El cardenal Timothy Dolan de Nueva York estuvo entre los 114 cardenales que eligieron al Papa Francisco en marzo, por lo que está en una situación privilegiada para responder a las fascinantes preguntas sobre el reciente cónclave y sus consecuencias. En una entrevista al National Catholic Reporter contesta sobre estos asuntos.
Fuiste uno de los cardenales que eligió a Francisco, y presumiblemente tenías alguna idea de que tipo de Papa sería ¿Hasta qué punto ha salido como esperabas? De cierta forma, ha sido exactamente como esperaba. Una de las cosas que vimos fue a un pastor muy inteligente, un buen hombre con los pies en el suelo. Para usar la expresión del cardenal George Pell, queríamos alguien con “botas sucias”, porque fuera alguien acostumbrado a ir a través de los campos de ovejas. Tenemos eso, y lo tenemos con creces. La sencillez, la sinceridad, la humildad, esa capacidad de hablar desde el corazón, que el mundo está viendo ahora, son todas cosas que habíamos oído sobre él. Uno de los cardenales dijo que necesitábamos alguien con la mente de Benedicto y el corazón de Juan Pablo II, y creo que lo tenemos. Ha sido ya apodado como el cura párroco mundial y creo que ese era justo nuestro objetivo. Si hay una sorpresa, es que él es aún mejor de lo que habíamos previsto. Nos pareció que era bastante bueno, y los informes que recibimos acerca de él en Buenos Aires fueron excelentes, pero lo que está haciendo está superando nuestras expectativas.
¿Cuál sería su mayor sorpresa? También queríamos alguien con buenas habilidades de gestión y liderazgo, y hasta ahora eso no ha sido tan evidente. Es una pequeña sorpresa que no haya jugado su parte en ese frente todavía. Sin embargo, creo que eso es parte de su estrategia. Sabe que las cosas que hablamos hace un momento son más importantes, ya que, en muchos aspectos, la impresión es la realidad. Después de haber creado esta impresión extraordinariamente atractiva – que, por cierto, es muy genuina – de que él es un hombre de sencillez, santidad y simplicidad, será más fácil para él hacer otras cosas en el futuro. Creo que ese fue su primer objetivo, y lo ha cumplido. Yo creo que después de la pausa del verano, vamos a ver más signos de cambios en la gestión. Mientras tanto, creo que el llamar a los ocho cardenales juntos fue genial. Como sabes, esto surgió en las reuniones antes del conclave. Muchos de los cardenales dijeron que el nuevo Papa tendría que buscar una especie de «consejo de sabios», una forma más precisa para ejercer la colegialidad, más allá del Sínodo de los Obispos. (Por cierto en dichas Congregaciones también se dijo que el sínodo debía ser reformado) La idea era la de una continua labor de colegialidad que ayudara al papa de forma permanente. Su “G8” formado por cardenales, es un buen paso en esa dirección.
¿Le ha sorprendido, por ejemplo, que se haya tomado todo este tiempo para hacer un cambio en la Secretaría de Estado? Si nada sucede en octubre me sorprendería, pero no creo que haya nada extraño en que quiera tomarse su tiempo con este tema. En primer lugar, se trata de un hombre de exquisita caridad, y no creo que quiera herir los sentimientos de nadie. En segundo lugar, se ha dado cuenta de que necesita a alguien para un período de transición. Es decir, él ha de tener a alguien que sepa donde están las llaves. Pensé que tal vez vendría a finales de junio o julio, pero no lo ha hecho, y lo que ahora creo es que probablemente está al caer.
Usted es conocido por los medios de comunicación. ¿Está sorprendido por lo positivo del recibimiento a Francisco de los medios de comunicación? Sí, y mucho. Los nuevos líderes siempre gozan de una especie de luna de miel, pero la reputación que está teniendo este hombre desde el principio es simplemente extraordinaria. Por ejemplo, cuando salgo de paseo por la mañana y hablo con el basurero, el policía, el taxista, o los camareros, todos quieren a este tipo. Es totalmente unánime. Dicen, lo que es un gran regalo, “hiciste un buen trabajo con este Papa Francisco”. Es una verdadera inyección en vena para la Iglesia.
Usted es un gran fan de Benedicto. ¿Cómo reaccionas cuando ves a la gente alabando a Francisco por ser diferente de Benedicto? Me molesta. Personalmente, me encanta Benedicto, pero más allá de eso, muchas de las cosas que se dicen simplemente no son correctas. Mire por ejemplo toda esa charla sobre cómo Francisco ha rechazado la «opulencia» del Palacio Apostólico. He estado en el apartamento del Papa y, por supuesto, que el estudio público es muy bonito, pero el resto es sólo funcional. Es como si estuvieran caracterizando a Benedicto como el más “real”, como el tipo monárquico de papa. Lo mismo pasa con el asunto por el cual Francisco no va a la residencia «palacio» de verano de Castel Gandolfo, que en realidad es bastante simple también. Todas estas comparaciones me molestan, tanto porque creo que probablemente hieren a Benedicto XVI, como también creo que no son correctas.
El viaje de Brasil ha causado algunos percances de seguridad en torno a Francisco. Usted es una persona a la que le gusta estar cerca de la gente también. Con los años, ¿ha tenido que aprender a dejarse manejar? Si, he tenido, y empecé de inmediato. Desde la época del cardenal Francis Spellman, el Departamento de Policía de Nueva York ha asignado un detective para acompañar al arzobispo, y cuando me lo asignaron le dije al comisario “Muchas gracias, pero no es realmente necesario. No necesito uno”. Él me dijo, «En realidad no es asunto suyo. Si algo le sucede a usted, soy yo el que está en problemas, así que ya sabéis”. Lo hice, y he aprendido a escucharlos. Hay veces en un grupo, cuando estoy tratando de saludar a tantas personas como sea posible, que me dice, «Gire a la derecha, hay problemas para llegar a la izquierda” Yo no sé de que me está hablando, pero lo hago. O me dice “Vamos a salir por esa puerta mejor que por aquella” y así sucesivamente, otra vez, yo escucho. Por supuesto, ellos saben que yo quiero ver a tantas personas como sea posible, y saben que su trabajo es tratar de hacer que la gente me vea, no de evitarlo. Pero dentro de esos límites, si me dicen: «Nosotros no vamos a hacer esto» o «No vamos a ir de esta forma» Yo tengo que escuchar.
¿Crees que eso es algo que Francisco podría tener que aprender? Creo que sí, y es probablemente lo que esté pasando ahora mismo. Como he dicho, no creo que su afán de estar cerca de la gente sea una especie de estrategia. Creo que lo hace natural y de manera espontánea.
¿Está preocupado por su seguridad? Por supuesto que si. No vi la llegada del Papa el lunes, así que le pregunté a alguien cómo había ido. Me dijeron que la multitud estaba muy entusiasmada, y cuando tuvieron un giro equivocado con el coche en el que estaba, estuvieron verdaderamente preocupados. Me dijeron que él estaba bien, pero realmente fue muy arriesgado. Puse las noticias y al ver el video me asusté también. Hay una deseo en la gente de verle a él, y él no es visible si esta en la parte de atrás de una limusina. También hay, sin embargo, un deseo de cierta seguridad. Tendrán que hacerse a la idea de eso sin cambiar su estilo.
Usted ha sido criticado recientemente por su manejo de casos de abuso sexual en Milwaukee, cuando la archidiócesis publicó una serie de documentos. ¿Qué te pareció? Me decepcionó. Ingenuamente pensé que ya estaba superado, que habíamos hecho todo lo mejor posible, a las personas, tanto en Milwaukee como en Nueva Cork. Básicamente me criticaban por dos cosas. Una de ellas fue la transferencia de fondos destinados al cementerio a una cuenta más secreta y segura, pero esto se hizo de conformidad con la ley de Wisconsin y fue una recomendación directa de la comisión de asuntos económicos de la archidiócesis de Milwaukee. Me sentía como si estuviera siendo criticado por obedecer a la ley. La otra fue el estar dando un sustento a sacerdotes que estaban en proceso de secularización, lo cual la mayoría de obispos ven como un paso que puede ser lamentable, pero en justicia y caridad, tú estás obligado a hacer. Canónicamente y moralmente sigues siendo responsable de ellos, por lo que algún tipo de prestación para la vivienda y la asistencia sanitaria y demás, parece ser lo caritativamente exigible.
¿Le ayuda el tener un Papa popular? Claro, porque la reputación y la credibilidad de la Iglesia son mucho mayores ahora. Incluso los cínicos y los que estaban criticando constantemente están ahora de pie atrás y dicen: «Vamos a dar a este tipo una oportunidad”. Es la comidilla de la ciudad. Antes he dicho que nosotros los obispos hemos perdido mucha credibilidad en muchas áreas, y claramente la buena imagen de la que Francisco disfruta ahora hace las cosas un poco más fáciles.
¿Hay algo en lo que Francisco esté teniendo un impacto personal sobre ti? Examinando mi propia conciencia … en el estilo, en la sencillez, en un montón de cosas. Por ejemplo, he visto al Papa abrir su propia puerta del coche, cerrar su propia puerta, y llevar su propio equipaje de mano. Esto me dijo algo. Yo solía hacer esas cosas por mí mismo, y no creo que ahora lo haga, pero eso es porque como arzobispo de Nueva York hay gente que las hace por mí todo el tiempo. Este es un ejemplo de estar con los pies en la tierra, con esto quiero decir que tengo que ver a este tipo de cerca, porque él es un gran ejemplo para mí. También me pongo a pensar sobre arreglos de vida, como la bonita casa en la que vivo. En cierto modo, no está claro qué puedo hacer al respecto, porque es la histórica residencia tradicional de los arzobispos de Nueva York, y no podemos venderla (Nota: La residencia está unida a la catedral de San Patricio). En general, me he encontrado pensando sobre algunas de las ventajas y las comodidades que asociamos a un Obispo. Él me ha presionado a preguntarme si son necesarias y si podrían ser en realidad contraproducentes.
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Si se eligió un Papa como Francisco I, es debido al reclamo de un pueblo que se encuentra a la deriva y necesitado de restaurar su fe, que es el pilar de la iglesia católica. El exhorto a los cristianos de buena voluntad que realice el Papa, debe ser correspondido por nuestros actos como seres humanos, pues es el clamor ferviente de que deseamos un mundo mejor para todos, pero hay que hacerlo posible.