«¿Rezo por mis enemigos?, ¿rezo por aquellos que me odian?»

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Hoy 18 de junio de 2013, el Papa Francisco, como cada día, celebró la Santa Misa en Santa Marta. Les dejamos un extracto de la homilía que dio en dicha Misa.

  “También nosotros muchas veces nos convertimos en enemigos de los otros: no queremos su bien. ¡Y Jesús nos dice que debemos amar a los enemigos! ¡Y esto no es fácil! No es fácil… también pensamos que Jesús nos pide demasiado. Dejemos esto para las monjas de clausura, que son santas; dejemos esto para algunas almas santas, pero para la vida común esto no sirve. ¡esto no puede ser! Jesús dice: ¡No!, debemos hacer esto. Porque de lo contrario vosotros seréis como los publicanos, como los paganos, no seréis cristianos”.   “¡Rezar! Es eso lo que aconseja Jesús: ‘rezad por vuestros enemigos’. ‘rezad por aquellos que os persiguen’, ¡Rezad! Y decirle a Dios: ‘Cámbiales el corazón. Tiene un corazón de piedra pero cámbialo, dale un corazón de carne, que sienta bien y que ame. Solamente lanzo esta pregunta y que cada uno de nosotros la responda en su corazón: ¿yo rezo por mis enemigos?, ¿yo rezo por aquellos que me odian? Si la respuesta es que sí, yo digo: ‘Sigue adelante, reza más, ese es el buen camino’. Si la respuesta es que no el Señor dice: ‘Pobrecillo. También tu eres enemigo de los demás’. Rezad para que el Señor cambie su corazón. También podemos decir: ‘pero este a mí me ha hecho una gorda’, o estos han hecho cosas malas y eso empobrece a las personas, empobrece a la humanidad. Y con este argumento queremos ir adelante con la venganza, o con el ojo por ojo y diente por diente”.   “Con el perdón, con el amor al enemigo, nos volvemos más pobres: el amor nos empobrece, pero esa pobreza es semilla de fecundidad y de amor por los demás. Como la pobreza de Jesús se convirtió en gracia de salvación para todos nosotros, en riqueza… Nosotros que estamos hoy en la Misa, pensemos en nuestros enemigos, en aquellos que nos odian: sería bonito que ofreciéramos la Misa por ellos: Jesús, el sacrificio de Jesús, por ellos, por aquellos que no nos quieren. Y también por nosotros, para que el Señor nos enseñe esta sabiduría tan difícil, pero tan bonita porque nos asemeja al Padre, a nuestro Padre que hace salir el sol para todos, para buenos y malos. Y nos asemeja al Hijo, a Jesús, que en su abajamiento se ha hecho pobre para enriquecernos a nosotros, con su pobreza”.

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