Nos lo cuenta Belén H., corresponsal de Infovaticana en Tierra Santa. Minutos antes del la llegada ogicial del Papa al estado de Israel, Zion Hebroni, el Embajador de Israel ante la Santa Sede, afirmaba en una entrevista concedida a la televisión israelí: «está a punto de aterrizar un gran amigo del pueblo judío, que comienza una visita histórica.» «Será un paso adelante en las relaciones entre Israel y el Vaticano, entre el pueblo judío y la Iglesia católica». Afirmaba que en su opinión el lugar más representativo de esta visita será la presencia del Papa en el monte Herzl, donde el Santo Padre rezará ante la tumba de unos de los promotores del estado de Israel. De alguna manera, comentaba Hebroni, recordará el histórico encuentro entre el Papa Pío X y Herzl en el que este último le pedía su apoyo para el entonces proyecto de un estado judío. El embajador de Israel ante la Santa Sede describía las relaciones con el Vaticano como buenas, basadas en mutua confianza, y en dos principios básicos: la nueva visión del pueblo judío por parte de la Iglesia, descrita en la Nostra Etate, de 1965, y el concordato entre Israel y el Vaticano, de 1993. Las ha definido también como una combinación de teología e intereses políticos. Hebroni describe al Papa como alguien cercano al judaismo, que ha condenado el antisemitismo de manera radical en numerosas ocasiones, llegando a decir que un católico no puede ser anitsemita, además de haber llamado a erradicar el antisemitismo del mundo. Manifiesta cómo los valores promovidos por el Papa son valores universales, que pueden ser aceptados también por los no cristianos. El Papa ha aterrizado en el estado de Israel en helicóptero, uno de los tres que forman el total de la comitiva papal, procedentes de su visita en los territorios palestinos. Se le ha recibido como a un jefe de estado, tal como manda el protocolo. El Presidente de Israel, Shimon Peres y el Primer Ministro, Benjamin Netanyahu han recibido al Santo Padre en el aeropuerto, junto con otras autoridades militares y civiles, así como líderes religiosos. El Santo Padre manifestó al Presidente Peres su alegría de poder realizar esta visita. Escucharon el himno del Vaticano y el himno de Israel, la Tikvah (esperanza).
Jose Mario Bergoglio ya había visitado Tierra Santa anteriormente, en 1973. Hoy, con 78 años, ha comenzado su primera visita como Papa a Tierra Santa, el primer viaje fuera de Italia organizado por él mismo. (Ya que la JMJ de Brasil era ya un viaje planeado antes de que fuera elegido). En su discurso de bienvenida, que abrió con un salmo, el Presidente Peres dio la bienvenida al Papa a un país donde viven actualmente miembros de diferentes religiones. «Israel vive en paz, una paz que aunque fría, es base hacia una paz mayor, alejada de la guerra. Israel es un pais judío y democrático. Creemos en la coexistencia dentro de nuestras fronteras, y continuamos buscando la paz más allá de ellas. No vamos a permitir que nadie viole este compromiso; estamos impactados por lo sucedido en Bruselas, un asesinato ilógico, un crimen de odio procedente del racismo. Israel es un país donde no hay discriminación u opresion religiosa o antireligiosa, donde se respeta a todos los que respeten su existencia. El pluralismo israelí honra a todos los hombres sin diferencia de religión o nacionalidad.» Al finalizar, Peres reiteró su bienvenida al Papa Francisco, afirmando que trae con él una gran esperanza. «Nuestros sabios nos enseñaron que sólo el amor contruirá Jerusalén». Peres le dio las gracias por su posición a cualquier forma de racismo o antisemitismo. «La Iglesia católica nos ha llamado, al pueblo judío, los hermanos mayores. Usted, Santidad, es nuestro hermano». Bienvenido a Israel, le ha dicho el Primer Ministro, Benjamin Netahyahu, en español. «Su visita es nuestra oportunidad de mostrarle el verdadero