| 10 mayo, 2014
Objeciones por las que parece que la bienaventuranza no le corresponde a Dios:
1. Según Boecio en el III De Consol., la bienaventuranza es el estado perfecto por acumulación de todos los bienes. Pero la acumulación de bienes no se da en Dios, como ninguna composición. Luego la bienaventuranza no le corresponde a Dios.
2. Según el Filósofo en I Ethic., la bienaventuranza o felicidad es el premio a la virtud.Pero a Dios no le corresponde el premio, como tampoco el mérito. Luego tampoco la bienaventuranza.
Contra esto: está lo que dice el Apóstol en 1 Tim 6,15: A quien hará aparecer en el momento oportuno el Dios bienaventurado, Único poderoso, Rey de reyes, Señor de señores.
Respondo: La bienaventuranza le corresponde a Dios en grado sumo. Pues con el nombre de bienaventuranza no se entiende más que el bien perfecto de la naturaleza intelectual, a quien le corresponde conocer la satisfacción del bien que posee; y a quien le corresponde también dominar sus acciones y el que le sobrevenga lo bueno o lo malo. Esto es propio del ser perfecto e inteligente, que, en grado sumo, es Dios. Por lo tanto, la bienaventuranza le corresponde a Dios en grado sumo.
A las objeciones:
1. La acumulación de bienes se da en Dios, pero no por composición, sino por simplicidad. Porque lo que en lo creado es múltiple en Dios preexiste de modo simple y único, como ya se dijo anteriormente (q.4 a.2 ad 1; q.13 a.4).
2. Ser premio a la virtud es algo accidental en la bienaventuranza adquirida; como accidental es en el ser que sea término de generación en cuanto pasa de potencia a acto. Así, pues, como Dios tiene ser sin haber sido engendrado, así también tiene bienaventuranza sin necesidad de merecimientos.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando