La tradición cuenta que la imagen de Nuestra Señora de Casbas fue llevada desde Francia hasta Ayerbe, en la Provincia de Huesca (Aragón), durante la edad media.
La imagen es una importante representación del románico, en la cual la Virgen María es representada como «trono», pues el Niño Jesús se sienta sobre ella coronado, recordando la letanía de «Trono de Sabiduría», la cual se le dedica a la Virgen en la oración del rosario.
La devoción a la Virgen de Casbas tenía una fuerte raigambre en Ayerbe, pero no fue hasta el año 1640 que se instauró la tradición de peregrinar hacia su santuario todos los años. La peregrinación se asentó tras la milagrosa lluvia que se llevó acabo en junio de ese año tras una dura sequía. En esa ocasión, el pueblo llevó en procesión a la Virgen desde Ayerbe hasta la Colegiata de San Pedro, donde se veneró durante nueve días, hasta que fue restituida al Santuario de Casbas. El día que la Virgen regresó a su santuario, y antes de que los peregrinos hubieran llegado a sus casas, llovió con tal fuerza que las cosechas se recuperaron. El hecho quedó grabado en la memoria del pueblo, y de ello constan sendas actas de la época en la que se le atribuye esta recuperación milagrosa a la Virgen de Casbas, haciendo por ello el voto de celebrar su festividad el primero de junio de cada año por el resto de los tiempos.
En 1981 se hizo una consulta popular en la que se acordó cambiar la festividad de Nuestra Señora de Casbas al primer domingo de junio.
Desafortunadamente, y debido a las malas condiciones en las que se encontraba el Santuario de Casbas, la imagen de la Virgen tuvo que ser trasladada a la parroquia de Ayerbe, y en su lugar está puesta una réplica de la original.
Acceda aquí a la sección de Advocaciones Marianas de la mano del Santuario de Torreciudad.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando