona divina que es enviada proceda de la persona que envía.
3. Si la persona divina puede ser enviada por aquel de quien no procede, nada impediría poder decir que el Espíritu Santo es dado por el hombre, aunque no proceda de él. Esto va contra lo que dice Agustín en XV De Trin. Por lo tanto, la persona divina no es enviada más que por aquel de quien procede.
Contra esto: está el hecho que el Espíritu Santo es quien envía al Hijo, según aquello de Is 48,16: Y ahora me envió el Señor Dios y su Espíritu. Pero el Hijo no procede del Espíritu Santo. Por lo tanto, la persona divina es enviada por aquella de la que no procede.
Respondo: Con respecto a este problema hay varias opiniones. Para algunos, la persona divina no es enviada más que por aquella de la que procede eternamente. Según esto, cuando se dice que el Hijo es enviado por el Espíritu Santo, hay que entenderlo en cuanto a la naturaleza humana por la que fue enviado a predicar. Agustín en el II De Trin. dice que el Hijo es enviado por sí mismo y por el Espíritu Santo, y que el Espíritu Santo es enviado por sí mismo y por el Hijo. De este modo en Dios ser enviado no le corresponde a cada una de las personas, sino sólo a la persona que procede de otra. En cambio enviarle corresponde a cada una de las personas.Ambas opiniones tienen algo de verdad. Pues cuando se dice que una persona es enviada se está indicando tanto la persona procedente de otra como el efecto visible o invisible por el que se entiende la misión de la persona divina. Así, pues, si por el que envía se designa el principio de la persona enviada, no puede enviar una cualquiera de las personas, sino sólo aquella a la que le corresponde ser principio. En este sentido, el Hijo es enviado por el Padre, y el Espíritu Santo es enviado por el Padre y el Hijo. En cambio, si por persona que envía se entiende el principio del efecto, en razón del cual se habla de misión, entonces toda la Trinidad es la que manda a la persona enviada. Pero de ahí no hay que concluir que el hombre dé el Espíritu Santo, porque no puede causar el efecto de la gracia.
A las objeciones: Está incluida en lo dicho.

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