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La pokemosis

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Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 29

Hemos pasado un terremoto por la provincia de Jaén encuadrado en el pueblo de Peal de Becerro, con una magnitud del 2.0. El calor y la calima soltando lágrimas de arena nos reducen a salir en los medios de comunicación nacionales. Mientras, he encontrado a muchos amigos jugando por la calle con el nuevo Pokémon dentro de su móvil en las manos. He entrado en este juego gracias a un compañero versado en las últimas tecnologías de la informática y el ocio.

Hasta cierto punto, el inventillo no está mal, hace que paseemos andando bajo el sol y el calor africano que nos invade, procurando mirar el suelo para no romperse la crisma en un bache, no saltarse un semáforo en rojo para peatones, y sabiendo llegar a los lugares localizados en la caza de los bichejos que impone la adicción al nuevo matarratos.

Aplaudo que algunos jaeneros han comenzado a conocer mejor nuestras calles, y los monumentos señalados en la memoria del juego de marras. Doy palmas con las orejas, porque algunos de nuestros templos han sido metidos en esos recorridos tras los bichillos que debe uno reducir a la desaparición para sumar puntos.

Se me ha ocurre, como ya han hecho en USA, que las visitas a nuestras iglesias deberían ser aprovechadas por los laicos de la comunidad parroquial para organizar actos de oración ante el Señor en el Sagrario. Nunca viene mal rezar en la mitad de los paseos que el jueguecito obliga a dar, siguiendo el GPS ese, cuando se detiene ante una iglesia parroquial o conventual.

Máxime, cuando en el evangelio de este domingo, el Señor nos enseña la única oración que salió de su boca: el Padrenuestro. La gran oración dirigida a nuestro Padre Dios, alabándolo y pidiéndole que todo lo que rezamos se haga su voluntad así en la tierra como en el cielo.

¡Cuán bueno sería que un grupo de gente portadora del virus de la pokemosis nos viéramos en el interior de la parroquia de San Ildefonso, donde habita nuestra patrona la Santísima Virgen de la Capilla y rezáramos el Santo Rosario, donde se repite el Padrenuestro y el Ave María, con la que saludó el ángel Gabriel a la Virgen María anunciándole que sería la Madre del Señor¡.

Dejo esta sugerencia sobre el aire desprendido de este campanario de papel con el fin de que el famoso jueguecico no sirva para llenar las mentes de los que lo practicamos de monigotes informáticos, sino de pensamientos sanos, de oraciones fervorosas dirigidas al Señor, donde roguemos por nuestras intenciones personales, familiares y eclesiales.

Desconozco el número exacto de jaeneros ocupados de pokemosis, pero dentro de amigos y conocidos pasamos de cien al día de la fecha. Es un buen número para hacer una pokemada en tal o cual lugar, señalado en el circuito del juego, compartir nuestras propias experiencias informáticas, y luego, irnos hasta San Ildefonso, o hasta el Camarín de Jesús, donde mora la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, tan querido para todos los que hemos nacido en este ciudad, o han llegado a vivir entre nosotros y han acogido nuestras tradiciones católicas tanto personal como familiarmente.

Reconozco que en los meses veraniegos, faltan muchos vecinos de esta ciudad, por los atosigantes calores. La sugerencia de la pokemada la podemos trasladar al otoño, cuando en Jaén haya pasado nuestra feria y el curso pastoral esté en pleno movimiento católico. Dios lo quiera, que podamos hacerlo con plena libertad de espíritu y verdad ante el Señor.

Tomás de la Torre Lendínez

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