Turismo gota a gota

Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 31 Subidos a la cresta suave de la aparente y lenta salida de los duros años de la crisis económica, social y moral, por todas partes se reparten prebendas: más ofertas de plazas de empleo público, más tramos nuevos de carreteras terminadas, y mejores atractivos turísticos agrupados en la feria de turismo de interior que hoy termina en nuestra ciudad. Por las tierras de adentro, camina un turismo lento y selecto, buscador de la tranquilidad de una casa rural que fue un viejo molino aceitero, o una legendaria casería de burgueses nacidos al calor de la desamortización de los bienes eclesiales durante la década de los años treinta del ochocientos. Muchos monumentos religiosos se perdieron en aquella furibunda incautación de bienes y su inmediata exclaustración monástica masculina y femenina. Solamente en la ciudad de Jaén cerraron los jesuitas, los dominicos, los trinitarios, los carmelitas, los agustinos, los hospitalarios, y otros cenobios femeninos. Del interior de aquellas casas salieron imágenes sagradas salvadas de las manos usurpadoras, que hoy son devoción responsable de la Semana Santa. Buscando esas piezas artísticas, recorriendo los museos propios locales, la riada de turistas de tierras adentro se pasean por villas, pueblos y ciudades, anhelantes de entrar en ermitas patronales, o en iglesias parroquiales, levantadas, durante siglos, por la fe de un pueblo cristiano que deseaba construir unas casas muy dignas y monumentales a Dios Nuestro Señor. La ruta del Renacimiento no solamente está en Baeza o Úbeda. Pasear por Andújar, Huelma, Villacarrillo, Linares, Sabiote, Jódar, Mancha Real, Alcaudete, Alcalá la Real…es gozar de una galería de monumentos renacentistas y barrocos. La Iglesia, en los últimos años, es consciente que sus templos son objeto de visitas de los turistas de tierras adentro, en algunos lugares se han confeccionado pequeñas guías acompañantes, o algunos voluntarios sirven de maestros para exprimir la belleza de un templo, una imagen o un cuadro, como ocurre con el Greco, sito en Santa María de Andújar. El grado de conservación de los templos es digna, tanto gracias a la propia hacienda de la institución eclesial, como a la colaboración prestada por otras administraciones civiles. Las autoridades locales son conscientes que la hostelería situada en los pueblos es la beneficiaria directa de esos buscadores de rincones típicos dignos de inmortalizar en las cámaras metidas dentro de los teléfonos móviles. Los propios curas de las parroquias son conocedores que su colaboración con ese turismo de gota a gota, beneficia a la localidad poseedora de un pequeño patrimonio de enseres litúrgicos antiguos que deben exponerlo a la vista de los diversos turistas que en fines de semana o puentes pasan por los pueblos donde ejercen su ministerio pastoral. En definitiva, el turismo de tierras adentro siempre trae beneficios a todos, por lo tanto bienvenida sea la feria que hoy cierras las puertas, donde seguramente se habrán hecho transacciones y contactos con empresas turísticas del resto de España produciendo paquetes atractivos para que el gran valor humano, cultural, gastronómico del turismo nunca caiga en el olvido, ni en el aldeanismo mental de otros puntos de la geografía nacional. Tomás de la Torre Lendínez