¿Es o no es el Hijo otro que el Padre?

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Objeciones por las que parece que el Hijo no es otro que el Padre:
1. Otro es un relativo que expresa diversidad de sustancia. Por lo tanto, si el Hijo es otro que el Padre, parece que sea diverso del Padre. Y esto va contra lo que dice Agustín en el VIII De Trin.Cuando decimos tres personas no queremos dar a entender diversidad.
2. Más aún. Los que son distintos entre sí, de algún modo se distinguen. Por lo tanto, si el Hijo es otro que el Padre, se sigue que es diferente del Padre. Lo cual va contra lo escrito por Ambrosio en I De Fide, donde dice: El Padre y el Hijo son uno en deidad, sin diferencia de sustancia, sin diversidad alguna.
3. Ajeno significa de otro. Pero el Hijo no es ajeno al Padre. Hilario en el VII De Trin.dice: En las personas divinas nada es diverso, nada ajeno, nada separable. Luego el Hijo no es otro que el Padre.
4. Otro y otra cosa significan lo mismo; diferenciándose sólo por el género. Por lo tanto, si el Hijo es otro que el Padre, parece deducirse que el Hijo es otra cosa que el Padre.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro De Fide ad Petrum: Una es la esencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en la que no es una cosa el Padre, otra el Hijo, otra el Espíritu Santo, aun cuando personalmente sea uno el Padre, otro el Hijo y otro el Espíritu Santo.
Respondo: Por hacer un uso inadecuado de las palabras se incurre en la herejía, observa Jerónimo. Por eso, al hablar de la Trinidad hay que hacerlo con cautela y modestia. Dice Agustín en I De Trin.En ninguna otra materia es tan peligroso errar, ni tan laborioso investigar, ni tan fructuoso lo que se encuentra.Por lo tanto, es necesario que, al hablar de la Trinidad, nos mantengamos alerta ante dos errores opuestos entre sí: el error de Arrio, quien sostuvo que en la Trinidad de Personas hay Trinidad de sustancias; y el error de Sabelio, quien sostuvo que a unidad de esencia, unidad de persona. Así, pues, para evitar el error de Arrio, hay que procurar que, al aplicar a la divinidad los términos diversidad y diferencia, no anulemos la unidad de esencia; para ello podemos usar el término distinción, por oposición relativa. Por eso, si en los escritos autoritativos encontramos la expresión diversidad o diferencia de personas, diversidad o diferencia es tomada por distinción. Para no anular la simplicidad de la esencia divina, hay que evitar los términos separación y división, que van referidos al todo y a las partes. Para no anular la igualdad, hay que evitar el término disparidad.Para no anular la semejanza, hay que evitar los términos ajeno y discrepante. Como dice Ambrosio en el libro De Fide: Entre el Padre y el Hijo no hay discrepancia, sino una divinidad. Y, según Hilario, como ya se indicó (obj. 3), nada es ajeno, nada separable. Para evitar el error de Sabelio debemos evitar el término singularidad, para que no se anule la comunicabilidad de la esencia divina. Por eso dice Hilario en el VII De Trin:Llamar Dios singular al Padre y al Hijo es sacrilego. Debemos evitar también el términoúnico, para que no se anule el número de personas. Por eso Hilario en el mismo libro dice: Hay que excluir de Dios los conceptos de singular y único. Sin embargo, decimosúnico Hijo, porque en Dios no hay varios Hijos. Sin embargo, no decimos único Dios,porque la deidad es común a varios. Evitamos también el término confuso, para no anular en las personas el orden de naturaleza. Por eso dice Ambrosio en el I De Fide: Ni lo que es uno es confuso, ni lo que es indiferente puede ser múltiple. Hay que evitar también el término solitario, para no anular el consorcio de las tres personas. Dice Hilario en el IV De Trin.No es solitario ni diverso el Dios que confesamos. El término otro, en masculino, no requiere más que distinción de supuestos. Por eso podemos decir correctamente: El Hijo es otro que el Padre, porque es otro supuesto de la naturaleza divina, como es otra persona y otra hipóstasis.
A las objeciones:
1. Otro, por ser nombre particular, lo es por parte del supuesto; por eso, su razón de ser precisa tan sólo la distinción sustancial, que es la hipóstasis o la persona. Perodiversidad requiere la distinción sustancial, que es la esencia. De este modo, no podemos decir que el Hijo sea diverso del Padre, aunque sea otro.
2. La diferencia conlleva distinción de forma. En Dios hay una sola forma, tal como leemos en Flp 2,6: Como existiera en la forma de Dios. Así, el término diferentepropiamente no le corresponde a Dios, según la autoridad citada. Sin embargo, el Damasceno utiliza el término diferencia aplicado a las personas divinas, en cuanto que la propiedad relativa se indica por el modo de la forma. Por eso dice que las hipóstasis no se diferencian entre sí en cuanto a la sustancia, sino en cuanto a determinadas propiedades. No obstante, como ya dijimos, diferencia la tomamos por distinción.
3. Ajeno es algo extraño y no similar. Y esto no se incluye en otro. Así, decimos que el Hijo es otro que el Padre, aun cuando no digamos ajeno.
4. El género neutro no tiene forma. El masculino tiene forma y distinción; lo mismo el femenino. Por eso, de forma correcta se indica con el género neutro la esencia común; y con el masculino y el femenino, algún supuesto determinado en la naturaleza común. Por eso, también en las cosas humanas, si se pregunta: ¿Quién es éste?, se responde:Sócrates, que es el nombre del supuesto. Si se pregunta: ¿Qué es éste?, se responde:Animal racional y mortal. De este modo, como en Dios la distinción es por personas, pero no por esencia, decimos que el Padre es otro que el Hijo, pero no otra cosa. Y, al revés, decimos que son una cosa, pero no uno.

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