¿Puede una sociedad vivir sin valores?

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Diego S. Meca (El Confidencial 02/03/14) afirma que hoy, so capa de libertad, hemos borrado los valores, arrinconándolos en el desván privado de cada uno en su conciencia. Cada cual piensa como quiere, valora según prefiere y busca lo le brota, pues todo da igual.   “Se piensa que todo esto de los valores, de los significados y de los fines, queda relegado al plano de las subjetividades individuales y de las creencias de cada uno, y que, como la religión, debe tener su lugar propio en la esfera de lo privado”.   ¿Seguro que da igual? Si no buscamos nada juntos, si no estamos unidos, entonces ni existe sociedad, ni realmente convivimos: simplemente nos soportamos, porque no nos atacamos.   Estamos en una sociedad vacía, sin metas compartidas, sin afanes que nos unan… salvo el consumo, el poder, la riqueza, el confort, el dinero, el placer y el derrochar. –Pero… ¿para qué? ¿Qué sentido tiene? ¿Dejarnos matar por dinero? ¿Cuál es el “valor” que juzga todo eso?   “En España, el 80 % de la población cree que las leyes están hechas para favorecer a los ricos y poderosos. O sea, para que se beneficie una minoría, en detrimento de la mayoría”.   Las personas, los hombres, los seres humanos, hemos dejado de ser el motivo y el fin, el valor de referencia. Que muera gente, da igual. Lo importante es que no frene el avance económico, el progreso científico, y el desarrollo de los países…¡de los que pueden pagarlo!   “Los individuos humanos ya no son quienes dan sentido y coherencia a los procesos.  El modelo económico capitalista refuerza este debilitamiento del individuo como ser humano. Es la crisis económica, financiera, política y social que padece Europa, como revela el informe «Gobernar para las élites: secuestro democrático y desigualdad económica», de Oxfam Intermón.   Las desigualdades económicas concentran los recursos económicos en sólo una minoría: la mitad de la riqueza mundial está en manos del 1% de la población, y mucha de esa riqueza está en paraísos fiscales. Sólo 85 individuos poseen en sus fortunas, lo mismo que otros 3.570 millones de habitantes del mundo, que son media humanidad. ¿Tiene sentido?   En una misma empresa, un alto directivo puede ganar mil veces lo que un empleado suyo. Botín, B. Santander, tres millones €; Francisco González, BBVA, cinco millones €, mientras los españoles atendidos en Cáritas pasaron de 370.000 en 2008, a 1’3 millones en 2013.   “Esta desigualdad es destructiva, porque socava la sociedad desde dentro”. Desune y enfrenta, elimina toda aspiración común por ganar unos valores y por alcanzar unos fines compartidos, borra el proyecto común y el sentido del orden social. Sentirnos ciudadanos, un afán por hacer el país más grande… suenan hoy a broma. La sociedad deja de existir como sociedad, y se convierte en una masa informe de individuos que controlar y dominar.   A un alumno mío le echan de estudiante, por no pagar: al no ser estudiante, le expulsan de la beca en que trabajaba. ¿Cómo va a poder pagar sus estudios? ¿En qué están pensando? La burocracia se convierte en una máquina fría sin alma. El Estado, la Administración pública, se vuelve una fuerza hostil, un enemigo que busca devorarnos, aplastando nuestra libertad.   Así va una sociedad despersonalizada, como una máquina, sin fundarse en los valores. · Es necesario recobrar la honra y el valor de sentirnos ciudadanos, · el orgullo por cumplir con las leyes y por pagar los impuestos, · el gusto de obedecer y respetar, reconocer y acatar a la autoridad, · la responsabilidad de contribuir a la sociedad que formamos, · el afán por ayudar a los demás por salir adelante con nuestro trabajo, · el sentido de que lo que no podemos conseguir solosjuntos todos lo lograremos. ¡Aúpa!

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