El papa Francisco ha aceptado este miércoles la renuncia del obispo de Limburgo, Franz-Peter Tebartz-van Elst, acusado de despilfarro en la renovación de su residencia episcopal.
El Papa había apartado al obispo el pasado mes de octubre, aunque conservaba la titularidad de la diócesis, pero las responsabilidades del cargo ya habían quedado en manos del vicario general Wolfgang Rösch durante un tiempo indeterminado.
Después de un cauteloso estudio por parte de la Congregación para los Obispos, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha emitido hoy el siguiente comunicado:
“Con referencia a la administración de la diócesis de Limburg, en Alemania, la Congregación para los Obispos ha estudiado con atención el informe de la comisión instituida por el obispo y por el capítulo de la catedral para llevar a cabo una profunda investigación de las responsabilidades acerca de la construcción del centro diocesano “St. Nikolaus”. “Dado que en la diócesis de Limburg se ha creado una situación que impide un ejercicio fecundo del ministerio por parte de monseñor Franz-Peter Tebartz van Elst, la Santa Sede ha aceptado la dimisión presentada por dicho prelado el 20 de octubre de 2013 y ha nombrado un administrador apostólico ‘sede vacante’ en la persona del obispo Manfred Grothe”. “El obispo dimisionario, monseñor Tebartz van Elst, recibirá en tiempo oportuno otro encargo”. “El Santo Padre pide al clero y a los fieles de la diócesis de Limburg que acojan la decisión de la Santa Sede con docilidad y que se esfuercen para volver a encontrar un clima de caridad y reconciliación”.
Al principio se habló de un gasto inferior a los tres millones de euros, pero Tebartz-van Elst admitió hace en octubre que el presupuesto se había disparado hasta los 31 millones. Se cree que esta suma podría quedarse corta y que la nueva sede obispal ha costado unos 40 millones de euros. Incluye estancias privadas construidas con materiales nobles y detalles lujosos como una bañera de 15.000 euros. El caso levantó una ola de protestas en Alemania. Como consecuencia, miles de católicos apostataron en todo el país. La Iglesia católica alemana, como sus iglesias protestantes, es una de las más ricas del mundo, debido al impuesto especial que recauda el Estado entre sus miembros. En 2012, dicho impuesto reportó 5.200 millones de euros a las arcas de la Iglesia católica.
El propio Tebartz-van Elst, viajó a Roma y tuvo una reunión con el papa.
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Es curioso: «Como consecuencia, miles de católicos apostataron en todo el país.»
Me queda claro que esta situación si tuvo efectos relativamente positivos. Si hay católicos que renuncian a la Fe por un tema económico, es clara señal que esa Fe no existía (o no era Fe).