¿Han envejecido las Edades del Hombre?

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Enviado para el número de 1 de noviembre de Siempre P’Alante

Es un titular de uno de los penúltimos artículos de José Francisco Serrano Oceja. Y digo de los penúltimos porque escribe tantos que el que acabas de leer ya tiene algunos por delante. ¿Quién es José Francisco Serrano? Un laico comprometido con la Iglesia desde hace muchos años y con compromiso marital. Doble. De él con la Iglesia y con su matrimonio que también está, el matrimonio, él y ella, al servicio de la Iglesia. Que no es mal modo de asegurar un matrimonio.

Yo conozco al matrimonio. Poco. A ella de un par de encuentros circunstanciales. A él de no muchos más. No nos llamamos para coordinar acciones o estrategias. Si coincidimos ocasionalmente es sin discrepancias notables y reconociendo por mi parte en ambos un muy notable sustrato intelectual, acreditado además por sus correspondientes títulos y currículos, y una clara militancia eclesial. De él hay algo que me fastidia un poco. Cántabro de totales cantabridades es más gallego que yo. Como si hubiera nacido en Villalba.

Pero no quiero escribir sobre los Serranos sino sobre las Edades del Hombre a las que dedicó su seguramente hoy, cuando acabo de leer lo que ha escrito, ya su antepenúltimo artículo porque su tecla es inagotable.

Las Edades del Hombre han sido, siguen siendo, una muestra impresionante de belleza y de religión. Si alguien ve los catálogos de todas sus exposiciones se quedará asombrado de tanta obra de arte dedicada a Dios. Y si las visita la impresión llega todavía más al corazón. De ellas se sale más católico. Más amante de Dios y de su Iglesia. Esa obra extraordinaria de las Iglesias de Castilla y León ha sido copiada, qué fácil es copiar lo bueno y qué poco se hace, por otras Iglesias españolas. Hemos disfrutado dos de las diócesis levantinas, también nosotros somos matrimonio aceptablemente avenido, en Orihuela y Segorbe, y acabo de hablaros de la manchega, mejor alcarreña, de Sigüenza. Bellísimas todas. Y testimonio de otro matrimonio espiritual: el de los pueblos con su Iglesia. En todas las iglesias de esos pueblos. Que eran pueblos de Dio y para Dios. Si es que en todos ellos la única construcción visible desde lejos es la de su iglesia. Levantada no desde la esclavitud de las pirámides de Egipto sino desde el amor. A Cristo y a su Iglesia.

Hoy además, tanta belleza, concentrada en las Edades, supone una inyección económica a las localidades, no pocas muy necesitadas, donde se celebran. Bendita sea. Pero esa no creo que sea la intención última de la Iglesia aunque la considere y se alegre de ella. Ya en autoridades civiles tal vez sea el motivo de su apoyo, imprescindible por otra parte. Y también el de dar a conocer a muchos las maravillas de arte que albergan sus ciudades y pueblos para atraer, sobre todo, más turismo. No critico su actitud. La agradezco. Si es que la Iglesia además de bienes espirituales los logra también materiales.

Las Edades han decaído algo en espectacularidad. Os los dice alguien que ha visitado todas creo que salvo tres. Dos de ellas por estar dedicadas a los libros y a la música, cuestiones ciertamente importantes y seguro que además completadas con otras obras de arte bellísimas, pero que no me motivaban especialmente, y una tercera, creo que en el norte de Burgos, ¿Oña tal vez?, que a pesar de nuestro propósito no llegó a realizarse.

Pero pese al decaimiento mencionado siguen siendo, Aranda, Arévalo, Toro, localidades de las diócesis de Burgos, Ávila y Zamora, dignísimas de la visita a las localidades y a su entorno. Y por supuesto a la exposición. Que no deja frío a nadie. Aunque es posible que menos caliente de lo que se debiera. Me explico.

He leído, me parece recordar, que Alfonso Guerra, el de entonces, disfrutaba estéticamente visitando iglesias, monasterios y hasta hablando con monjas. La belleza del arte dedicado a Dios llega a toda persona sensible a lo hermoso. ¿Cómo era aquello de ex opera operato y operantis? Las Edades conmueven por sí mismas. Son catequesis. Pero tal vez la Iglesia debería explicitar más la catequesis. Por medio de los guías, por algún sacerdote que se hiciera presente. Podría también ser algún seglar que no contara que los Jesusitos eran los juguetes de unas monjas necias.

Yo no creo, respondiendo a la pregunta de José Francisco Serrano, que las Edades hayan envejecido. Pienso, sin embargo, que no se les saca toda la catequesis que se debería. Pero tal vez eso también lo piensa él. ¿O no? ¿Quién sabe? Si da sopas con honda a la mayoría de los gallegos.

 

Comentarios
4 comentarios en “¿Han envejecido las Edades del Hombre?
  1. Visité Toro este verano, junto con unos amigos, y yendo desde lejos, con el exclusivo propósito de ver la exposición. Y no me defraudó. Era la primera vez que acudía a una convocatoria de «Las Edades del Hombre», así que no puedo comparar.
    Las explicaciones, realizadas por una joven con un excelente conocimiento del asunto, eran profundas y ponían de relieve continuamente el mensaje cristiano. Tanto es así que, aunque a mi me encantaban, pensé que algún descreído que visitara la exposición podría sentirse pelín incómodo. Peor para él.
    Lo que sí decepcionó un poquito fue Toro, pues lo mejor de la ciudad, que es sin duda la Colegiata, quedaba bastante enmascarada por la propia exposición. Pero es que, además, hacía tanto calor…

  2. He visitado algunas de las ediciones de las Edades del hombre. La última la de Toro.
    Por mi parte me parecen exposiciones geniales, con enfoque muy inteligente; la de Toro, tenía como hilo conductor el agua y desde luego me pareció con un enfoque catequético evidente, quizás un poco sutil.
    Son un regalo para los creyentes y los que no lo son, y una fuente de ingresos para las localidades en las que se celebran. Al mismo timpo sirven para dar a conocer hermosas poblaciones.

  3. Lo que usted llama galleguismo en Francisco José Serrano Oceja en el CEU lo llamamos de otra manera más clara y contundente.

  4. Efectivamente, en esas exposiciones y en las visitas a las catedrales se ve que el guía se limita a quien lo hizo y en qué época, sin sugerir ni de lejos la historia que hay detrás de lo representado. Millones de personas visitando catedrales, y la Iglesia, una vez mas, al igual que ocurre con los colegios católicos, ni se plantea usarlos para evangelizar.

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