Israel, un pais democrático, desarrollado, una isla de tolerancia en el Medio Oriente que respeta los derechos de todos y garantiza la libertad de culto, comprometido con el mantenimiento el status quo de los santos lugares de cristianos, musulmanes y judíos». Recuerda su conversación previa con el Papa, en su visita al Vaticano, en la que entre otras cosas le repitió al Santo Padre el compromiso de Israel por llegar a un acuerdo de paz con los palestinos. Paz para todo el que quiera vivir con nosotros en paz. A estas palabras contestó el Santo Padre explicando, de alguna manera, el ecuménico propósito de su visita. Les dio las gracias por la acogida, reiterando el carácter de peregrinación dela misma, siguiendo los pasos de sus predecesores. Volvió sobre el mencionado cambio en las relaciones entre Israel y el Vaticano, más cercanas. Manifestó para con Israel sus mejores deseos de que se cumplan sus aspiraciones de paz. También afirmó que Tierra Santa, casa de las tres religiones monoteístas, es un punto de referencia espiritual para buena parte de la Humanidad. Jerusalén, continuaba, significa Ciudad de Paz, tal y como es la voluntad de Dios y de todos los hombres de buena voluntad. Al finalizar el discurso y la recepción en el aeropuesrto de Ben Gurión, en Tel Aviv, el Santo Padre llegó a Jerusalén, donde fue recibido en Mount Scopus por Nir Barkat, el alcalde de Jerusalén y numersos acompañantes.
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La Iglesia Católica y los judios, dos importantes colectivos a los que no les cuesta el entendimiento en el respeto que emana de la fe religiosa y la creencia en el mismo Dios.
Yo estuve una vez en Israel, y es el país que deseo volver a visitar por la influencia que aquellas tierras tienen en la fe que profeso y sostiene mi vida.
Los hermanos mayores judíos, son los que recibieron a Jesús como Mesías, y los patriarcas y profetas que anunciaban su Primera Venida. La Sinagoga de Satanás a la que Bergoglio pertenece es muy otra cosa.
» Afirmaba que en su opinión el lugar más representativo de esta visita será la presencia del Papa en el monte Herzl, donde el Santo Padre rezará ante la tumba de unos de los promotores del estado de Israel. De alguna manera, comentaba Hebroni, recordará el histórico encuentro entre el Papa Pío X y Herzl en el que este último le pedía su apoyo para el entonces proyecto de un estado judío. » Lo que no dice el embajador, ni Belén H, que no se quien le paga el viaje ni me importa, es la verdad sobre dicho encuentro contado por el sionista Herzl :
«Ayer fui recibido por el Papa Pío X. Me recibió de pie y tendió la mano que no besé. Se sentó en un sillón, especie de trono para “los asuntos menores” y me invitó a sentarme cerca de él. El Papa es un sacerdote lugareño, más bien rudo, para quien el Cristianismo permanece como una cosa viviente, aún en el Vaticano. Le expuse mi demanda en pocas palabras. Pero, tal vez enojado porque no le había besado la mano, me contestó de modo demasiado brusco:
— No podemos favorecer vuestro movimiento. No podemos impedir a los judíos ir a Jerusalén, pero no podemos jamás favorecerlo. La tierra de Jerusalén si no ha sido sagrada, ha sido santificada por la vida de Jesucristo. Como jefe de la Iglesia no puedo daros otra contestación. Los judíos no han reconocido a Nuestro Señor. Nosotros no podemos reconocer al pueblo judío.»
http://elblogdecabildo.blogspot.com.es/2008/06/voces-de-los-de-enfrente.html
Filomena,
el Papa ha afirmado: «nuestra amistad con los judíos es uno de los frutos del Concilio Vaticano II». Precisamente a eso se refería el embajador al marcar como histórica la visita al monte Herzl: las relaciones entre el Vaticano y el estado de Israel han cambiado para bien. Así lo demuestra la misma presencia del Papa en Israel.
(Mis disculpas a los lectores si no me he expresado con claridad).