Debido a la raíz de su nombre (cordero en latín), el 21 de enero, día de la fiesta de Santa Inés, se bendicen los corderos con cuya lana se tejerán los palios de los arzobispos.
El palio es un ornamento de lana blanca con seis cruces negras, que se pone sobre los hombros y tiene dos bandas que caen sobre el pecho y la espalda. Lo llevan el Papa y los arzobispos metropolitanos. Es un símbolo que manifiesta la estrecha unión con el romano pontífice y la misión del pastoreo, razón por la cual se confeccionan de la lana de los corderos. Los nuevos arzobispos reciben el palio el 29 de junio, solemnidad de los Santos Pedro y Pablo.
Los corderos que se utilizaron el año pasado provenían de la casa de las religiosas del convento romano de San Lorenzo en Panisperna, y fueron ofrecidos al Pontífice por los Canónigos Regulares Lateranenses en la memoria litúrgica de Santa Inés, virgen y mártir romana del año 305 que la iconografía tradicional nos presenta acompañada por un cordero y que siendo aún adolescente, ofreció en Roma el supremo testimonio de la fe, consagrando con el martirio el título de la castidad.
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