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Necesitamos PASTORES

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Estos son de esos documentos que por mucho que pase el tiempo desde que se dijeron nunca pierden ni actualidad ni capacidad de hacer reflexionar por eso conviene de vez en cuando sacarlos de nuevo a la palestra.   Se trata del discurso pronunciado por el papa Francisco a los participantes en las jornadas dedicadas a los representantes pontificios el viernes 21 de junio de 2013. En estas líneas el papa Francisco con palabras muy directas y comprensibles expresa cómo deben de ser los criterios para la elección de los nombramientos episcopales: ¡Pastores! Los necesitamos, dijo.  Lo comparto como recuerdo y reflexión ya que, cada uno en su propia realidad y servicio a la Iglesia, creo que estas palabras son igualmente útiles para los sacerdotes:  

“En la delicada tarea de llevar a cabo la investigación para los nombramientos episcopales, estad atentos a que los candidatos sean pastores cercanos a la gente. Este es el primer criterio. Pastores cercanos a la gente. ¿Es un gran teólogo, una gran cabeza? Que vaya a la universidad, donde hará mucho bien. ¡Pastores! Los necesitamos. Que sean padres y hermanos, que sean mansos, pacientes y misericordiosos; que amen la pobreza, interior como libertad para el Señor, y también exterior como sencillez y austeridad de vida; que no tengan una psicología de príncipes. Estad atentos a que no sean ambiciosos, que no busquen el episcopado. Los que buscan el episcopado…, no, no funcionan. Y que sean esposos de una Iglesia, sin estar en constante búsqueda de otra. Que sean capaces de guardar el rebaño que les será confiado, o sea, de tener solicitud por todo lo que lo mantiene unido; de velar por él, de prestar atención a los peligros que lo amenazan, pero sobre todo capaces de velar por el rebaño, de estar en vela, de cuidar la esperanza, que haya luz y sol en los corazones; de sostener con amor y con paciencia los designios que Dios obra en su pueblo. Que los pastores sepan estar ante el rebaño a fin de indicar el camino, en medio del rebaño para mantenerlo unido, detrás del rebaño para evitar que nadie se quede atrás. El pastor debe moverse así”. 

Anteriormente a estas palabras Francisco habló  

“Del peligro, también para los hombres de Iglesia, de ceder a lo que llamo, retomando una expresión de De Lubac, la «mundanidad espiritual»: ceder al espíritu del mundo, que lleva a actuar para la propia realización y no para la gloria de Dios, a esa especie de «burguesía del espíritu y de la vida» que empuja a acomodarse, a buscar una vida cómoda y tranquila.”  

Y acabó su reflexión con la célebre frase (no se si era de S. Bernardo en su libro “De consideratione”):

 «si sanctus est oret pro nobis, si doctus est doceat nos, si prudens est regat nos»

(si es santo que ruegue por nosotros, si es docto que nos enseñe, si es prudente que nos gobierne).  Solo me cabe añadir: ASÍ SEA!

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