La que se arma cada vez que hablo de Ciudad Real

Recordarán no pocos lectores que no hace mucho se armó un notable revuelo por haber expresado yo que la homilía de un cura de esa diócesis me había parecido podemita. Alguien, y no es difícil suponer quien, tocó a rebato y se multiplicaron los comentarios cantando las excelencias del cura y mi ignorancia al suponerle podemita. Pues como algo sabía publiqué una foto del susodicho que no dejaba la menor duda sobre sus simpatías políticas y aquel escándalo, fruto de mi crasa ignorancia, se desvaneció como por ensalmo. Lo que había sospechado al oírle era acertadísimo. En la foto sólo faltaban Errejón y Pablo Iglesias. Pero no me había equivocado en nada.

Ayer o anteayer di cuenta de que Miguel Esparza había dejado, por fin, la vicaría general de Ciudad Real. Y a repetirse la historia aunque de momento con menos intensidad. Sacerdote buenísimo, ejemplar incluso, amigo de todos, sin un solo enemigo en la diócesis… Únicamente cabe atribuir a mi ignorancia supina de todo la entrada que le dediqué. Porque uno se pone ante el ordenador y sin saber nada de nada habla lo primero que se le ocurre. Y así como le puse mal le podía haber elevado a las nubes porque yo escribo según me duela un callo o no.

Supongo que la mayoría de mis lectores entenderá que no. Tengo bastante conocimiento de lo que hablo y numerosas informaciones que me lo suministran. Podré equivocarme porque me hayan equivocado pero en este caso estoy convencido de que no. Y hasta de que fui demasiado discreto.

Prueba exhibida contra mí es que el obispo le nombró Canciller Secretario lo que es evidente que muestra el altísimo aprecio que le tiene. Pues sí, como si el arzobispo de Madrid manda al párroco de la Concepción o de los Jerónimos a una parroquia de Alpedrete. Extraordinaria muestra de confianza y de aprecio. Ser vicario general es ocupar el segundo puesto de la diócesis después del obispo. Canciller-Secretario, Ecónomo o delegado de Ecumenismo

Algo así como si Rajoy cesa a un ministro y le nombra subdelegado del Gobierno en Soria. Como para decir el enorme aprecio que tiene a esa persona.

Hablé de Esparza y no de Tomás Villar que ha pasado a ser vicario general único. Pues igual cualquier día hablo también de Villar. Del que tampoco sé nada y si no me duele el callo le pondré por las nubes  y si me duele a los pies de los caballos. Pues también algo sé de Villar.

Nunca he pretendido marcarle una hoja de ruta al nuevo obispo. Creo que la mejor prueba de ello es que no hablé de Esparza hasta el día de su cese. Y no le cesé yo. Aunque me haya alegrado. Las decisiones episcopales las toman los obispos, con acierto o sin él, y estoy muy convencido de que si quisiera pilotarlas sería absolutamente contraproducente. Como debe ser.

Pero los defensores de pobres se deberían pensar más sus defensas porque igual el pobre sale retratado. Y esto no es el menor chantaje porque esta cigüeña no gana ni pierde nada con que Esparza o Villar sigan o cesen. La que puede ganar o perder es la diócesis. Pero eso es Don Gerardo Melgar quien tiene que valorarlo. Acertando o no en su valoración.

Lo de la salud de Esparza, y le deseo la mejor posible, me parece una treta más de defensa de su persona. Si era tan mala, pues a renunciar. Y la tenía más o menos igual con Algora. Pero no será tan mala, de lo que me alegro mucho, cuando le permite ser Canciller-Secretario. No me puedo creer que Don Gerardo quiera exprimir a ese sacerdote por encima de sus fuerzas. No es su estilo. Más bien lo que ha querido, supongo, es hacerle menos dura su caída. Con un puesto curial, de cierta importancia, pero mucho más irrelevante en la marcha de la diócesis.