Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?

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Mateo 19,27-29

En aquel tiempo, Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús:

«Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»

Jesús le dijo:

«Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».

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  1. En el Cielo, si dejas «mucho o casi todo o todo» por el Reino, nuestra fe cristiana asegura que Dios te reservará un espacio-lugar privilegiado. Algo así como una recompensa.

    Sin embargo, en estos tiempos recios de Iglesia mundanizada a tope, nepotista a lo bestia (casi todo en la Iglesia se concede «a dedo»: dedo episcopal,presbiteral…), es muy posible que incluso la propia Iglesia te machaque, te desprecie, luego de haber renunciado a mucho y bueno. Creo saberlo por experiencia; y conste que cuando digo «Iglesia» en las líneas anteriores, me quiero referir a la actuación de algunos de sus pastores.

    Y aunque doloroso y muy jodido todo lo que está pasando en esta Iglesia, ya nada me extraña: el catolicismo está en proceso de descomposición acelerada, como si padeciera la Iglesia una suerte de malévola y muy majadera diarrea ya hecha crónica.

    Por eso, en efecto los que se empeñan en ser fieles a la voluntad de Dios, y así renuncian a esto y a aquello muy importantes en sus vidas, sí, de acuerdo, «se ganarán un tesoro grande en el cielo,donde la polilla no puedo correar nada… Pero por parte de muchos sectores de esta Iglesia mundanizada a tope y completamente sumida en la Gran Apostasía, igual lo que logra es mayor incomprensión, desprecio, vacío…

    Los militantes esforzados en construir el Reino de Dios y su justicia, esto es, los evangelizadores, los entusiasmados con Jesucristo y con su Iglesia, sí que heredarán la Gloria. Lo creo. Pero mientras tanto, en esta Iglesia decrépita, políticamente correcta, mundanizada (la Iglesia dañada por la Gran Apostasía), los que seguirán ocupando los primeros puestos, los puestos de responsabilidad, salvo honrosas excepciones que solo Dios «en verdad» conoce, son los tibios, los burócratas antimilitantes, los trepas, los figurones, los meros enchufados, los mundanizantes, las feministas proabortistas, los medradores, los antinatalistas capaces de pasarse por el forro la enseñanza de la Iglesia en sexualidad conyugal, control de la fertilidad o fecundidad, etc…

    Uno no puede dejar de dar gracias a Dios, Quien a través de la acción de su Espíritu Santo, el Espíritu de Dios Trino, sigue permitiendo que en esta Iglesia tan deteriorada y mundanizada, haya entusiasmantes testigos del Crucificado-Resucitado, en todos los estamentos y lugares: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas profesos, seglares casados o solteros… Solo que el mal está tan extendido, como en metástasis generalizada, que la desesperanza cunde. O al menos cunde en mi ánimo y en el de algunos amigos que tengo.

  2. No desesperes hermano, no te angusties, el Señor proveerá. Lo mismo que tu relatas lo veo y los sufro yo como persona que forma parte de la vida consagrada a Dios y a los hermanos. Es una triste realidad pero es la realidad que vivimos; pero hermano, hay algo que nadie ni nada nos podrá quitar o impedir: el amor a Dios y por Dios que tenemos incrustado en el corazón. Como S. Pablo, decimos ¿quién nos puede apartar del amor de Cristo?… Nada ni nadie, solo el amor transforma. Y solo Dios, en su infinita misericordia, puede cambiar el corazón humano; llegado su momento Él propiciará el cambio y la transformación en su Iglesia. Oremos unos por otros, dejémonos impregnar del amor de Dios y grabemos en el la máxima de la regla de S. Benito (fiesta que hoy celebramos): No anteponer nada al amor de Cristo.

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