Santos Marcelino y Pedro, mártires

|

(Catholic.net)- Muchísimas veces en la historia se ha confirmado el dicho: “El hombre propone y Dios dispone”, es decir, que a menudo Dios “dispone” lo contrario de lo que el hombre se ha “propuesto”. Fue lo que sucedió con los santos Marcelino y Pedro. San Dámaso, casi adivinando su misión de transmitir la memoria de innumerables mártires, como él mismo dice, escribió a un niño la narración del verdugo de los santos Marcelino y Pedro.

El “percussor” refirió que él había dispuesto la decapitación de los dos en un bosque apartado para que no quedara de ellos ni el recuerdo: incluso los dos tuvieron que limpiar el lugar que se iba a manchar con su sangre.

Los últimos tres versos, de los nueve que componen el poema 23 del Papa Dámaso, informan que los “santísimos miembros” de los mártires permanecieron ocultos durante algún tiempo en una “cándida gruta”, hasta cuando la piadosa matrona Lucila llevada por la devoción, les dio digna sepultura. El martirio se había llevado a cabo en donde hay se encuentra Torpignattara, a tres millas de la antigua vía Labicana, la actual Casilina.

Constantino edificó ahí una basílica, cerca de donde reposaban los restos de su madre santa Helena, antes de que el emperador los hiciera llevar a Constantinopla. Más tarde fue violada por los Godos, y entonces el Papa Virgilio la hizo restaurar e introdujo los nombres de los santos Marcelino y Pedro en el canon romano de la Misa, garantizando así el recuerdo y la devoción por parte de Los fieles.

En Roma hay una basílica dedicada a los santos Marcelino y Pedro, edificada en 1751 sobre una base que parece se remonta a la mitad del siglo IV y en donde parece que se encontraba la casa de uno de los santos. Una Pasión del siglo VI habla de la vida del presbítero Marcelino y del exorcista Pedro, aunque tiene mucho de leyenda.

Dicha Pasión cuenta que Pedro y Marcelino fueron encerrados en una prisión bajo la vigilancia de un tal Artemio, cuya hija Paulina estaba endemoniada. Pedro, exorcista, le aseguró a Artemio que, si él y su esposa Cándida se convertían, Paulina quedaría inmediatamente curada. Después de algunas perplejidades, la familia se convirtió y poco después dio testimonio de su fe con el martirio: Artemio fue decapitado, y Cándida y Paulina fueron ahogadas debajo de un montón de piedras.

Fuente: catholic.net

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
7 comentarios en “Santos Marcelino y Pedro, mártires
      1. Espero de corazón que le pidan a Dios que tenga piedad de nosotros, que perdone lo desgraciados que somos. Y por no ser niña pido, pues si lo fuera, ni me enteraba de nada, viviría ?,

        1. Si te sientes más feliz así, pide que pidan. Los niños hacen cosas así, y es bueno ser como niños. Yo no pudo nada, porque me he percatado, de que sin pedir, se consigue lo mismo.?

  1. José Manuel, Si creemos lo que Dios nos dijo, creamos entonces que El nos ayuda con la carga, y que no pondrá sobre nuestros hombros, un peso mayor que el que podemos llevar.
    Si yo pudiera, te ayudaría, lo más, es que deseo de todo corazón, que tu hijita tenga en medio de su dolor, paz. Perdón por no poder dar.

    1. Creo que vas con un poquito de retraso. La Ascensión fue hace dos jueves, o dos domingos, teniendo en cuenta que la fiesta se halla ligeramente desplazada. Y este pasado domingo 31 de Mayo fue Pentecostés, fiesta necesariamente posterior a la Ascensión. Como dijo NSJC, «os conviene que Yo me vaya; si no no vendrá a vosotros el Paráclito».

      Hay que repasar un poquito el Calendario Litúrgico o, simplemente, ir a Misa los domingos y fiestas de guardar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles