El 4 de abril de 2014, en su homilía de Santa Marta, el Papa Francisco afirmó: «Me atrevo a decir quehay tantos o más mártires ahora que en los primeros tiempos, porque a esta sociedad mundana, a esta sociedad un poco tranquila, que no quiere problemas, le dicen la verdad, le anuncian a Jesucristo: ¡pero en algunas partes, hoy, existe la pena de muerte o la cárcel por tener el Evangelio en casa, por enseñar el Catecismo! Un católico de uno de estos países me decía que ellos no pueden rezar juntos. ¡Está prohibido! Sólo se puede rezar solos o escondidos. Pero ellos quieren celebrar la eucaristía y ¿qué hacen? Organizan una fiesta de cumpleaños falsa y allí celebran la Eucaristía, antes de la fiesta. Y cuando ven que llega la policía, rapidamente esconden todo y siguen con la fiesta. Después, cuando se van, acaban la Eucaristía. Tienen que hacerlo así, porque está prohibido rezar juntos. Hoy.».
El Papa Francisco ha recordado más de veinte veces, en menos de un año y medio de pontificado, a los cristianos perseguidos hoy en el mundo.
Aunque Francisco ha intentado atraer la atención sobre este tema más que ningún otro Pontífice precedente y, ciertamente, más que ningún otro líder político mundial, ¿por qué será que no es la parte de su magisterio sobre la que insisten más los medios de comunicación? Lea el artículo de Massimo Introvigne en la Firma Invitada
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Cristianos perseguidos pero no porque la Iglesia predique el Evangelio a otras religiones; y no solo no se lo predica sino que encima se organizan encuentros interreligiosos y se dan mensajes de congratulación con motivo de festividades de esas religiones. ¡Qué mayor muestra de relativismo que esta! El propio Francisco llegó a decir en una entrevista que el proselitismo es una solemne tontería. No cabe duda de que el compadreo interreligioso es mucho más cómodo y menos arriesgado. Lo malo es que relativiza el Evangelio ante propios y extraños; y se sigue persiguiendo a los cristianos que cada vez son más minoritarios.