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Vuelven los monaguillos

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Y Don Jorge González Guadalix una vez más está «sembrao».

http://infocatolica.com/blog/cura.php/1609271150-con-su-sotana-colora

Es ya relativamente frecuente ver monaguillos en misa. En la mía habitual a las 9 de la tarde, ahora ya noche. Que no es hora de muchos niños.

La primera cosa que se me ocurre es que hay parroquias que tienen niños. Buena señal de que funcionan.

Después, benditos los curas que dejan que los niños se acerquen a Él. Incluso físicamente. Son niños y hay que disculparles cosas propias de su edad pero generalmente llama la atención la seriedad con la que desempeñan ese papel. Sin duda debidamente instruidos de su función en misa.

Claro que la campanilla les encanta. Y hay que ver lo bien que suelen hacerlo. Y también parecen felices representando su papel. Hasta orgullosos del mismo. Los padres también crecidos al ver al arrapiezo tan vestido, tan serio, tan considerándose importante. Con lo que se ha captado por lo menos a tres. Y es posible que a más porque hay hermanillos pequeños deseando que les llegue el día de ser como su hermano.

Maravilloso que hayan regresado los monaguillos, la campanilla, la bandeja en la comunión… Se había perdido todo y también a los niños.

Poco antes del verano asistí a una procesión de Corpus en una parroquia de un pueblo importante de España. Dignísima. Un adulto, aunque no de mucha edad, no creo que de más de cuarenta años, vestido eclesialmente para la ocasión aunque no pertenecía al estado clerical, manejaba el incensario con notable brío. Y periódicamente lo iba cediendo a los monaguillos, bastantes, que acompañaban al Santísimo. Pues había que ver la felicidad de aquellos niños, todos con su sotanilla y su roquete o sobrepelliz, que no soy ningún especialista en vestuario eclesiástico, cumpliendo como incensadores e imitando con orgullo de su papel  la energía de quien les iba cediendo el incensario. Eso sí que era instruir deleitando. Daba gusto verlo. A los niños, a los presentes y seguro estoy de que también a Dios.

¿Qué queda después de esa experiencia infantil? En muchos casos nada. O mejor diría que casi nada. Porque hemos oído todos testimonios de personas absolutamente alejadas de la Iglesia y que se manifiestan como ateos o agnósticos que recuerdan con afecto sus años de monaguillos. En otros casos se ha dado la permanencia eclesial. Y en algunos hasta allegada al sacerdocio.

Bendito sea por tanto el regreso de los monaguillos vestidos de monaguillos. Son un adorno de la Iglesia querido como un adorno para Dios. Como deben ser todos los que se dan en los templos. En mi parroquia, que evidentemente no es de gente pobre aunque quienes lo son son acogidos en ella como los demás, y socorridos no poco, muchas veces está el altar adornado con preciosidades florales. Que quedan de bodas celebradas el día anterior. Maravilloso si se ponen para Dios. Si es para la novia pues no me parece mal pero eclesialmente no tiene el menor valor. Aunque, terminada la boda, queden para gloria de Él. Pero si no era esa la voluntad de quienes lo llevaron, el mérito está en los sacerdotes que las han mantenido con ese fin y no en quien se gastó los euros en el ornato floral.

Vuelven los monaguillos a nuestra iglesias. O a una cuantas. Laus Deo.

 

 

Comentarios
8 comentarios en “Vuelven los monaguillos
  1. A Don Julián Herranz, del Opus Dei, como presidente que fue del Pontificio Consejo para Interpretación de los Textos Legislativos, debemos la laxa interpretación del canon 230 que permite la existencia de monaguillas, incluso en situaciones de no necesidad. Ya saben… para evitar la discriminación de las pobre niñas, que también quieren tocar la campanita y llevar hopalandas.

  2. Asturiano

    Son capaces de suprimir la Misa, pero no el sermón. De hecho, para que la Misa dure media hora, se saltan un montón de oraciones. Cuando el sermón es bueno, vale, pero se traga uno cada cosa…

    Cierto que en la Misa actual, el papel de monaguillo queda muy marginal. Por ejemplo, ya no se cambia el misal, con lo que gustaba aquella acción. Pero en la imaginación del cura está conseguir que el monaguillo se crea importante y realice sus funciones con entusiasmo, siempre lo tuvieron.

    Puede ser cantera de nuevos curas. Vale. Pero lo más importante es el aprendizaje de ciertos temas, como el significado de cada parte de la Misa, que casi nadie conoce, o ciertos temas teológicos que salen al comentar las lecturas.

    Creo que conseguir que varios niños tengan un poco de conocimientos teológicos vale la pena. Por tanto, la iniciativa de D. Jorge, como todas las suyas, deberían imitarlas otros muchos y si son todos, mejor.

  3. Soy totalmente partidario que se integre de todos los modos posibles a los niños, pero muchos sacerdotes son totalmente contrarios, y les parece poco serio. Y luego van y suprimen una lectura, porque se pierde tiempo que no tienen. Yo le dije a uno ¿por qué no suprimía su sermón, que para mi era mucho menos importante?. Ni me contestó. Claro que es de los de ¡solo ante el peligro!.

  4. Un gran número de sacerdotes han sido de pequeños monaguillos. Está claro que no todos, y que no haber sido monaguillo no impide que más tarde haya una vocación. Pero es como una «cantera» de un equipo de fútbol, si se me permite la comparación.

  5. Quien maneja el inciensario con destreza y como cargo se denomina turiferario.

    En mi opinión los monaguillos tienen un papel más relevante en la Misa ( siempre como ayudantes) más relevante que simples adornos.

    Es mi opinión, naturalmente.

    En el siguiente comentario voy a intentar un artículo que está bien sobre este tema.

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