Francisco beatifica 124 nuevos mártires en Corea

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Antes del evento de la jornada, la beatificación del laico coreano Pablo Yun Ji-chung y sus 123 compañeros, asesinados entre 1791 y 1888, Francisco tuvo un momento de oración en el santuario de Seo So Mun, donde fue martirizado el grupo de católicos canonizados por s. Juan Pablo II en su primera visita en 1984 . El Papa se detuvo en oración antes de deponer una ofrenda floral y luego en auto se dirigió a la distante dos kilómetros Puerta de Gwanghwamun. Según el p. Lombardi, portavoz de la Santa Sede, eran más de 800 mil las personas que colmaban la gran avenida que desemboca en la plaza, una de las más amplias de toda Asia. Estaban presentes no solamente católicos, sino también no creyentes y muchos representantes de las iglesias protestantes locales. Varias veces el papamóvil detuvo su marcha para permitir a Francisco besar y acariciar a un niño que la guardia de seguridad le acercaba. “Papá”, “Francisco” o “Francisco, amigo de Corea”, eran algunos de los estribillos que escuchamos. Ordenados en sectores identificados por diversos colores, los coreanos mostraban su gran alegría sin perder su compostura. La sensación de poder ver tan cerca al Obispo de Roma fue también motivo para recordar algunos lamentables eventos de la vida coreana. La tragedia del transporte marítimo Sewol sigue ocupando gran espacio en la atención de la opinión publica de este país y el Papa no ha dejado de mostrar su solidaridad con esta desgracia. Quien habrá observado atentamente habrá notado que Francisco lleva desde el viernes una pequeña cinta amarilla en el pecho, símbolo del luto y la esperanza de justicia de estas familias. El Papa escuchó unos segundos a uno de ellos que beso su mano y lo abrazó.
Concelebraron con el Santo Padre los sacerdotes miembros del séquito, así como un grupo de cardenales asiáticos y los obispos coreanos.
Paz y reconciliación, la iglesia perseguida, que la semilla de los mártires no se pierda en la Corea contemporánea fueron algunas de las peticiones en la oración de los fieles, condensando las problemáticas de la región.

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