«Benedicto XVI me curó de un tumor»

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Capture Según informa Vatican Insider, un joven estadounidense, que ahora tiene 19 años y está en su segundo año de la universidad, habría sanado de un tumor al tórax gracias a Benedicto XVI, que durante una audiencia en Roma, el año pasado, lo recibió, escuchó su historia y le impuso la mano justamente en el pecho, en donde anidaba el linfoma. Están convencidos Peter Srisch y su familia, y así lo declararon a la televisora estadounidense KUSA, de Denver. Peter tenía 17 años cuando los médicos le diagnosticaron, después de un examen de rayos X, un tumor en el tórax. «Le hicimos un examen radiográfico y reveló un tumor de las dimensiones de una pelota de softball en el tórax», afirmó la madre del joven, Laura Srisch. «El diagnóstico fue que se encontraba en el cuatro estadío del linfoma non-Hodgkins». Peter después comenzó un tratamiento en el Colorado Children’s Hospital y, mientras los médicos trataban de afrontar mejor la enfermedad, también le acudía una institución muy conocida, la “Make-a-Wish” Foundation, que actúa en alrededor de 50 países del mundo tratando de ayudar a los niños y jóvenes que se encuentran en dificultades y que están afrontando momentos difíciles. A veces les conceden un deseo verdaderamente profundo. La “Make-aWish” Foundation nació y opera desde 1993, con una gran difusión en los países anglosajones, pero también opera en muchas otras zonas del mundo. Según lo que indicó Laura Srisch, cuando habló de esta posibilidad con Peter, no hubo ninguna duda. «La primera cosa que Peter dijo fue: “Me gustaría ir a conocer al Papa a Roma”». Se trata de un deseo relativamente fácil de cumplir, y así, hace un año (en mayo) Peter y su madre se encontraban en la plaza San Pedro para asistir a una audiencia presidida por Benedicto XVI. Y fueron recibidos por Papa Ratzinger. Peter tuvo una impresión muy fuerte. «Cuando me levanté para hablar con él, me sorprendió su humanidad –indicó. Fue una experiencia de humildad para mí ver cómo era humilde». El Pontífice escuchó a Peter y las circunstancias de su viaje y de su enfermedad. El chico después ofreció a Papa Ratzinger una pulsera verde, en la que estaban impresas estas palabras: «Rezando por Peter». Y el Papa lo bendijo. Pero no fue una bendición sencilla, según Peter y su familia. Por lo menos sus efectos habrían sido particularmente eficaces. Esto es lo que habría sucedido según el protagonista de la historia: «Después me bendijo. Puso su mano derecha justo en el tórax, en donde habría estado el tumor. No podía saber en dónde se encontraba el tumor, pero puso la mano justamente ahí». Ha pasado un año y Peter se encuentra en perfectas condiciones de salud. Está estudiando el segundo año de la universidad y espera poder volverse sacerdote. Mientras tanto, Benedicto XVI dejó de ser el obispo de Roma, y esta decisión, según Peter, refuerza la impresión que tuvo del encuentro. Peter cree que Benedicto XVI puso a la Iglesia católica antes que a él mismo y sus exigencias personales. Un gesto de enorme humildad: «Siempre lo recordaré como uno de los hombres más humildes del mundo y, en particular, por el acto que acaba de cumplir», dijo Peter. Un episodio análogo se recuerda también de Juan Pablo II. En aquel caso, la persona interesada era un anciano judío estadounidense, que se habría curado de un tumor en el cerebro después de haber estado presente en una misa privada de Juan Pablo II y haber comulgado.

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