Benedicto XVI reapareció el pasado sábado, con motivo de la clausura del Año de la Fe, recibiendo en el monasterio «Mater Ecclesiae» a los patriarcas católicos orientales., quienes participaron al día siguiente en la Eucaristía de clausura presidida por Francisco en la plaza de San Pedro.
La conversación, a la que también asistieron el cardenal Sandri y Georg Gaenswein, se centró en la situación de los cristianos en Oriente Media. «Su Santidad, vinimos de nuestro hotel que le anda en una atmósfera lluviosa como peregrinos. Merecemos una bendición especial y el rezo especial para Irak», bromeó Su Beatitud Sako, según el sitio de los católicos orientales.
«Rezo cada día para Irak y Siria y el resto de Oriente Medio», contestó el pontífice emérito. «Ahora está usted retirado, así que no hay ningún problema en que pueda visitarnos en Irak», clamó el patriarca. «Yo ya soy un viejo, un monje dedicado al rezo y nada más», fue la última respuesta de Ratzinger, que continúa firme en su deseo de «desaparecer del mundo».
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