Es la segunda vez en 30 años que la ACdP convoca una Asamblea General Extraordinaria. Infovaticana ha tenido acceso a la carta que el actual presidente ha enviado a todos los miembros de la asocación.
Nueve meses antes de lo previsto, el presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), Carlos Romero Caramelo, ha adelantado las elecciones internas de la institución que tiene, entre sus obras corporativas, los centros educativos que se aglutinan bajo la marca CEU.
Como indica el propio Romero en la carta dirigida informando de los comicios a todos los socios propagandistas, «según contemplan los Estatutos, nos encontramos en año electoral«. Sin embargo, ha sorprendido a muchos miembros de la institución que Romero no agote los nueve meses de presidencia a los que tenía derecho.
Las interpretaciones sobre la decisión tomada han disparado la rumorología en la Asociación que fundara el padre Ayala en 1908 y que tuviera, como primer presidente, al cardenal Herrera Oria, el sacerdote que se encargó de que la misma fuera un actor fundamental en la historia de España del siglo XX a través de varios de sus miembros.
Las hipótesis que barajan algunos de los propagandistas con los que se ha podido tener contacto este fin de semana varían. Sin embargo, todas apuntan a un objetivo claro: Romero no quiere dejar la presidencia de la misma a pesar de que la institución se encuentre dividida y desnortada, y sus obras corporativas apagadas y en declive a pesar de estar llamadas a formar élites y evangelizar la vida pública. Es decir, todos los socios propagandistas preguntados coinciden en que Romero se presentara de nuevo.
Ahora bien, ¿por qué las adelanta? La suposición más plausible es que «Romero quiera realizar cambios en el equipo directivo del CEU en el Patronato de julio de este año. Cambios que quiere tomar sin que le pasen factura electoralmente, fundamentalmente porque podría afectar a personas que le ayudaron a ganar los pasados comicios y que podrían haberse ofrecido otra vez a auparle a la presidencia en estas elecciones». Unas decisiones en las obras corporativas que requieren urgencia dado las malas cifras que arroja el CEU a todos los niveles, «lo que podría suponer que la dirección afrontara un ERE y tuviera que vender algunos de sus activos más importante, como es el caso de alguna de las universidades que se encuentran fuera de Madrid».
Asimismo, también coinciden muchos propagandistas en criticar el adelanto electoral por una razón: «el anticipo denota una falta de proyecto muy grave tanto en la ACdP como en el CEU. La presidencia ha venido a confirmar lo que piensan todos los propagandistas desde hace meses. Teniendo un rumbo y una meta fija nadie prescinde de nueve meses para acabar un proyecto, porque cuatro años se suelen quedar cortos tanto en el CEU como en cualquier empresa llamada a ser luz de la sociedad española».
Por último, varios propagandistas han destacado que «es la segunda vez que, en 30 años, se convoca una Asamblea General Extraordinaria, lo que es un claro síntoma de las convulsiones que vive la casa por dentro«. El precedente más cercano tuvo lugar en 1994, cuando presidía la ACdP Rafael Alcalá-Santaella. Bajo el mandato de este último, el 20 de noviembre de 1996, y según reza la web de la ACdP, se abrió la Causa de Canonización de Ángel Herrera Oria, con el impulso del cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela.
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Romero debe afianzar su proyecto y seguir adelante sin ningún titubeo. Gracias a él los propagandistas estamos recuperando la pérdida de rumbo que vivimos en las presidencias de Coronel de Palma y Dagnino. Con ellos el CEU sufrió una abrumadora pérdida de prestigio y de alumnos. Ambos expresidentes tomaron una peligrosa deriva ultraconservadora que diezmó a los propios intelectuales de la ACDP para beneplácito de gestores de otras asociaciones como Opus Dei, Kikos, Yunke, etc. De Palma y Dagnino metieron al enemigo en casa ¿y para qué? Por afán de poder. La institución jamás les importó. Al salir con el rabo entre las piernas ambos fueron recompensados con cargos de dirección y gerencia en la Cope e Intereconomía y las destrozaron, económicamente hablando, como destrozaron la ACDP y el CEU. También de allí tuvieron que salir por la puerta de atrás. Nadie puede recriminar a Romero el hecho de devolver la ACDP a los propagandistas. Está haciendo un trabajo excelente y ojalá siga adelante.
