Ayer tuvo lugar el segundo día de ejercicios espirituales para el Papa Francisco y la Curia, en el convento del Divino Maestro de Ariccia.
En la meditación de ayer por la mañana, después de la concelebración eucarística, el predicador monseñor Angelo De Donatis se refirió al pasaje evangélico de la tempestad para subrayar particularmente que el mundo, en lugar de reconocer la presencia y la obra de Dios, se espanta de ella, porque tiene una imagen errónea de Él: la misma que tenían los discípulos, que, frente a la calamidad no tuvieron fe y quedaron en manos de un «gran temor», como explicó ayer “L’Osservatore Romano” e informó Vatican Insider.
Esto sucede, explicó De Donatis, cuando en nuestros corazones no habita Cristo, sino una religión estéril: la de un Dios tremendo, horrible, que no tiene misericordia. De la fe, advirtió, hemos pasado a una religión en la que conviven la afirmación del fariseísmo -según el cual del pecado nos salvamos solos- y la práctica del ascetismo del estoicismo: «hay que hacer esto, yo haré esto».
Pero el Señor, subrayó, llega mediante otros caminos. Y así, nos hace comprender que ambas conductas no representan la vía correcta. Es necesario purificar nuestra alma y alejar las falsas imágenes de Dios para poder comenzar un verdadero camino de vida auténtica.
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