| 20 mayo, 2014
El Santo Padre ha nombrado a Ralph Heskett C.S.S.R, hasta ahora obispo de Gibraltar (España), como obispo de Hallam, en Inglaterra. El Santo Padre ha nombrado al obispo Ralph Heskett C.S.S.R, hasta ahora de Gibraltar (Inglaterra), como obispo de Hallam (superficie 1.030, población 1.569.000 católicos 60.188, sacerdotes 61, religiosos 56, diáconos permanentes 14) en Inglaterra. Sucede al obispo John Anthony Rawsthorne cuya renuncia al gobierno pastoral de la diócesis fue aceptada por límite de edad
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Sólo un matiz: Gibraltar (Reino Unido), lo que hace que tenga sentido que ‘se vuelva a Inglaterra’.
El obispo de Gibraltar no participa en la Conferencia Episcopal Española ni nada por el estilo.
Ese matiz es erroneo. Si yo le robo a Vd. el bolso, el bolso no es mío, sino suyo.
Vd. perdió la posesión de su bolso por mi acto ilícito pero no deja de ser por ello su legítima propietaria.
Además, la usurpación de Gibraltar (ESPAÑA) supuso la expulsión de facto del catolicismo para introducir la secta de Enrique VIII.
Gibraltar está en España aunque esté temporalmente ocupado por los británicos.
Gibraltar (España)
FUE ROBADO POR LA FUERZA… Y DESDE ENTOCES OCUPADO POR LOS PERFIDOS DE LA GRAN BRETAÑA, COLONIA Y PARAISO FISCAL DONDE EL CONTRABANDO HACE RICOS A SUS OCUPANTES Y ESTOS DONDE SE LO PASAN BIEN ES EN SOTOGRANDE -ESPAÑA.
VERGUENZA DE LA EUROPA .. CIVILIZADA?… UNA COLONIA EN EL SIGLO XXI
La relación de Gibraltar con la Iglesia Católica es, cuando menos, extraña. En 1704 los 6000 habitantes (todos católicos, apostólicos y romanos) de Gibraltar dependían, en lo espiritual y en lo jurisdiccional, de la Diócesis de Cádiz. Con la conquista británica, los habitantes de la Villa, empujados por el «celo» de los frailes y curas de la ciudad, que se negaban a permanecer bajo una autoridad «hereje» (en un acto que tendría trascendentales consecuencias históricas) abandonaron sus casas, llevando consigo lo que pudieron acarrear con sus brazos, incluidas por supuesto sus imágenes sagradas, para instalarse en la cercana aldea de San Roque. Apareció así la «Muy Noble y Más Leal ciudad de San Roque, donde reside la de Gibraltar», que sigue existiendo hasta ahora y manteniendo la población originaria de Gibraltar (y depositaria por tanto de cualquier hipotético «derecho de autodeterminación» de los gibraltareños).
Durante el siglo XVIII la diócesis de Cádiz y las autoridades vaticanas se negaron a aceptar ningún tipo de cesión de su territorio episcopal, y los católicos del Peñón continuaron bajo la jurisdicción espiritual de Cádiz, pero algo cambió a principios del siglo XIX. En ese momento las guerras napoleónicas envolvieron irremediablemente al Papado. Pío VII se enfrentó a Napoleón, y por tanto a Francia. Pronto estableció una alianza militar con los enemigos de Francia, los ingleses. Roma, por tanto, enfrentada a Francia y España (aliada de Francia), se vio inclinado a reconocer la ocupación británica del Peñón. En 1806 (ah, la Providencia, unos meses después de Trafalgar), el Papa segregó oficialmente Gibraltar de su diócesis histórica, Cádiz, apareciendo el Vicariato Apostólico de Gibraltar, subordinado directamente a Roma. El Vaticano daba así valor jurisdiccional a la ruptura entre España y Gibraltar. En 1840 el vicario pasó a ser un obispo consagrado. Desde 1910, bajo Pío X, Gibraltar pasó a ser obispado, en un paso sólo equivalente a otro obispado establecido unas décadas antes, en 1887, en otro paraíso fiscal segregado de una República enfrentada a Roma, Francia. Era el obispado de Mónaco.
Desde 1910 la Iglesia (Romana y Española) ha dejado en silencio la cuestión de la territorialidad de Gibraltar, de hecho el obispo de Gibraltar es invitado tanto a las reuniones de las Conferencias episcopales británica y española. Pero como han ustedes adivinado, el palomo cojea del pie inglés. El actual obispo no habla español (lo que plantea un cierto problema, pues muchos de sus feligreses no entienden el inglés). En la última visita del Papa al Reino Unido el obispo de Gibraltar estaba en primera línea. Y por último, y no menos importante, el obispado de Cádiz nunca se ha planteado reclamación alguna de recuperación de sus fronteras tradicionales. Se ve que no son catalanes y no merece la pena ir a Roma con pleitos sobre los Museos.
Se conoce que no puede pastorear a tanto traficante de droga, blanqueadores de dinero negro y demás canalla como hay en el Peñón…. por algo no les interesa ser españoles.
Que yo sepa los obipos no pastorean golfos.