Han actuado con espíritu revanchista, poco o nada cristiano, despidiendo a grupos de profesores y de directivos, sin importarles las personas, solo por pertenecer a movimientos… y eso es discriminación por motivo religioso. No creo que un propagandista tenga que jactarse de esto…. En esta vida (y en la otra) esta forma de actuar se vuelve contra uno, de ahí el adelanto electoral, que no es otra cosa que un tirar la toalla.
A los propagandistas no nos debe importar dónde recen las personas, sin embargo los propagandistas tenemos vocación de ser católicos ejemplares. La «C» de la ACdP es de «Católica», no de «Caramelista» ni de «Conveniente». Ser católico es estar abierto a todo lo bueno, es ir contra corriente, quizá no se gane mucho dinero, pero a la larga es rentable.
No imagino al siervo de dios Ángel Herrera excluyendo a buenos cristianos por ser del «Opus» o de los «Kikos». Y mucho menos con este discurso tan falto de caridad que, por cierto, es el tono que se ha vivido en la ACDP/CEU bajo el mandato de Caramelo/Mayoral. Es hora de cambiar, de dar buen ejemplo, de evitar las revanchas y los malos humos y volver a la tarea evangelizadora.
La tarea de la ACDP es ilusionante, hay que devolver a la ACDP y a sus obras la grandeza y la capacidad operativa a la que está llamada y para ello ya hay candidato alternativo y – sobre todo- esperanza.
Así que animo a los propagandistas a no seguir en esta línea descalificadora y a pensar en el bien común.
Por no hablar de que la actual Presidencia se ha equivocado, en lo temporal, en dejar el frente político de la defensa de los valores del catolicismo sociológico en manos del PP de Génova, con una línea cada vez más tibia y condescenciente con la ingeniería social marxistizante y del mayo del 68 francés. En contradicción con su dilatada historia, parece que para ser propagandista y católico y estar en política, tu único sitio es estar en el sector residual y ninguneado de la democracia cristiana del Partido Popular, que no puedes intervenir en prensa ni medios de comunicación para evangelizar ni crear opinión a favor del Evangelio… Y hay una frase de Herrera, olvidada por la actual dirección, que es más o menos del siguiente tenor: «Católicos españoles que tan pasiva y llorosamente os quejáis de que se adoptan leyes en contra de Cristo y su Iglesia…Menos pasmo y lo que tenéis que hacer es presentaros a las elecciones, ganar escaños, y hacer leyes a favor de Cristo»…. Pero como parece que eso molesta a Dª Celia Villalobos y a su marido el Sr. Arriola, la actual dirección no está por orar ni pedir por las intenciones los miembros de la ACdP que den ese paso, bastante tienen con sus purgas y mezquinas revanchas internas… Por cierto de muy poco agrado de la jerarquía, como ese abortado e inaceptable amago de expulsión de la ACdP de un propagandista bien notorio y presente en los medios, y localizado en un Centro de la ACdP de Andalucía. El Espíritu ilustrará a los miembros de la ACdP en su voto… y también creo que hará ver que esa línea de autoamputación de frentes, y quedarse sólo en una gestión de obras educativas no es el idóneo ni el digno de su carisma eclesial. La ACdP es CEDA, es el Grupo Tácito, la UCD, y no cogerle el teléfono a Dª Celia, pendiente en travestir el PP en una especie de PSOE felipista y de que los católicos beligerantes y comprometidos no chafen sus planes de lograr “votos por la izquierda”.