El pasado 24 de marzo publicábamos el caso de un hospital británico que utilizaba fetos humanos para generar energía. LifeSiteNews.com denuncia hoy un escándalo similar, esta vez en Norteamérica. El Ministerio de Salud de Columbia Británica (Canadá) ha admitido que los restos de los bebés destruidos por el aborto acaban en una central térmica que produce electricidad para los residentes de Oregón. El Ministerio de Salud de la provincia dijo en un correo electrónico a la catholic BC que «los desechos biomédicos» enviados a los EE.UU. para ser incinerados incluyen «tejidos humanos, tales como el tejido canceroso extraído quirúrgicamente, miembros amputados, y tejido fetal». «El ministerio entiende que algunos se transfieren a Oregon. Ahí se incineran en una planta de conversión de residuos en energía«, declaró el correo electrónico. El ministerio dijo que los contratistas que manejan «los desechos biomédicos» de la provincia siguen «protocolos de salud y seguridad, así como las regulaciones local, federal y provincial.» Kristan Mitchell, directora ejecutiva de la Asociación de desperdicios y reciclaje de Oregon dijo a la catholic BC que los «desechos biomédicos» probablemente terminan en la planta Covanta Marion de conversión de residuos en energía en Oregon, ya que es la única instalación que utiliza los residuos para alimentar la red. La instalación confirmó que todavía recibe y incinera residuos médicos de British Columbia. La planta de energía quema residuos en dos calderas masivas a una temperatura de unos 2000º Fahrenheit. El calor se transfiere en tubos de agua, lo que crea vapor para mover turbinas que generan electricidad. Un artículo de 2007 acerca de la instalación Marion que apareció en el Willamette Live – irónicamente titulado «Burn, Baby, Burn» – dijo que en ese momento el incinerador quemaba alrededor de 800 toneladas de desperdicios médicos por año. «Los desechos médicos son llevados a la instalación en cajas selladas y se llevan al horno sobre una cinta transportadora con el resto de los residuos sólidos que se están procesando«, dice el artículo. Los residentes locales protestaron en aquel momento por la «importación y la quema de desechos médicos», expresando su preocupación por la respiración de «emisiones tóxicas.» La noticia se produce un mes después de que se sepa que los restos de más de 15.000 bebés abortados han sido incinerados, junto con otros «desechos médicos», para calentar y generar energía para hospitales británicos.
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