«Vuestros sufrimientos, como las llagas de Jesús, por una parte son escandalo para la fe, pero por otra son una constatación de la fe, señal que Dios es Amor, es fiel, es misericordioso, es consolador»
Audiencia del Papa Fracisco a la Asociación Silenciosos Obreros de la cruz y de los Centros Voluntarios del Sufrimiento, dedicados al apostolado de los enfermos, fundados por el beato Novarese.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Les doy mi bienvenida y ¡les agradezco por haber venido! Ustedes festejan el centenario del nacimiento de su Fundador, el beato Luigi Novarese, sacerdote enamorado de Cristo y de la Iglesia y celoso apóstol de los enfermos. Su experiencia personal de sufrimiento, vivida en la infancia, lo hizo muy sensible al dolor humano. Por esto fundó los Obreros Silenciosos de la Cruz y el Centro Voluntarios del Sufrimiento, que aún hoy continúan con su obra.
Quisiera recordar con ustedes una de las Bienaventuranzas: «Bienaventurados aquellos que lloran, porque serán consolados» (Mt 5,4). Con esta palabra profética Jesús se refiere a una condición de la vida terrena que no falta a nadie. Hay quien llora porque no tiene salud, quien llora porque está solo o es incomprendido… Los motivos del sufrimiento son muchos. Jesús experimentó en este mundo la aflicción y la humillación. Ha recogido los sufrimientos humanos, los ha asumido en su carne, los ha vivido hasta el fondo uno a uno. Ha conocido todo tipo de aflicción, aquellas morales y aquellas físicas: ha experimentado el hambre y el cansancio, la amargura de la incomprensión, ha sido traicionado y abandonado, flagelado y crucificado.
Pero diciendo «bienaventurados aquellos que lloran», Jesús no pretende declarar como feliz una condición desfavorable de la vida. El sufrimiento no es un valor en sí mismo, sino una realidad que Jesús nos enseña a vivir con la actitud justa. De hecho, existen formas correctas y formas equivocadas de vivir el dolor y el sufrimiento. Una actitud equivocada es aquella de vivir el dolor de forma pasiva, dejándose llevar con inercia y resignación. También la reacción de la rebelión y del rechazo no es una actitud justa. Jesús nos enseña a vivir el dolor aceptando la realidad de la vida con confianza y esperanza, colocando el amor de Dios y del prójimo también en el sufrimiento: el amor trasforma cada cosa.
Precisamente esto les ha enseñado el beato Luigi Novarese, educando a los enfermos y a los discapacitados a valorizar su sufrimiento al interior de una acción apostólica llevada adelante con fe y amor por los demás. Él decía siempre: «Los enfermos deben sentirse los autores del propio apostolado». Una persona enferma, discapacitada, puede convertirse en apoyo y luz para otros sufrientes, trasformando así el ambiente en el que vive.
Con este carisma ustedes son un don para la Iglesia. Sus sufrimientos, como las llagas de Jesús, por una parte son escandalo para la fe, pero por otra son una constatación de la fe, señal que Dios es Amor, es fiel, es misericordioso, es consolador. Unidos a Cristo resucitado ustedes son «sujetos activos de la obra de salvación y evangelización» (Exhort. ap. Christifideles laici, 54). Los aliento a estar cerca a los sufrientes de sus parroquias, como testigos de la Resurrección. Así ustedes enriquecen a la Iglesia y colaboran con la misión de los pastores, rezando y ofreciendo sus sufrimientos también por ellos ¡Les agradezco mucho por esto!
Queridos amigos, que la Virgen los ayude a ser verdaderos «obreros de la Cruz» y verdaderos «voluntarios del sufrimiento», viviendo las cruces y los sufrimientos con fe y con amor, junto a Cristo. Los bendigo, y les pido por favor de rezar por mí ¡Gracias! Antes de recibir la bendición, invito a todos a rezar a la Virgen nuestra madre. Ella sabe, ella conoce los sufrimientos y nos ayuda siempre en los momentos más difíciles.
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¿Las llagas de Jesús por las que hemos sido salvados, mediante las cuales obtenemos todas las Gracias, son un escándalo para la fe? Tú si eres un escándalo , Francisco, y Jesús mismo advirtió severísimamente contra aquellos que escandalizaran.
Le sacan punta a lo que dice Francisco, como a Pablo VI, pero no se la sacan ni a Benedicto XVI ni a Pio XII. Todos ellos sucesores de Pedro.
Mejor haber dicho, a mi juicio, «vuestro dolor es escándalo para el mundo y un desafío para la fe en Cristo». Puesto que en efecto, el dolor, la enfermedad, el frecuente absurdo de la humana existencia, y la muerte misma, son el gran DESAFÍO lanzado a la fe, esto es, el gran interrogante, el gran NO que espeta el ateísmo a la fe, desde tiempos de Epicuro, siglos antes de Cristo (en verdad desde antes).
Pero por lo demás, creo que las palabras del papa Francisco son consoladoras y evangélicas. A mi juicio, me parece destructivo, maniqueo y muy poco evangélico, o sea, muy poco o nada cristiano, ver en cada una de las palabras, gestos, pronunciamientos y exhortaciones del papa Francisco una oportunidad para zaherirlo, ridiculizarlo, insultarlo…
Como ha señalado recientemente el vaticanólgo Sandro Magister, aun discrepando de él y por supuesto sin idealizarlo, sin divinizarlo, el sucesor de Pedro merece respeto y consideración; hasta el extremo de que dice muy poco y mal, me temo, de una persona hija de la Iglesia el constante arremeter contra el papa Francisco, nada más despierta este por las mañanas, nada más abre la boca para predicar, tratando de exhortarnos en la fe, según la exhortación del mismo Cristo a Pedro: «Pedro, confirma en la fe a tus hermanos».
El papa Francisco se equivoca, no es en modo alguno un hombre perfecto, no es en modo alguno -a mi juicio, al menos-un filósofo de la talla del personalista neotomista -vía Garrigou Lagrange- Karol Woytila (san Juan Pablo II), ni un teólogo de la talla del papa emérito Benedicto XVI. De corte más «progresista y heterodoxo» que ambos citados papas -no digamos con respecto a papas como Pío XII, entre otros-, es ciertamente a veces equívoco, conversacional, como que improvisa, como que no presenta en «total plenitud» el mensaje cristiano, el depósito de la fe; pero de ahí a llenar su persona de insultos, de oprobios, de injurias… De ahí a afirmar que todo, absolutamente todo lo que el papa Francisco hace, piensa, predica, escribe, siente, etcétera, es malo, perverso, heterodoxo, herético, anticristiano e hijo del mismísimo Demonio…
No sé, no lo veo, desde luego.
Gabriel Ariza:
Igual el poco católico soy yo con lo que afirmo (obviamente, «poco católico» para los que insultan, descalifican, desprecian e injurian al papa Francisco), pero créeme, no lo puedo ver de otra manera… Cuando considero al Papa pienso en Cristo hace 2000 años dirigiéndose a Pedro, pescador rudo, casi iletrado, de entre los Doce, y diciéndole lo que le dijo, exhortándolo a lo que lo exhortó…
Buena tarde.
MI humilde opinión es que cuando encasillamos a alguien, no lo sacamos de ahí, y todos tenemos cosas buenas y cosas no tan buenas, evidentemente el Papa Francisco es bandera discutida, pero también hay que reconocer que dice cosas buenas, y otras no tan acertadas, pero si lo encasillamos no vemos lo bueno. Bendiciones
Vamos a ver, el maligno divide, y el Espíritu Santo une.Podemos tener diferencias de pensamientos, ¿Y dónde esta la tolerancia? ¿el respeto a que otros opinen diferente?, yo os rogaria y pobre de mi, que no useis este medio para insultaros ni enfrentaros, que es lo que quiere el malo, por favor, el que este libre de pecado que tire la primera piedra, y yo como pecadora, os suplico que no os enfrenteis. Tolerar que otros opinen diferente, bendiciones y mucha oración.